No cabe duda de que la derecha tiene una agenda cargada de ataques contra los trabajadores, los parados y la juventud. No es ningún detalle que Rajoy, en la reunión que ha mantenido con los secretarios generales de CCOO y UGT, les haya advertido clar No cabe duda de que la derecha tiene una agenda cargada de ataques contra los trabajadores, los parados y la juventud. No es ningún detalle que Rajoy, en la reunión que ha mantenido con los secretarios generales de CCOO y UGT, les haya advertido claramente de que aprobará nuevas reformas laborales aunque no logre pactarlas. De hecho, hay otras medidas como el Estatuto Marco de la Función Pública que propone una desregulación laboral que puede afectar a decenas de miles de empleados públicos del país.

Por otra parte, la situación económica dibuja una perspectiva bastante clara: los efectos de la desace-leración económica y de una previsible crisis de la economía española la pagará la clase obrera si no lo impedimos a través de la lucha. A pesar de la propaganda del Gobierno, insistiendo en el “milagro económico” español, un milagro facilitado por los bajos salarios, las largas jornadas laborales, la eventualidad y los Fondos de Cohesión que llegan de Europa (8.871 millones de Euros en 2002 el equivalente al 1,29% del PIB), las cosas no van bien en la economía. El Banco de España ha alertado de un posible estallido de la burbuja inmobiliaria que podría tener “potenciales implicaciones en la estabilidad macroeconómica y financiera de la economía española”, pues obviamente el endeudamiento a través de la hipotecas está creciendo a niveles estratosféricos. La recesión económica en la zona euro es una realidad, Italia y Alemania ya lo están y Francia va camino de estarlo, y olvidar que el 50% del PIB español está vinculado a la actividad económica con la zona euro es no querer reconocer lo obvio: que si Europa se constipa España cogerá una pulmonía.

Elecciones

En esa perspectiva, las próximas citas electorales, empezando por la de Madrid, van a tener una especial importancia y serán un test para los dirigentes reformistas de la izquierda, ya que está en sus manos dar un vuelco a la situación, echando a la derecha de dos comunidades claves y del gobierno central.

Pero para ello, no basta con proclamar que el PSOE gestionaría mejor los recursos que el PP, de lo que se trata es de demostrar, en la práctica, que se defienden los intereses de los trabajadores de forma intransigente. Apelaciones abstractas a la “ética institucional”, llegando a plantear un pacto PP-PSOE-IU, como hizo en plena crisis de la Comunidad de Madrid Fausto Fernández, el candidato de IU, tampoco ayudan precisamente a la clarificación política y a fortalecer una alternativa a la izquierda del PSOE.

Además, millones de personas están observando a donde conducen las políticas “reformistas” cuando los socialdemócratas llegan al gobierno. Ahí están los casos de Blair o Schröder, aplicando recortes salvajes a los gastos sociales, en sanidad, educación o jubilaciones, lo que esta provocando una sangría de miles de afiliados que se marchan a casa decepcionados y, por otra parte, está preparando el camino para el triunfo electoral de la derecha. Los dirigentes de los partidos y sindicatos de la izquierda deberían comprender lo que sucede a su alrededor, pues sólo movilizarán todo el potencial de los trabajadores y la juventud en las elecciones, si se enfrentan a la derecha sobre la base de un auténtico programa socialista y no pactando con el PP medidas regresivas. En caso de no hacerlo, no evitarán que cientos de miles de trabajadores les desautoricen votando abstención.

En ese sentido, los últimos acontecimientos políticos en nuestro país muestran las enormes contradicciones, vacilaciones y errores que manifiestan los dirigentes del PSOE respecto a la política del PP y como combatirla. Más que eso, en lugar de un giro a la izquierda basado en las aspiraciones de los millones de jóvenes y trabajadores que se han movilizado durante estos años contra las políticas reaccionarias del PP, los lideres socialdemócratas vuelven a poner en práctica los “pactos de Estado” para ganar credibilidad ante la opinión pública burguesa, como ha quedado de manifiesto en los acuerdos alcanzados con el PP en torno a la Ley de Extranjería y sobre pensiones, la continuidad de la política reaccionaria respecto a la cuestión nacional vasca —a pesar de los claros síntomas de incomodidad por ir permanentemente a rastras del PP en ese punto— y otros elementos como contratar de asesor económico a un destacado representante del liberalismo económico, partidario de la austeridad presupuestaria y la economía de mercado.

