Las 8.500 trabajadoras del sector público en huelga por la igualdad salarial en Glasgow han hecho historia. Después de seis semanas de lucha, los sindicatos comunicaron que habían alcanzado un acuerdo que pondría fin a la injusta desigualdad salarial que desde hace más de una década sufren las trabajadoras respecto a sus compañeros.

La lucha tuvo su punto álgido en la masiva huelga de 48 horas del 23 y 24 de octubre pasado, convirtiéndose en la mayor huelga por la igualdad salarial desde los años setenta. También ha puesto de manifiesto la tremenda fuerza de estas trabajadoras mal pagadas, que representan el 90% de los huelguistas. Con una increíble valentía cerraron todos los servicios municipales de la ciudad, y los piquetes se desplegaron en cientos de escuelas primarias, guarderías, centros de limpieza y edificios del ayuntamiento.

Los trabajadores paran en solidaridad con sus compañeras

Un punto clave han sido los métodos utilizados. A lo largo de esta batalla todas las decisiones fundamentales se han decidido en asambleas masivas. Realmente, hemos asistido a un levantamiento de la clase obrera que sacudió la ciudad y que quedará grabado en la memoria colectiva.

El ayuntamiento de Glasgow, que está gobernado por el SNP (Partido Nacionalista Escocés), recurrió a los medios de comunicación para llevar a cabo una campaña contra el movimiento y los sindicatos, incluso afirmando que estos estaban manipulados por las mujeres y que los hombres no eran conscientes de cuál era el motivo de la huelga. Este desesperado intento de dividir a los trabajadores en líneas de género fracasó. De hecho, la huelga contó con una participación masiva, cientos de trabajadores municipales se negaron a trabajar en solidaridad con sus compañeras. Y todo ello pese a las amenazas de sanción a las que se exponían. Por ejemplo, 600 trabajadores del área de medioambiente se negaron a trabajar y se manifestaron en solidaridad con sus compañeras. John O’Connor, representante del sindicato GMB, declaró: “No queríamos cruzar un piquete ya que apoyamos totalmente a las mujeres”. De esta manera se paralizó todo el servicio de recogida de basuras. Igualmente ocurrió en otros sectores.

La manifestación del primer día de huelga agrupó a más de 10.000 personas, y se inició con un emotivo minuto de silencio en recuerdo de todas las trabajadoras de Glasgow muertas sin haber podido conseguir la reivindicación de igual salario. Posteriormente hubo discursos vibrantes de las mujeres en huelga y sus representantes, incidiendo en la necesidad de la lucha conjunta de trabajadores y trabajadoras para no retroceder en nuestros derechos. Así, la responsable de atención domiciliaria del GMB, señaló: “Queremos justicia. No más enfrentamientos entre hombres y mujeres mal pagados. Los concejales que dicen estar de nuestro lado deben tomarnos en serio. No necesitamos que nos digan lo importantes que somos, si luego no equiparan nuestros salarios”.

La victoria obtenida es un punto de inflexión histórico, pero la lucha no ha terminado. El acuerdo aún debe ser ratificado por la administración municipal. Los sindicatos, que han aumentado su afiliación con una nueva capa de activistas y delegados combativos, tienen que estar preparados para combatir cualquier reticencia o maniobra del ayuntamiento y del SNP para no cumplir con lo pactado.

Desde el Socialist Party, organización hermana de Izquierda Revolucionaria, advertimos que es un grave error que el ayuntamiento haya optado por solicitar un préstamo para financiar el acuerdo: los intereses ascenderán cada año a millones de libras, que tratarán que paguemos los trabajadores. Hay que exigir que sean los gobiernos de Escocia y Westminster los que paguen el coste de la igualdad salarial, estas administraciones pueden conseguir el dinero a través de un impuesto a los ricos y las grandes empresas.

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