A un mes de las elecciones generales, la crisis económica mundial y sus consecuencias en el Estado español se han convertido en uno de los epicentros del debate político. Después de años de boom económico y beneficios récords para bancos, constructoras, eléctricas, especuladores y grandes capitalistas en general, la clase trabajadora se enfrenta a un escenario de pesadilla. Con unos salarios que han perdido en torno al 5% en la última década, una inflación desbocada que hunde el poder de compra de millones de familias, y un incremento de los intereses en las hipotecas que consumen cualquier posibilidad de ahorro y perspectiva de futuro, los trabajadores nos enfrentamos a un cambio abrupto del ciclo económico.

A un mes de las elecciones generales, la crisis económica mundial y sus consecuencias en el Estado español se han convertido en uno de los epicentros del debate político. Después de años de boom económico y beneficios récords para bancos, constructoras, eléctricas, especuladores y grandes capitalistas en general, la clase trabajadora se enfrenta a un escenario de pesadilla. Con unos salarios que han perdido en torno al 5% en la última década, una inflación desbocada que hunde el poder de compra de millones de familias, y un incremento de los intereses en las hipotecas que consumen cualquier posibilidad de ahorro y perspectiva de futuro, los trabajadores nos enfrentamos a un cambio abrupto del ciclo económico.

La ‘solidez' de la economía española

Según datos oficiales, el PIB del Estado español se duplicó en los últimos diez años, y en ese mismo periodo el número de ocupados se ha incrementado hasta alcanzar la brillante cifra de veinte millones, ocho más que en 1994. Gracias a una depreciación salvaje de los salarios, a las reformas laborales firmadas por los dirigentes sindicales, a las privatizaciones de empresas y servicios públicos, a la extensión generalizada de la jornada laboral y a la incorporación de más de cuatro millones de inmigrantes al mercado de trabajo, la acumulación capitalista en el Estado español se ha disparado.
Sin embargo, la estructura de este modelo está sustentada en cimientos muy precarios. Los fondos provenientes de la UE en la década de los noventa, decenas de miles de millones de euros, impulsaron las inversiones en infraestructuras; pero estos fondos ya no llenarán más las arcas de las finanzas públicas. Por otro lado, el sector del ladrillo ha aportado durante el último quinquenio un 18% del crecimiento del PIB y, directamente, cuatro de cada diez empleos creados en este periodo. Partiendo de estos datos y después de observar el crac financiero e inmobiliario de EEUU ¿Cómo es posible que todavía se afirme que aquí no pasará nada? 
Si nos atenemos a la verdad y no a la propaganda, la crisis de la economía española puede ser brusca e inmediata. En el año 2007 se terminaron un 78% más de viviendas de las que se vendieron en todo el Estado español. Según Caixa Catalunya, la construcción residencial ha reducido prácticamente a la mitad su aportación al crecimiento del PIB en 2007, pasando del 16,5% al 9,3%. Las cifras son apabullantes: más de 40.000 agencias inmobiliarias han cerrado en 2007 (en Madrid han desaparecido 9.000 de las 20.000 que existían hace un año), enviando a las oficinas del desempleo a 100.000 trabajadores. Por otra parte, la demanda de suelo por parte de los promotores ha caído en 2007 más de un 40%, al punto de que las inmobiliarias están vendiendo sus activos a precio de saldo para hacer frente a sus problemas de liquidez derivados de sus deudas multimillonarias con los bancos.
Se habla de problemas en el sector financiero de EEUU, pero las cifras que arroja el mercado en el Estado español no tienen nada que envidiar. El endeudamiento de las empresas no financieras a finales de 2007 se aproximó a la cota de los ¡¡¡3,4 billones de euros!!! Si sumamos las deudas hipotecarias de las familias, de las inmobiliarias, y de las empresas constructoras, la cifra supera el billón de euros. Como muy bien ha recordado la crisis de las subprime las deudas no son un activo, son un problema.
Igual que en EEUU, los títulos bursátiles de los grandes bancos, de las eléctricas y, por supuesto, de las grandes inmobiliarias y empresas constructoras, están cayendo. Todos ellos están sentados en una montaña de préstamos y deudas, que han encendido todas las alarmas ante las dificultades crecientes para que sean satisfechas.

