El pasado 30 de julio, la academia privada de inglés Opening, perteneciente al holding de enseñanza a distancia CEAC, anunció la suspensión de pagos. Una medida que deja a 1.200 empleados sin trabajo, llevando ya cuatro meses sin cobrar, y a 45.000 eEl pasado 30 de julio, la academia privada de inglés Opening, perteneciente al holding de enseñanza a distancia CEAC, anunció la suspensión de pagos. Una medida que deja a 1.200 empleados sin trabajo, llevando ya cuatro meses sin cobrar, y a 45.000 estudiantes sin un servicio por el que se han visto comprometidos a un crédito con la banca que, pese al cierre, se verán obligados a pagar una deuda de 35 millones de euros.

La empresa, para matricular a sus clientes, les hacía firmar un crédito de consumo con una entidad financiera, sobre todo el BSCH. Así, por cada alumno matriculado, Opening obtenía del banco el total de la inscripción. Dinero que disponía a su antojo, para todo tipo de especulaciones y negocios expansivos como sus sucursales en Polonia o China que acabaron en desastre. Sin embargo, quien tiene que devolver ese crédito al banco es el cliente. Una vez cerradas las academias, pese a no ofrecerse las clases, al estudiante no le queda más remedio que devolver en los plazos fijados la deuda contraída con el banco. Muchos de los matriculados desconocían que estubieran hipotecándose.

Opening construía una pirámide financiera, expandiendo su negocio utilizando el dinero adelantado por el alumno. Al ir mal estas nuevas inversiones, la cadena se rompe y la empresa se queda sin dinero para mantener las clases. CEAC, propietaria de Opening, que se ha visto obligada a vender las filiales rentables de la empresa a la editorial Planeta, aprovechó el periodo de boom que vivimos en el pasado para ingresar suculentos beneficios, pero en cuanto cambió el ciclo empezó a acumular deuda: 90 millones de euros, frente a 36 millones que supuso la expansión de la empresa. Una revisión de su libro de cuentas, sin duda revelaría todo tipo de sucios negocios hechos a cuenta de sus clientes.

Una situación más sangrante teniendo en cuenta las subvenciones y ayudas que la Administración, sobre todo a través del Instituto Catalán de Finanzas que ha dado 18 millones de euros en los últimos diez años a CEAC, en teoría para formación ocupacional, pero sin duda un dinero que ha tenido oscuro fin, como indica la suspensión de pagos que tuvo que hacer la empresa matriz al día siguiente que la decretara Opening, y que Planeta, nuevo propietario de la parte más rentable del antiguo grupo se haya visto obligado a inyectar más de un millón de euros para reflotarla. De hecho dirigentes de CiU tenían vínculos familiares con CEAC, lo que sin duda simplificaba la adquisición de subvenciones.

La movilización

Los trabajadores, que no gozaban ni muchísimo menos de las mejores condiciones laborales y que ahora ven amenazados sus puestos de trabajo llevan cuatro meses sin cobrar. El último plan de viabilidad presentado por la empresa, planteaba rescindir los contratos a la mitad de la plantilla. Como respuesta, los trabajadores y estudiantes han iniciado movilizaciones. Ya ha habido asambleas para decidir un calendario de lucha y en varias ciudades del Estado han tenido lugar concentraciones: Barcelona, Madrid, Valencia... CCOO ha convocado huelga indefinida y los estudiantes han iniciado medidas legales, demandando colectivamente a Opening.

La presión realizada con las movilizaciones, la magnitud del escándalo y el temor a que se descubrieran los trapos sucios que oculta la empresa ha obligado a que cuatro bancos hayan decidido inyectar a Opening siete millones de euros para reflotarla, pagar los salarios atrasados y demás deudas de la entidad. De esta manera, Opening abriría el 23 de septiembre, al menos ese es el compromiso, pero los bancos han puesto como condición para dar el dinero que ¡sea la Administración quien gestione el dinero! Hasta ese punto llega el miedo al despilfarro en manos privadas.

No pueden ser ni los estudiantes ni los profesores los que paguen el pato de unos mafiosos. Los estudiantes tienen derecho a recibir clases, y en el caso de que no las reciban de la propia Opening, que sea esta empresa la que pague las deudas a la Banca. En cuanto a los profesores, no se puede permitir ni un sólo despido. En todo caso, que sean integrados en la red pública, ya que buena falta hacen profesores de inglés.

Integración en la red pública

Y es que el quiz de la cuestión es la propia existencia de este tipo de academias. Un negocio que se basa en las limitaciones de la red educativa pública y en la necesidad de los trabajadores de aprender idiomas. El gobierno del PP prefiere llenar los bolsillos a estos estafadores que invertir en los centros públicos. Así que mientras conceden suculentas ayudas y subvenciones a la educación privada, la red pública sufre graves carencias y es incapaz de ofrecer una enseñanza de idiomas de calidad. Apenas hay Escuelas Oficiales de Idiomas y las clases en colegios e institutos están masificadas y con falta de medios. Con una inversión suficiente se podría disponer de laboratorios de idiomas, profesores nativos, intercambios con el extranjero, una red de educación para adultos…

Ésta es la solución definitiva para Opening y todas las academias privadas, su integración en una red pública de calidad, la única manera en la que se garantizaría el mantenimiento de todos los puestos de trabajo y los jóvenes y trabajadores podrían aprender todos los idiomas que necesitasen. Para ello es necesario oponerse de forma contundente a la política que practica la derecha. Sólo con la movilización en la calle de toda la comunidad educativa se puede obligar a la burguesía a dar su brazo a torcer.

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