Los resultados cosechados por Izquierda Unida en los comicios municipales y autonómicos del pasado 27 de mayo no deberían contentar a nadie en la formación, ya que no vienen sino a profundizar la tendencia a la baja de los últimos años. En el conjunto del Estado IU pierde 165 concejales y desciende hasta los 1.216.443 votos, un 5,47% del total de votos en las municipales. Esto representa la perdida de 178.428 votantes respecto a las municipales de 2003, es decir un descenso de casi un 13% de su electorado, comparativamente mucho más abrupto que el experimentado por el PSOE.

Los resultados cosechados por Izquierda Unida en los comicios municipales y autonómicos del pasado 27 de mayo no deberían contentar a nadie en la formación, ya que no vienen sino a profundizar la tendencia a la baja de los últimos años. En el conjunto del Estado IU pierde 165 concejales y desciende hasta los 1.216.443 votos, un 5,47% del total de votos en las municipales. Esto representa la perdida de 178.428 votantes respecto a las municipales de 2003, es decir un descenso de casi un 13% de su electorado, comparativamente mucho más abrupto que el experimentado por el PSOE.

Los resultados en las elecciones autonómicas tampoco son especialmente halagüeños ya que a pesar de haberse presentado en coalición con multitud de grupos regionales que en 2003 se presentaron por separado (Bloc, PSM-EN en Baleares, IC en la Rioja, los Verdes en varias autonomías) Izquierda Unida pierde representación en Parlamento de Navarra y desparece en el parlamento extremeño.

Tradicionalmente, IU ha obtenido sus mejores resultados electorales en los momentos en que el PSOE perdía apoyos, al recoger el voto de aquellos jóvenes y trabajadores desencantados con la socialdemocracia. Sin embargo, la línea seguidista de Llamazares respecto al gobierno de Rodríguez Zapatero unido a la práctica estrechamente reformista de IU en los ayuntamientos y comunidades autónomas donde gobierna, ha impedido este proceso y ha hecho que la abstención del voto de izquierdas se cebe aun más con IU que con la propia socialdemocracia. Incluso donde la coalición sube y obtiene más conejales y diputados, como es el caso de la ciudad y la comunidad de Madrid, este aumento es muy leve y no compensa en absoluto la debacle general de la izquierda en la región.

Los peores resultados se han obtenido en aquellos municipios y regiones donde gobiernan los elementos más abiertamente oportunistas de IU, como en Córdoba, donde Rosa Aguilar es superada por primera vez en votos por el PP debido al descenso de la participación y la perdida de más de 14.000 votos en la ciudad. En Euskadi, Ezker Batua pierde 20.000 votos respecto al año 200, pese a presentarse ahora en coalición con Aralar: este es el precio a pagar por su participación en el gobierno con la derecha nacionalista del PNV. En Catalunya, la coalición ICV-EUiA sufren un severo desgaste con la perdida de 76.883 sufragios, viéndose afectada también por el hartazgo de los trabajadores y la juventud catalana por un tripartito que no ha resuelto ni uno sólo de sus problemas fundamentales.

Un fenómeno especialmente preocupante es la fuerte caída de votos de IU en las ciudades de más de 20.000 habitantes, donde, desde el año 1995 Izquierda Unida ha perdido casi el 50% de su electorado. De hecho la inmensa mayoría de los votos perdidos respecto a las municipales de 2003 (163.842) se concentran en este tipo de municipios. Mucho ha tenido que ver en esta caída la mala gestión que en estos ayuntamientos han realizado los ediles de IU (gobernando en solitario o de la mano del PSOE) donde, en muchos casos, la gestión cotidiana se ha caracterizado por la privatización de servicios públicos o las recalificaciones especulativas. Un caso paradigmático es el del cinturón rojo de Madrid, donde IU pierde concejales en Alcorcón, Leganés, Mostoles, Torrejón…

En contraste con todo esto, en aquellos lugares donde IU ha sido capaz de defender con decisión los intereses de los trabajadores frente a los capitalistas, los resultados electorales han sido positivos. Este es el caso de Seseña (Toledo) donde el alcalde de IU planto cara a las operaciones especulativas de el Pocero y ha logrado pasar de cinco a siete concejales, o también en Villaverde del Río (Sevilla) donde gracias a la defensa de un programa netamente revolucionario y a cuatro años de oposición comprometida en la calle junto a los vecinos IU ha logrado consolidarse como el principal partido de la izquierda en la localidad.

También es interesante señalar que no todo el mundo en IU esta dispuesto a seguir apoyando la deriva derechista de Llamazares y su adaptación a la socialdemocracia, lo cual pone aun más en peligro la siempre precaria unidad de la coalición. Esto es precisamente lo que ha ocurrido en Oviedo donde la asamblea de Ciudadanos por la Izquierda, agrupada en torno a la militancia local del partido comunista, ha presentado su candidatura al margen de la de IU, absorbiendo la mayor parte de los votos de la coalición y obteniendo de este modo un concejal.

Izquierda Unida tiene que dar pronto un giro de 180º a su política: defendiendo una política genuinamente socialista en cada pueblo, ciudad y comunidad autónoma, convirtiéndose así en una alternativa viable a la socialdemocracia del PSOE y en el baluarte más sólido frente a la ofensiva reaccionaria de la derecha. De no ser así cada vez serán más los activistas que, siguiendo a miles y miles de antiguos votantes, empiecen a plantearse abandonar una formación que parece haber perdido su razón de ser.

 

 

 

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