Crece el desempleo

Las cifras también demuestran que el paro esta creciendo alarmantemente, que el consumo está amenazado seriamente y que el sector industrial se verá afectado por la caída general de la construcción. En definitiva, una espiral descendente hacía la crisis que se puede profundizar a lo largo de 2008.
Según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el paro ha aumentado en 117.000 personas en 2007, un 6,6% más que en 2006. La tendencia se ha visto confirmada, a peor, con las cifras del incremento de desempleados en el mes de enero de 2008: ¡132.378!, el mayor aumento mensual de parados en treinta años. De esta manera, la cifra de parados registrados en las oficinas del Inem es de 2,26 millones, la más alta desde noviembre de 1998. Pero la destrucción de empleo no se circunscribe a la construcción: el sector servicios perdió el doble de empleos en diciembre que el del ladrillo, y en el mes de enero ha sumado el 74% del total de los nuevos parados. Para subrayar la magnitud de lo que se viene encima, del total de desempleados registrados en las oficinas del Inem el 60% son trabajadores inmigrantes.
El gobierno del PSOE intenta combatir la demagogia de la derecha insistiendo en la fortaleza de la economía española. Pero tanto el discurso, como la política económica del PSOE, demuestran que los dirigentes socialdemócratas depositan una confianza en el capitalismo que va más allá de la que manifiestan los propios estrategas de la burguesía.
En su primer boletín de 2008, el Banco de España ratificó las previsiones del Gobierno al estimar que el PIB aumentará un 3,5% anual en el cuarto trimestre, para cerrar 2007 con un crecimiento del 3,8%. Según aprecia el Banco en su informe, se están produciendo "nuevos avances en el reequilibrio de las fuentes de crecimiento", gracias, supuestamente, a la mejora de las exportaciones y la inversión productiva, y eso que el déficit exterior por cuenta corriente del Estado español se acerca peligrosamente al 10% del PIB (100.000 millones de euros, el segundo mayor del mundo). Pero la propaganda es poco convincente cuando lo que está en juego es mucho.
En un reciente estudio de la  Fundación de Cajas de Ahorro publicado en el mes de enero y citado por el diario El País (1-2-2008), se desmienten tajantemente las previsiones de crecimiento del gobierno para 2008. En el informe, que se basa en encuestas de 14 centros de investigación vinculados a entidades financieras, universidades, consultoras y organizaciones empresariales, casi la mitad de los consultados consideran que el crac inmobiliario es de tal intensidad que llevará a las constructoras a reducir su nivel de inversión: "el consenso de los expertos ahora mismo es que esa inversión apenas crecerá un 0,3% respecto a 2007. Además, también se aprecia un debilitamiento de la actividad industrial: si el año pasado la producción del sector manufacturero creció un 2,4%, para 2008 se anticipa un aumento de sólo el 1,6%. Y vinculado a esto, el ritmo de inversión en bienes de equipo también se resentirá (pasa del 11,7% al 6,3% en 2008)".
Que el panorama es extremadamente sombrío lo prueba los malos resultados de la bolsa en este mes de enero. El Ibex ha retrocedido un 12,87%, pero lo más significativo son las duras caídas de valores que hasta hace muy poquito se consideraban muy sólidos: Iberia, ha cedido hasta el 24% de su valor; Acciona, el 21,7% y Gamesa el 20,79%. Inditex, cae en lo va de año el 20,28%. No se trata tan sólo de empresas de la construcción, energía o bancos. Los malos resultados de la cotización de estas empresas reflejan la caída del consumo y las tendencias depresivas de la industria. Las últimas cifras hablan por si solas: a) en el mes de enero se matricularon 101.630 vehículos, un 12,7% menos que hace un año, lo que constituye la mayor caída de las ventas de turismos en un mes de enero desde hace 15 años, b) Según la últimas cifras publicadas el martes 5 de febrero por el INE, el valor producido por la manufacturera y la energía en diciembre de 2007 bajó un 2,4%, respecto al mismo mes del año anterior. Se trata de la mayor caída anual desde junio de 2002. La producción industrial registró en 2007 un incremento medio del 1,9%, frente al 3,9% de 2006 o el 4,4% en 2000.

La clase obrera debe prepararse para la lucha

La clase trabajadora debe prepararse seriamente para lo que se le viene encima. Como hemos insistido los marxistas, la socialdemocracia se comporta como el doctor de un organismo enfermo y decadente, y todas las cataplasmas que intentan aplicarle no son más que remedios impotentes. Después de los sacrificios y presiones intolerables que el conjunto del movimiento obrero ha tenido que soportar en un periodo de boom, la burguesía española exigirá que los trabajadores volvamos a pagar la factura de la crisis del capitalismo. Y esa vuelta de tuerca provocará una nueva oleada en la lucha de clases, en defensa de los salarios y del empleo, y se expresará con fuerza en los sindicatos, que no podrán mantener por mucho tiempo su política de desmovilización y pacto social. 
Todas estas sacudidas tendrán profundas repercusiones en la conciencia de la clase obrera, impulsando la radicalización política de amplios sectores especialmente de la juventud trabajadora. De esta manera, en base a la experiencia de los acontecimientos, madurarán las condiciones para que miles y decenas de miles abracen con fuerza la bandera del marxismo revolucionario y de la lucha por la transformación socialista de la sociedad.

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