El PP y la burguesía española han intensificado su ofensiva contra la intención de la Generalitat de convocar este año un referéndum sobre la independencia de Catalunya. Más allá de las intenciones reales de Puigdemont, lo que está claro es que Rajoy y el PP —apoyados por Ciudadanos, una buena parte de la dirección del PSOE y la escuadra mediática habitual— pretenden presentar el derecho democrático del pueblo de Catalunya a decidir su relación con el Estado español como un desafió apocalíptico: “golpe de Estado”, “ataque a la convivencia”, “secesionismo separatista”… ¡Que cinismo! ¡El mundo al revés! El gobierno de los recortes y la corrupción, de los herederos de la dictadura que mantienen los símbolos franquistas y reprimen las libertades, presentan el referéndum como una “amenaza a la democracia”.

Rajoy y el PP intentan mantener prietas las filas de su base social más reaccionaria y desviar la indignación que provocan los escándalos de corrupción y sus recortes azuzando el nacionalismo españolista más despreciable. Pero la verdad es que su actitud respecto a este asunto concita un rechazo masivo. En una encuesta de Metrocopia publicada por El País el domingo 27 de mayo, el 77% de los ciudadanos del Estado considera que Rajoy ha gestionado mal esta crisis, un porcentaje que sube en Catalunya hasta el 96%. También en Catalunya un 71% de los encuestados opina que la mejor manera de resolver la situación es que se celebre un referéndum negociado y legal, mientras en el resto del Estado es el 38% ¡Casi un 40% a favor de un referéndum fuera de Catalunya!

Para llevar adelante sus políticas represivas el gobierno necesita aliados, empezando por Ciudadanos y siguiendo por el ala derechista del PSOE encabezada por Susana Díaz. Esta ofensiva contra los derechos democrático-nacionales es también una primera prueba de fuego para Pedro Sánchez. Durante su campaña, Sánchez habló del carácter plurinacional del Estado español lo que le permitió, entre otros factores, arrasar en las primarias socialistas de Catalunya (82% de los votos). Lamentablemente, los primeros pasos de Sánchez tras obtener de nuevo la Secretaria General han sido desacertados en grado máximo: ha trasmitido a Rajoy su apoyo contra la celebración de un “referéndum ilegal”, otorgando un nuevo balón de oxígeno al gobierno precisamente cuando éste atraviesa una situación de debilidad.

Derecho de autodeterminación sí, apoyar a la burguesía catalana no

Cualquier intento de impedir el derecho del pueblo de Catalunya a decidir qué lazos desea mantener con el resto del Estado (incluida la posibilidad de la independencia) debe ser rechazado tajantemente. Al mismo tiempo hay que denunciar que el PDECAt y la burguesía catalana nunca lucharán consecuentemente por la liberación nacional y social de Catalunya. Defienden demagógicamente la “independencia” con el objetivo de ocultar sus verdaderos intereses de clase y desviar la atención del hecho de que participan de las mismas redes de corrupción que el PP y aplican sus mismas políticas de recortes y austeridad. El último ejemplo lo hemos tenido en la intervención decisiva del PDECat para aprobar el decreto de la estiba que precariza el sector y llena los bolsillos de la patronal. Pero antes lo hemos visto mil veces, en su entusiasmo a la hora de aplicar la reforma laboral, la de las pensiones, o emplear la maquinaria represiva de los Mossos d’Esquadra contra los movimientos sociales y las organizaciones de la izquierda.

Mientras se desafían públicamente con el referéndum, peperos y convergentes consensúan secretamente ataques al empleo, la educación y la sanidad pública, y el conjunto de políticas que necesitan los capitalistas para incrementar a nuestra costa sus beneficios. Esa es la razón de que Puigdemont hable de desobedecer al Estado pero se niegue a organizar ninguna movilización de masas para preparar esa supuesta desobediencia. Saben que en Catalunya existe un enorme malestar social, y que una movilización social masiva por el derecho a decidir y contra la represión del PP, acabaría expresando también el rechazo a la corrupción y los recortes de la burguesía catalana y un deseo de cambio profundo.

Por su parte, los dirigentes de ERC y la CUP utilizan la promesa del referéndum hecha por Puigdemont como una excusa para seguir apoyando sus políticas de derecha. Con su estrategia de colaboración de clases los dirigentes de la CUP han dado cobertura a la burguesía catalana para que tome la iniciativa y pueda escurrir el bulto de sus responsabilidades. La dirección de la CUP está actuando como la bota izquierda de una gran coalición que hegemoniza el PDEcat para defender sus intereses y los de su clase.

Desde Esquerra Revolucionària defendemos la celebración de un verdadero referéndum de autodeterminación, y por eso es fundamental arrebatar a la burguesía catalana la dirección de este proceso. El único modo de garantizar el ejercicio real del derecho de autodeterminación es luchar por una Catalunya socialista y eso pasa, ahora mismo, por la movilización masiva y continuada para derribar tanto al gobierno del PP como el Govern del PDECat.

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