En el debate de investidura el gobierno propuso incentivar el retorno voluntario de los trabajadores inmigrantes desempleados a sus respectivos países, pagándoles el subsidio del paro de una sola vez o concediéndoles microcréditos.

En el debate de investidura el gobierno propuso incentivar el retorno voluntario de los trabajadores inmigrantes desempleados a sus respectivos países, pagándoles el subsidio del paro de una sola vez o concediéndoles microcréditos.
Hasta ahora el retorno voluntario consistía en pagarte el billete de vuelta en un avión y en unas pocas decenas de euros. También existía, y parece que el nuevo ministro va a incentivar aún más, el "retorno no voluntario": también te pagan el billete y te ponen unos pocos euros en el bolsillo. La diferencia es que en este caso vas con un policía al lado en el avión y, a veces, dejan a los trabajadores inmigrantes en un país que no es el suyo.

En la última década más de cuatro millones de trabajadores inmigrantes han venido al Estado español para labrarse su vida, huyendo de condiciones draconianas de explotación en sus respectivos países, donde gobiernos sometidos a multinacionales hambreaban a países enteros. Las privatizaciones llevadas a cabo en casi todos lados, junto a la explotación de mano de obra barata contribuyeron, no poco, a los beneficios de las multinacionales. Algún ejemplo: "El grupo de Alierta [presidente de Telefónica] repatría de Latinoamérica la cifra récord de 2.491 millones de euros [en 2006]... La cantidad es un 48% superior a los repatriados en 2005... El grupo mantiene otra gran línea de acción para cubrirse [ante eventuales riesgos políticos en las operadoras locales]. Asociar activos con pasivos... las filiales de la zona cerraron 2006 con una deuda neta sin garantía española de 4.669 millones... un 72% más que el año anterior" (El País, 10/04/07).
Explotación a mansalva y desesperación es lo que trajo a nuestro país a estos trabajadores. El gobierno y la patronal tienen que admitir que en la última década la mano de obra inmigrante ha generado el 50% del crecimiento del PIB ¡Cuántos ingentes beneficios les deben a los trabajadores inmigrantes nuestros patriotas capitalistas españoles! Los mismos que cierran fábricas a centenares en el Estado español para trasladarlas a otros países donde mejor explotar a la fuerza de trabajo.
Pero ahora cambió el ciclo económico y los trabajadores (españoles e inmigrantes) pagaremos la crisis como siempre. Habrá luchas y los capitalistas se preparan desde ya para derrotarnos, siendo un aspecto básico dentro del plan que van a seguir el separar al obrero español del inmigrante. Para ello alimentarán los prejuicios racistas y xenófobos que hagan falta (ya lo hacen desde hace tiempo).

Nativa o extranjera, la misma clase obrera

Los trabajadores conscientes tenemos que levantar la voz y no permitir que los prejuicios reaccionarios se impongan por parte de los más atrasados. No son los trabajadores inmigrantes los culpables de que los salarios bajen, son los capitalistas. Para empezar, si se hubiera presionado por parte de los dirigentes sindicales de manera adecuada a los empresarios cuando el boom estaba en su apogeo, ahora tendríamos más derechos: habría más reglamentación, no se permitirían tantas subcontratas ni destajos, los salarios a jornal serían mucho más altos, los convenios se aplicarían y serían más favorables para el trabajador...
¿Con quién tenemos más en común? ¿Con el compañero senegalés o argentino que está a nuestro lado, pegándose golpes y partiéndose la espalda como nosotros; o con el patrón, que siempre busca cualquier excusa para pagarnos lo menos posible? Tenemos que luchar contra el racismo porque nos divide a los trabajadores como colectivo: nuestra fuerza está en la unidad, todos juntos, para reivindicar nuestros derechos frente al patrón.
Parece que en la elección del nuevo ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, ha tenido más que ver su disposición a endurecer la ley contra los inmigrantes que su experiencia en el área de Trabajo (que él ha reconocido que es ninguna). Su programa va a encaminarse a:
· Agilizar y potenciar la expulsión de los trabajadores inmigrantes sin papeles.
· Endurecer las condiciones de reagrupación familiar.
· Acabar con la contratación en el extranjero: no hará falta, va a haber bastante paro...
Los trabajadores y activistas conscientes tenemos que denunciar estas medidas reaccionarias y luchar porque los compañeros inmigrantes tengan nuestros derechos. Debemos exigir a nuestras organizaciones que den un paso al frente: no nos vale que UGT o CCOO tengan una mera oficina para "atender" a los inmigrantes, como si de una ONG se tratase. Si los compañeros inmigrantes son más de 4 millones sobre unos 17 millones de asalariados ¿Tienen nuestros sindicatos proporcionalmente igual número de liberados o de campañas para luchar por ellos? Debemos presionar para que cambien de política en este aspecto y nosotros mismos tomar iniciativas a la hora de unir en la lucha a todos los trabajadores, sea cual sea su procedencia.

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