La presentación del Plan Ibarretxe en el Parlamento vasco ha tenido el efecto esperado de polarizar toda la atención en torno al mismo. La burguesía española ha sentido tambalearse la “España una grande y libre” posfranquista y se ha lanzado a un ata La presentación del Plan Ibarretxe en el Parlamento vasco ha tenido el efecto esperado de polarizar toda la atención en torno al mismo. La burguesía española ha sentido tambalearse la “España una grande y libre” posfranquista y se ha lanzado a un ataque furibundo, mientras que las organizaciones de izquierda se han limitado a ponerse al lado de la burguesía española, en el caso de la dirección del PSOE, o al de la burguesía vasca, en el caso de IU y EH, por mucho que hayan tratado de matizar sus diferencias. Pero... ¿qué es el llamado Plan Ibarretxe? ¿Qué consecuencias tendrá? ¿Qué deberían de hacer las organizaciones de izquierda?

El PSOE debe romper definitivamente con el Partido Popular

Los marxistas no apoyamos dicho plan, si bien nuestra oposición al Plan Ibarretxe parte de una lógica diametralmente opuesta a la del Partido Popular y a la que están manifestando los dirigentes del PSOE, ya que no se trata de negar los derechos democrático-nacionales del pueblo vasco, sino de defenderlos hasta sus últimas consecuencias. Los marxistas no somos nacionalistas, pero reconocemos el hecho nacional y distinguimos entre las naciones opresoras y oprimidas.

La defensa de los derechos democráticos del pueblo vasco como la lengua, la cultura y la defensa del derecho de autodeterminación jugó un papel importantísimo en la movilización de centenares de miles de trabajadores en Euskal Herria y en todo el Estado contra la represión franquista, lo que demuestra cómo es un motor añadido en la lucha contra la opresión del capital. Pero la cosa no acaba ahí. El hecho nacional, de ser un motor en manos de las masas revolucionarias, puede convertirse en un freno, en un “divide y vencerás”, si es liderado por las respectivas burguesías nacionales, que utilizan la cuestión nacional para la defensa de sus intereses de clase y para desviar la atención de la clase trabajadora en defensa de los suyos propios.

En la época de la Transición el Partido Socialista defendía el derecho de autodeterminación para Euskadi, que es la única forma democrática de resolver la cuestión nacional. Por el contrario, ponerse detrás del Partido Popular polariza la situación en beneficio de la burguesía española y vasca, y provoca continuas crisis internas en el propio PSOE, que se ve desprovisto de una política independiente y de clase en una cuestión fundamental como es la defensa de los derechos democráticos.

¿Qué es el Plan Ibarretxe?

El denominado Nuevo Pacto Político para la Convivencia comienza, bajo el título Camino Recorrido, con un rechazo explícito a la política represiva del PP, que trata el plan de “independentista” y “plan de ETA” y un rechazo a las amenazas vertidas en los medios de comunicación como: “se aplicará la ley con todas sus consecuencias”, “será necesario recurrir a medidas excepcionales para hacer entrar en razón al Gobierno Vasco” o “impediremos el referéndum a cualquier precio”. También se cita al secretario de Libertades del PSOE, López Aguilar, que propuso “utilizar los servicios secretos contra el Plan Ibarretxe”. ¡Vaya forma de defender las libertades!

Las amenazas y acusaciones del PP y de dirigentes del PSOE solo sirven para dar bazas a la burguesía vasca PNV-EA, que aparece como la víctima en unos momentos en que ella misma hace efectiva la ilegalización de la izquierda abertzale y el recorte de derechos fundamentales como el de manifestación, asociación etc.

‘Consideraciones’

En segundo lugar dicho Plan presenta diez Consideraciones que enmarcan la filosofía del nuevo Estatuto de Libre Asociación con el Estado Español. Una propuesta que se hace en nombre del Gobierno vasco, del que forma parte Izquierda Unida como socio simbólico para dar al plan un aire de mayor legitimidad frente a las masas.

En estas consideraciones se indica la voluntad del Gobierno vasco de llevar adelante dicho plan aprobándolo el 25 de octubre en el Consejo de Gobierno y sometiéndolo a la discusión y votación del Parlamento vasco, en el que sólo prosperará si al menos algunos parlamentarios de Euskal Herritarrok le dan su aprobación.

