Es fundamental ganar el apoyo de los usuariosHuelga indefinida de autobuses en Barcelona

Es fundamental ganar el apoyo de los usuarios

Aniol Santo

Durante cinco días, del 6 al 10 de mayo, los trabajadores de los autobuses urbanos de Barcelona, de la empresa Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), llevaron a cabo lo que fue la primera huelga en el proceso de negociación del convenio.

Ésta fue un éxito rotundo, tanto por seguimiento de la huelga como por participación en las manifestaciones diarias y los piquetes. El viernes 10 de mayo, después de una asamblea, se hizo una manifestación de casi mil trabajadores por las calles de Barcelona.

Todo esto a pesar de los servicios mínimos impuestos por el Departament de Treball de la Generalitat: 50% en horas punta (de 6 a 9 y 17’30 a 20’30) y 25% el resto del día, sin derecho a rotatividad de los trabajadores, lo que impidió a un 60% de la plantilla ejercer el derecho a huelga. Es indignante que tanto la Generalitat, como el Ayuntamiento y la dirección de la empresa sólo se acuerden de la calidad del servicio cuando los trabajadores están en huelga, mientras el resto del año la frecuencia de paso supera los 15 minutos en algunas líneas, lo que aumenta a última hora de la tarde y por la noche; la información en las paradas es escasa o nula en algunos casos. Lo que pretenden con estos servicios mínimos es minimizar los efectos de la huelga y culpabilizar a los trabajadores de la misma.

Intensa campaña de mentiras

Durante toda la huelga, los medios de comunicación se emplearon a fondo en hacerse eco de las mentiras de la empresa, como que el salario de los trabajadores es el mayor del sector —cuando se puede demostrar con las nóminas de conductores de autobuses de otras ciudades en mano que no es cierto— que el aumento salarial que reivindican es imposible de asumir, etc. y que, en consecuencia, era una huelga contra los usuarios.

Ocultaron de forma consciente la realidad de las condiciones laborales y salariales de estos trabajadores. Desde 1994, año tras año, han sufrido pérdida de poder adquisitivo. Ahora, un trabajador cobra unas 150.000 pesetas limpias al mes trabajando seis días a la semana, muy lejos que las casi 250.000 que dice que cobran estos trabajadores la dirección de la empresa (salario anual de 21.000 euros, El País del 4 de mayo). Los que cobran más es a base de horas extras, horas nocturnas, trabajar domingos,…Y no todos. Los trabajadores con contratos a media jornada, que la completan con horas complementarias, cobran al mes unas 120.000 pesetas.

Reivindicaciones justas

Estas son las bases materiales para que la huelga fuera un éxito. Los trabajadores reivindican una subida salarial del 20%, 40.000 pesetas lineales, para paliar la pérdida de poder adquisitivo de los últimos años, mientras que la empresa ofrece un insultante 3,25%, a pesar de que el precio del billete ha aumentado un 260% en los últimos doce años. Es indignante que un Ayuntamiento socialista como el de Barcelona escatime en el salario de los trabajadores de la empresa municipal de transporte mientras está concediendo el servicio de algunas líneas a empresas privadas cuyo beneficio podría revertir en las condiciones salariales y laborales de los trabajadores ,y en la mejora de la calidad del servicio.

En la asamblea previa a la manifestación del último día de huelga, el 10 de mayo, los trabajadores decidieron iniciar una huelga indefinida a partir del 28 de mayo, lo que demuestra que hay una disposición a la lucha y a llegar hasta el final por parte de los trabajadores.

La empresa ha pedido a la Generalitat que imponga unos servicios mínimos del 80% en horas punta y 60% el resto del día. El lunes 27 de mayo hay una asamblea de trabajadores en la que se va a decidir si finalmente se va a la huelga y si se hacen o no los servicios mínimos, que en el caso de ser los que plantea la dirección de la empresa o los de la anterior huelga, es probable que los trabajadores los rechacen y no se cumplan.

Intensificar la campaña de explicación

Al igual que con la anterior huelga o con la huelga de autobuses de la Comunidad de Madrid, la prensa ha intensificado su campaña para deslegitimar la huelga y enfrentar a los usuarios (más concretamente trabajadores) con los de TMB. En este sentido, es fundamental para ganar esta lucha que se explique cuáles son las condiciones reales de trabajo y cuáles son las reivindicaciones, y de esta forma combatir la campaña de la prensa y ganar la simpatía de los usuarios. Esto lo deben hacer los propios trabajadores, porque nadie más va a hacerlo. Por eso creemos que los dirigentes sindicales deberían contemplar entre las acciones de preparación y desarrollo de la huelga, aparte de los piquetes, el que el conjunto de la plantilla participe en el reparto de miles de panfletos en las fábricas, los barrios más afectados por la huelga y el metro. Y así, romper el único punto de apoyo que la dirección de la empresa tiene, el descontento de los usuarios ante la falta del servicio, y convertirlo en descontento hacia la postura de la empresa y solidaridad y apoyo a los trabajadores en huelga.

Además, detrás de esta campaña bestial de los medios de comunicación está el intento del Gobierno del PP de modificar la Ley de Huelga, con el objetivo de restringir este derecho fundamental a miles de trabajadores, con la excusa de que son huelgas que perjudican a la ciudadanía.

última hora

Balance de la huelga de autobuses de Barcelona

En la asamblea celebrada el domingo día 2 de junio y después de que unánimemente el Comité de Empresa propusiera la aceptación del laudo, los trabajadores, a mano alzada, lo aceptaron por una escasa mayoría, suponiendo el voto en contra un 40% aproximadamente.

El laudo (la prohibición del derecho a huelga), como era previsible, se decantó claramente a favor de la dirección de la empresa. El aumento salarial es de entre un 4 y un 5%, muy lejos del 20% que pedían los trabajadores. No recoge nada de reducción de jornada y mantiene la doble escala salarial. Además, "recomendaba" a la em-presa que no sancionara a ningún trabajador por el incumplimiento de los servicios mínimos.

Es importante destacar que el comité de huelga impidió que hubiera un turno de palabras para aquéllos que se oponían a la aceptación del laudo, y que en ningún momento se propuso un plan de lucha contra el mismo. La votación se produjo tras unas breves palabras del presidente del comité de empresa, en las que mencionó que se había perdido una batalla pero que la guerra continuaba, leyó el compromiso de la empresa de no sancionar a ningún trabajador y dijo que en el caso de que no se aceptara el laudo, los trabajadores que siguieran en huelga serían despedidos sin indemnización ni derecho a paro ya que el despido sería procedente. El impedimento a que se abriera un turno de palabra provocó un malestar generalizado entre un número considerable de trabajadores, que se puso de manifiesto con gritos de "tongo, tongo" y "dimisión, dimisión". Muchos asistentes estaban convencidos de que el resultado de la votación hubiera sido muy distinto si se hubiese dado un turno de palabras.

Es inaceptable que ante una decisión de estas características se impidiera que las distintas propuestas se debatieran de una manera democrática, y tras escuchar todos los puntos de vista se procediera a la votación.

Es importante también destacar que mientras que se rechazó un turno de palabras, el presidente del comité de empresa planteó que la huelga general del 20 de junio no se secunde.

Como demuestra el seguimiento masivo de la huelga y el incumplimiento de los servicios mínimos por el conjunto de la plantilla, había una enorme fuerza y disposición a la lucha. Se podría haber conseguido mucho más. Se podría haber ganado si se hubiera canalizado toda esa fuerza en ganar a la opinión pública, a los trabajadores. El laudo impuesto a los trabajadores de autobuses de Madrid y a los de Barcelona va a ser una táctica a la que va a recurrir la patronal de manera sistemática, por lo tanto, cualquier huelga en el futuro debe tener en cuenta este aspecto.

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