¡No pasarán!

Las elecciones del 28 de abril y del 26 de mayo van a ser un reflejo de la completa inestabilidad que corroe al régimen del 78 y la gran polarización política que se ha instalado en la sociedad. La convulsión abierta por el movimiento de masas a favor de la autodeterminación y la república en Catalunya, el avance de la extrema derecha —aupado por la ofensiva españolista y la crisis del PP—, y una movilización que se mantiene desafiando los esfuerzos de la burocracia sindical y la socialdemocracia por desactivarla, son las expresiones más llamativas de este nuevo periodo.

Pero estos fenómenos no surgen casualmente, se explican por la grave crisis del capitalismo español y por una catástrofe social que sigue profundizándose. Los datos son estremecedores: más del 90% de los contratos firmados este año son temporales y 9 millones de asalariados cobran menos de 800 euros al mes. El desempleo afecta a más de 3,5 millones de personas, y el 26,6% de la población —12,4 millones— vive en riesgo de pobreza. La situación en Hego Euskal Herria no es tan diferente como ha denunciado la mayoría sindical.

Polarización creciente

La victoria de Pedro Sánchez en la moción de censura de junio de 2018, se vio impulsada por una enorme movilización social: la gran huelga general feminista del 8 de marzo, las Marea Pensionista, la lucha por la república catalana y contra la represión, las masivas manifestaciones por la libertad de los jóvenes de Altsasu, o contra la dispersión de los presos vascos… han marcado el tono de la ola ascendente. El PNV, que había aprobado los presupuestos y sostenido el Gobierno de Rajoy, no pudo aguantar más la presión de una calle particularmente activa en Hego Euskal Herria. 

La convocatoria anticipada de elecciones supondrá una nueva escalada en la polarización política ya existente. Los intentos de rebajar la crispación política han fracasado, y los viejos demonios han vuelto a hacer acto de presencia, en el lenguaje, en los gestos y en el programa del PP, Cs y Vox. La ridícula propaganda de la socialdemocracia de que vivimos en un “Estado democrático y de derecho”, no puede camuflar el ADN franquista de la derecha y las taras reaccionarias que marcan la actuación de un aparato del Estado heredado de la dictadura.

En las elecciones andaluzas vimos los efectos desmovilizadores de la política continuista con los recortes y la austeridad del PSOE, sus promesas incumplidas, su apoyo al 155 y las consecuencias de la lógica del capitalismo. Pero el batacazo no fue sólo de Susana Díaz, también Unidos Podemos sufrió una fuerte sangría. El ansia de llegar al gobierno al precio que fuera, abandonando la confrontación con el sistema y la movilización, ha desdibujado las diferencias que podían existir entre el PSOE de Pedro Sánchez y el Podemos actual.

Derrotar al bloque reaccionario en las calles y en las urnas

Ante la irrupción de Vox, el PNV aprovecha para blanquearse políticamente y presentarse como un partido “de centro progresista”. Pero sus supuestas preocupaciones ante el auge de la extrema derecha son puro humo. En lo fundamental apoya y aplica las mismas políticas económicas y sociales de la derecha  en Euskadi: recortes sociales, privatizaciones y represión contra la clase trabajadora para hacer de oro a la burguesía a la que tan fielmente representa.

El bloque reaccionario de la derecha españolista ha puesto en su punto de mira los derechos democráticos de las naciones oprimidas, al movimiento feminista e inocula el veneno de la xenofobia y el racismo. Usa el discurso franquista más rancio y la demagogia para dividir y aplastar a la clase trabajadora. Mientras, en sectores de la derecha nacionalista se defiende el actual “marco autonómico” como escudo para disolver y neutralizar el contenido revolucionario que las movilizaciones populares a favor del derecho a decidir tienen en Catalunya, Galiza y Euskal Herria, y el desafió que suponen al régimen del 78 y al sistema capitalista.

El PNV se sitúa en este segundo campo, liderando un discurso en defensa de la autonomía, la Constitución española y el régimen del 78. Cuando el 1 de octubre de 2017 el pueblo de Catalunya protagonizaba una lucha ejemplar por el derecho a decidir y se enfrentaba a la maquinaria represiva del Estado español, el Lehendakari Urkullu, cómo el mismo ha declarado ante los tribunales, hizo todo lo que pudo en alianza con Rajoy para acabar con este movimiento inspirador.

El PNV no sólo renuncia vergonzosamente al derecho de autodeterminación para Euskal Herria, desde las instituciones que gobierna ha protagonizado una auténtica guerra contra la mayoría sindical y los derechos de la clase trabajadora vasca, cerrando gaztetxes y reprimiendo impunemente a la juventud, y retratándose como lo que en realidad es: un partido corrupto. Es tarea de la clase obrera y la juventud de Euskal Herria desenmascararlo en las urnas, pero sobre todo fortaleciendo la lucha en las calles contra sus políticas capitalistas.

Desde Ezker Iraultzailea contribuiremos con todas nuestras fuerzas a la derrota del bloque reaccionario del PP, Cs y Vox en Euskal Herria, pero también a la de las políticas capitalistas de austeridad y recortes que llevan a cabo el PNV y el PSE y que asfaltan el camino a los anteriores. Es el momento de que EHBildu, como Elkarrekin Podemos, defiendan una oposición contundente a la derecha españolista y a los partidos que en Euskal Herria gestionan el capitalismo lesionando los intereses de la mayoría trabajadora. Si quieren cumplir con esta mayoría hay que dejar claro que en las instituciones parlamentarias o los ayuntamientos, sólo podremos conquistar mejoras si están respaldadas por la movilización masiva y contundente, uniendo los sectores en lucha, y rechazando pactos con la derecha y rebajas en el programa político.

La experiencia demuestra que votar no basta. Para derrotar a la derecha en la urnas y defender los intereses de los trabajadores, la juventud y de todos los que hemos sufrido las consecuencias dramáticas de la crisis capitalista y los recortes, se necesita construir una izquierda de combate, con fuertes raíces en el movimiento obrero y los sindicatos de clase, en los centros de estudio y en los movimientos sociales. La lucha por la liberación nacional jugará un papel decisivo en esta batalla. Por eso es necesario que la izquierda, tanto en las naciones oprimidas como a nivel estatal, una la defensa consecuente del derecho a la autodeterminación a la transformación socialista de la sociedad.

Esta es la alternativa que defendemos desde Ezker Iraultzailea: un programa de ruptura con el capitalismo, por la nacionalización de la banca y los grandes monopolios, por el derecho de autodeterminación y la república socialista.

¡No hay tiempo que perder!

¡Para derrotar a la derecha en las urnas y en las calles, únete a Ezker Iraultzailea!

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