En estas Consideraciones se deja bien claro que “no se plantea en términos de ruptura sino de convivencia”, en referencia al Estatuto y la Constitución y sus posibilidades de reforma “si hay voluntad política” (que obviamente no la hay en absoluto y el PNV lo sabe de sobra). Es una propuesta que se hace desde la Comunidad Autónoma Vasca respetando las decisiones propias al respecto de Iparralde y de Navarra. La décima consideración es la que “respeta el derecho que le asiste al Pueblo Vasco para decidir libre y democráticamente su propio futuro”.

Así pues en la misma filosofía del Plan se ven sus intenciones. No es verdad, como dice el PP, que persiga la independencia. La burguesía vasca necesita el mercado español para sus productos de la misma manera que la burguesía española no quiere perder el mercado vasco para los suyos propios. Por ello la orientación de la izquierda abertzale hacia el PNV persiguiendo un frente soberanista está absolutamente condenada al fracaso. De hecho, uno de los objetivos de este plan es la división de la izquierda abertzale y lo hace quitándoles parte de su programa, que no rebasaba el marco democrático-burgués, como es la aspiración legítima a una Euskal Herria unida, igual que la defensa del derecho a decidir sobre su futuro y la supuesta ruptura del marco estatutario.

La burguesía vasca sabe que dicho Plan no tiene ninguna posibilidad de prosperar; pero eso no es fundamental ya que, al igual que ocurre con una bomba de humo, mantendrá durante dos años al menos la atención social en el mismo, ocultando de ese modo la política represiva y los recortes de los gastos sociales que aplican tanto el PP como el PNV. El Plan, además, les permite debilitar al PSOE, EH e IU, que solo pueden evitarlo si rompen con la burguesía, giran a la izquierda y adoptan un programa de clase que implica la defensa de los derechos democrático nacionales junto a un programa auténticamente socialista para transformar la sociedad.

‘Contenidos’

En el apartado de Contenidos, junto a un preámbulo donde se vuelve a reafirmar el derecho del pueblo vasco a “existir con identidad propia en el conjunto de los pueblos de Europa”, a decidir su propio futuro, a que el Parlamento vasco pueda realizar consultas vía referéndum, “se incorpora el compromiso de no ejercer unilateralmente el derecho de autodeterminación y el reconocimiento explícito de la obligación de abrir un proceso de negociación y pacto con el Estado” (el subrayado es nuestro).

Aquí es evidente el deseo de no ruptura de la burguesía vasca con la española. Según este apartado la sartén la tendrá siempre por el mango el Gobierno de Madrid sin cuya aprobación no se podrá ejercer el derecho de autodeterminación.

En este apartado se trata el tema de los territorios de Iparralde y Navarra con los que se propone “estrechar relaciones políticas, económicas sociales y culturales si así lo desean”. Se propone la configuración de un Poder Judicial Vasco Autónomo, tener más competencias delimitando cuales serán exclusivas del Estado en Euskadi y las exclusivas de las instituciones vascas. Se trata el apartado de Euskadi en Europa y en el mundo con voz propia. “Se recoge la capacidad de que la Comunidad de Euskadi pueda defender directamente sus intereses y competencias ante los órganos de la Unión Europea que corresponda”.

También en este apartado se defiende más autonomía y el reconocimiento como pueblo, lo cual es obvio. Tanto el PP como los sucesivos gobiernos del PSOE que ahora abanderan el Estatuto, han estado dando las competencias a cuentagotas y de mala manera y de hecho lo han modificado a la baja con leyes como la LOAPA, etc. Por tanto no deben extrañarse de haber dado bazas al PNV para reivindicar lo contrario. Nosotros defendemos la más amplia autonomía, estamos en contra de los recortes practicados, pero sabemos que es falso, como afirma el PNV-EA, que esto mejoraría la situación de las masas en Euskadi. Por el contrario, la burguesía vasca ha aprovechado las competencias que tiene para liderar recortes y privatizaciones en sanidad, educación, etc.

Uno de los puntos de mayor tensión entre el PP y las burguesías vasca, catalana, etc., es en relación a la tarta europea. Aquí se deciden muchos negocios de la burguesía vasca que quiere gestionar directamente, y Aznar y su gobierno han liderado la lucha contra un mayor protagonismo de las regiones y naciones sin Estado en el seno de Europa. Detrás de estas peleas no está la defensa de los intereses de la clase trabajadora sino quien se queda con una porción mayor de la parte de la plusvalía extraída a nuestra clase. Es una auténtica pelea entre bandidos que no tiene nada de progresista.

