El pasado 26 de mayo la precariedad laboral se volvía a cobrar una nueva víctima. Pujan Koirala, un trabajador de Glovo de 22 años de edad, murió atropellado mientras realizaba uno de los frenéticos repartos de su jornada laboral.

Este repartidor nepalí recién llegado a Barcelona aún no contaba con permiso de trabajo por lo que no podía permitirse ser falso autónomo como el resto de sus compañeros. Al no estar dado de alta en Glovo, el compañero había alquilado la cuenta a otro trabajador: una práctica bastante habitual en la plataforma,  ya que el hecho de premiar con mejores pluses a los trabajadores más “sacrificados” ha hecho florecer un mercado paralelo que la empresa conoce perfectamente. El que alquila su cuenta se lleva hasta el 30% de lo que gana quien realmente recoge y entrega el pedido. Uno evita que su cuenta quede suspendida por bajo uso y otro ingresa algo para sobrevivir. Precariedad al cuadrado.

Ritmos frenéticos y sueldos de miseria

Durante estos últimos años hemos visto como la precariedad se esparcía en la mayoría de puestos de trabajo en el Estado Español.

Una de las formas de precariedad más extendida ha sido la aparición de múltiples plataformas digitales, presentadas como “novedosas” y “modernas”, levantadas sobre un entramado de ingeniería fiscal que han puesto en escena lo que la reforma laboral no había conseguido: máximos beneficios para el empresario con una relación mínima con el trabajador. Estas plataformas como Uber, Cabify, Deliveroo o Glovo mantienen a sus trabajadores en una relación de falsos autónomos para desligarse completamente de las responsabilidades económicas, evitando pagar también seguridad social, y haciendo desaparecer  todos los derechos de los trabajadores.

Precisamente esto se ha convertido en un arma tremendamente afiliada contra los empleados que ven como sus condiciones de seguridad han empeorado notablemente. Debido a la temporalidad de la mayoría de los contratos, las empresas han dejado de invertir en material y medidas de seguridad. A todo esto se suma un ritmo de trabajo salvaje con jornadas maratonianas para compensar la falta de personal, que hacen que las probabilidades de sufrir un accidente mortal hayan ascendido dramáticamente en estos últimos años de la crisis. El pasado año 2018 murieron en accidentes laborales 652 trabajadores, la cifra más alta de los últimos 7 años.

Glovo y la esclavitud  moderna

Los repartidores de Glovo, también conocidos como ‘riders’, llevan tiempo denunciando los ritmos de trabajo a los que están sometidos en los repartos y los sueldos de miseria que reciben: cobran entre 3,5 y 5 euros por paquete entregado. La empresa se defiende diciendo que no impone horarios o ritmos de trabajo pero la realidad es otra muy distinta. Lo hace tanto de manera directa como indirecta a través de compensaciones económicas para aquellos Riders que más horas dediquen y más rápido repartan, por lo que muchos trabajan 60 y 70 horas semanales, principalmente trabajadas entre los fines de semana y noches en las grandes ciudades. Todo esto por un trabajo que apenas llega a los 900 euros en el mejor de los casos.

Tal y como explican los propios trabajadores: han creado un sistema esclavista. “Tarde o temprano iba a pasar. Ahora lo único que está haciendo Glovo es escurrir el bulto. Creemos que son responsables de la muerte del repartidor”, explicaba una de las portavoces de RidersXDerechos.

Ahora los empresarios de Glovo están intentando desviar la atención sobre el accidente mortal de Pujan, señalando con una total hipocresía que incumplía las normas de uso del sistema por haber alquilado la cuenta a un tercero. ¡Menudos sinvergüenzas! La empresa es la primera que no quiere poner fin a esta práctica y que a pesar de conocerla, mira para otro lado para luego encima, eludir así cualquier responsabilidad. Si permiten este tipo de prácticas es porque les resulta económicamente rentable y eso es todo lo que importa. La sed de beneficio de los capitalistas está por encima de la vida de cualquier trabajador o trabajadora.

Un ejemplo de lucha

Los trabajadores ‘riders’, trabajadores que sufren unas condiciones laborales semiesclavas, han demostrado ser todo un ejemplo de lucha y se han organizado a pesar de las enormes dificultades que tiene para hacerlo una plantilla tan atomizada. No lo han hecho a través de los sindicatos tradicionales, que no están presentes en este tipo de empresas y que han permitido que la precariedad llegue a límites insospechados por su política de paz social, sino levantando sus propias plataformas: Free Riders y RidersXDerechos, donde se agrupan miles de trabajadores de Glovo, Deliveroo y Just Eat. Estos mismos colectivos han organizado manifestaciones y protestas en Barcelona y Madrid y ya han convocado una huelga en todo el Estado para el próximo 2 de Julio en solidaridad con el compañero fallecido y contra la precariedad laboral.

Desde Izquierda Revolucionaria y Sindicalistas de Izquierda queremos mandar toda nuestra solidaridad y apoyo en la batalla por unas condiciones de trabajo seguras y unos sueldos dignos. Estas empresas son una auténtica apisonadora de derechos para los trabajadores y un fiel reflejo de lo que significa el capitalismo para la mayoría: el máximo beneficio al coste que sea. Los ‘riders’ están demostrando toda su determinación y cómo la única forma de romper con estas condiciones es organizándose colectivamente y construyendo las herramientas de lucha de la clase obrera.

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