Ley de Extranjería

y Pacto de Toledo

La nueva Ley de Extranjería que el Parlamento aprobó el pasado dos de octubre con el 95% de apoyo de la cámara, excepto Izquierda Unida, supone una profundización de la política reaccionaria de la derecha respecto a los inmigrantes y sus derechos. La ley aprobada no contempla ninguna nueva regularización de inmigrantes, cuando fuentes sindicales calculan en, como poco, 400.000 los trabajadores irregulares que son sometidos a una explotación brutal por los empresarios de la manera más impune. En la nueva ley, el visado se convierte en el documento base para vivir; lo que significará en la práctica un endurecimiento de la entrada, pues los consulados españoles en los países de origen recibirán instrucciones precisas para restringir estos documentos. Al mismo tiempo la ley limita la reagrupación familiar y facilita el acceso policial a los datos sobre extranjeros en los padrones municipales, obligando a las compañías aéreas a que informen sobre aquellos que no utilicen sus billetes de vuelta. Lo escandaloso de esto es que el PSOE haya apoyado la nueva ley justificándolo, por boca de la responsable de asuntos sociales y migratorios, Consuelo Rumí en “la lucha contra la irregularidad, fomentar la inmigración legal ajustada a las necesidades del mercado de trabajo y apostar por la integración social de los inmigrantes”. ¡Como si la ley aprobada fuera a evitar la explotación inmisericorde de los trabajadores inmigrantes, la muerte de centenares de ellos en pateras o facilitase sus derechos laborales, políticos y ciudadanos!

En el mismo sentido se ha pactado la continuidad del Pacto de Toledo sobre las pensiones durante cinco años más. Si el pacto declama formalmente a favor del sistema público de pensiones no es menos cierto que las recomendaciones hechas (22 en total) por parte de la comisión parlamentaria que lo ha debatido plantea abiertamente la reforma del sistema en contra de los intereses de los trabajadores. En concreto se propone que para garantizar la “viabilidad” futura de las pensiones hay que trabajar más tiempo y más personas. Lo de más tiempo ya se está haciendo, con un continuado crecimiento de la jornada laboral; lo de más personas está por ver, pues el desempleo o mejor dicho, la destrucción de puestos de trabajo para garantizar los beneficios de los capitalistas es la nota del momento y previsiblemente la del futuro a corto y medio plazo. Al tiempo, se propone la prolongación voluntaria de la vida laboral, es decir que el modelo ideal sería de la empresa a la tumba, y por supuesto la ampliación del aumento de los años de cálculo para rebajar drásticamente la cuantía de la pensión, que no olvidemos estamos pagando durante toda nuestra vida laboral a través de las retenciones que se practican a nuestros salarios.

Futuro

El próximo periodo va a estar teñido de una nueva ofensiva de la derecha contra los trabajadores y desde luego que la mejor forma de preparar a los trabajadores y a la juventud para hacerle frente no es pactando con la derecha o asumiendo, en la práctica, al sistema capitalista como único posible. La mejor defensa es pasar al ataque, con una alternativa verdaderamente socialista. Si los dirigentes reformistas de la izquierda política y sindical renuncian a emprender este camino, debemos ser los trabajadores desde abajo los que tomemos la iniciativa, como lo están haciendo compañeros en numerosas empresas que están en lucha. En este proceso necesitamos fortalecer una alternativa marxista de masas para vincular la acción por nuestros derechos, por mejores salarios, por mejores pensiones y mejor sanidad y educación pública a la lucha por la transformación de la sociedad.

¡Únete a los marxistas revolucionarios de El Militante para conseguirlo!

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