Una vez más se ve cómo la burguesía, de forma totalmente demagógica, utiliza la defensa de los derechos democrático-nacionales como una manera de captar la simpatía de las masas en Euskal Herria. Su actuación tiene como objetivo fundamental la defensa de sus intereses de clase, llenando sus bolsillos a costa de ese mismo pueblo vasco que dicen defender. Además, y como se ve claramente en el Plan, el PNV, renuncia expresamente a llegar hasta las últimas consecuencias en la defensa de los derechos democráticos, unos derechos cuyas conquistas siempre han dependido, históricamente, de las masas en lucha y no de la acomodada burguesía y sus grandilocuentes declaraciones.

‘Debate’

A este apartado le sigue otro acerca del Debate donde, tras la negociación con el Gobierno español y la remisión a las Cortes Generales, tanto con acuerdo como sin él, se sometería a referéndum el texto aprobado por mayoría absoluta en el Parlamento vasco “en un escenario de ausencia de violencia y sin exclusiones”.

Esto coloca la piedra en el tejado de ETA y trata de romper a la izquierda abertzale, seguramente porque constatan que está en una crisis interna galopante tras el giro a la derecha de su dirección en los últimos años, por la que muchos de sus militantes no se reconocen y se ven totalmente desmotivados. Curiosamente, Otegi se sigue refiriendo al Plan en términos triunfalistas en lugar de denunciar la maniobra, y sigue reclamando al PNV mayor voluntad política para continuar un camino que ni ha emprendido ni piensa emprender.

La teoría estalinista de las dos etapas, aplicada por la dirección de la izquierda abertzale a la situación en Euskadi, consistente en primero la democracia vasca —que implica una alianza estratégica con la burguesía nacional— y más tarde el socialismo, es una trampa que conduce a un callejón sin salida.

Socialismo y derechos democráticos

El documento presentado finaliza con una nueva exposición de principios en defensa de derechos y libertades.

Es irónico, cuando menos, que el PNVplantee la defensa de los derechos democráticos cuando la Ertzaintza se dedica a disolver a golpes de porra y botes de humo las manifestaciones.

Los trabajadores y jóvenes en Euskadi conocemos perfectamente qué entiende la burguesía vasca por respeto a los Derechos Humanos y las Libertades. Las torturas y golpes de la Ertzaintza, su papel represivo en las huelgas y manifestaciones, hablan de derechos para la clase dominante, no para nosotros.

Nos oponemos al Plan Ibarretxe por ser pobre en sus contenidos y falso hasta la médula. Por perseguir unos objetivos y unos principios diferentes a los que se proclaman. Porque no confiamos en la burguesía vasca, que en el pasado entregó Bilbao a los fascistas con todas sus industrias intactas para que pudiesen aplastar al proletariado, y trató de firmar una paz por separado.

La defensa consecuente de los derechos democráticos de Euskal Herria y de las otras nacionalidades históricas como Galicia y Catalunya vendrá de la lucha unida de la clase trabajadora de todo el Estado contra la burguesía.

Las organizaciones de izquierda deben romper radicalmente con los partidos burgueses y presentar un programa auténticamente socialista y de clase que recoja el derecho de las nacionalidades históricas a la autodeterminación, lo que supone que estos pueblos puedan decidir libre y democráticamente qué relaciones desean mantener con el resto del Estado y su derecho por tanto a elegir la independencia.

Nuestro modelo no es la independencia que propugna Euskal Herritarrok ni el Estado Federal a secas que propugna la dirección de Izquierda Unida, sino una Federación Socialista de Nacionalidades Ibéricas como un primer paso hacia una Federación Socialista Europea y Mundial, al tiempo que defendemos la más amplia autonomía de cada una de las partes federadas sin más límite en un Estado obrero que construye el socialismo, que la defensa común y el comercio exterior. Por supuesto la integración o no en la Federación es un paso voluntario y una democracia obrera es la mejor garantía de que el derecho a la autodeterminación se pueda ejercer en total libertad. La lucha por los derechos democráticos y la lucha por la transformación socialista de la sociedad es un todo inseparable.

Para defender este programa es necesario fortalecer Ezker Marxista y El Militante en Euskal Herria y en todo el Estado.

banneringles

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas