Han pasado cinco meses desde que Sarkozy ganó las elecciones presidenciales francesas, desde entonces, el que fue presentado como el nuevo "de Gaulle", la gran esperanza de la derecha europea se ha ido desinflando y empieza a tener problemas serios en casa. Como prometió nada más llegar a la presidencia, ha anunciado toda una serie de ataques frontales contra la clase obrera, entre los que se incluye un ataque al derecho a huelga disfrazado como una ley de "servicios mínimos".

Han pasado cinco meses desde que Sarkozy ganó las elecciones presidenciales francesas, desde entonces, el que fue presentado como el nuevo "de Gaulle", la gran esperanza de la derecha europea se ha ido desinflando y empieza a tener problemas serios en casa. Como prometió nada más llegar a la presidencia, ha anunciado toda una serie de ataques frontales contra la clase obrera, entre los que se incluye un ataque al derecho a huelga disfrazado como una ley de "servicios mínimos".

Como decía la editorial del periódico de derechas Le Figaró: "Hay que recordar este día, 18 de octubre de 2007. Hoy, comienza realmente el mandato de cinco años de Nicolás Sarkozy". Ese fue el día de la primera huelga nacional de su presidencia y la mayor huelga de transporte desde 1995. El motivo es el intento de eliminar el "régimen especial" de pensiones que tienen algunos sectores de trabajadores del sector público (ferrocarriles, metro, gas y electricidad), este régimen les permite jubilarse entre los 50 y 55 años de edad. El gobierno quiere poner a la opinión pública en contra de estos trabajadores a los que pretende presentar como unos "privilegiados", que por su culpa se agota el dinero de las pensiones de todos los trabajadores. Por supuesto esta idea es falsa, porque los acuerdos de pensiones de estos sectores son peores que los del sector privado, pagan el doble en concepto de contribución al plan y su pensión es inferior con relación al último salario recibido que la del resto de los trabajadores (un trabajador de este sector cobraría el 67% de su último salario percibido frente al 84% que percibe el resto de trabajadores). Lo que realmente sí afecta al plan de pensiones son los 1.300 millones de euros que el gobierno ha reducido de los impuestos que pagan los ricos. El gobierno y la burguesía lo único que pretenden es dividir a la clase obrera, enfrentar a los trabajadores del sector público entre sí, y a los del sector privado con los del público.
No es casualidad que el primer ataque contra la clase obrera por parte de Sarkozy vaya dirigido a uno de los sectores más combativos y organizados de los trabajadores franceses, y que tradicionalmente han estado en la vanguardia de la lucha de clases en Francia. Como hizo Margaret Thatcher en 1984-1985, cuando inició su primer ataque contra los mineros británicos. En este caso se trata de asestar un golpe a los pesos pesados de la clase obrera francesa, para después proceder con un ataque general y sin excepción contra el resto de la clase, piensan que así será más fácil llevar a cabo todas las contrarreformas previstas.
Indisciplina sindical

Desde que salió elegido Sarkozy, las direcciones sindicales han mantenido con él una reunión tras otra, con la intención de pactar las "contrarreformas" y evitar la "molesta" tarea de convocar huelga y movilización, es decir, no quieren que se repita nada parecido a las luchas contra el CPE que vimos a principios de este año y que se pueda desatar un movimiento que no puedan controlar. Pero una cosa son sus intenciones y otra muy distinta la realidad, y la realidad es que la huelga del 18 la tuvieron que convocar debido a la presión de los trabajadores que no están dispuestos a aceptar ningún ataque más. Apenas convocaron, casi no celebraron manifestaciones ni tampoco asambleas en los centros de trabajo, aún así, en muchos centros de trabajo los trabajadores en asambleas espontáneas decidieron continuar la huelga hasta el 20 de octubre.
La respuesta de los trabajadores en esta huelga demuestra que ellos sí saben que lo que está en juego no son sólo las pensiones, sino que después de este ataque vendrán los más de 22.000 despidos previstos en el sector público, la "ley de servicios mínimos" (se podrá aprobar en el parlamento a partir del 1 de enero) y que es un ataque al derecho a huelga, el ataque a la negociación colectiva, la privatización de la sanidad y la enseñanza....
La huelga del 18 fue sólo el primer acto de lo que promete ser un otoño caliente en Francia. El próximo 13 de noviembre se ha convocado otra huelga del transporte que se puede convertir en indefinida ya que los trabajadores han decidido votar cada 24 horas el mantenimiento de la huelga, el día 20 habrá huelga del sector público, los trabajadores de Air France acaban de protagonizar una huelga que ha durado más de ocho días, el día 13 también irán a la huelga los trabajadores de las empresas estatales de gas y electricidad -EDF y GDF-, y los estudiantes también han convocado movilizaciones contra las medidas de privatización de la universidad.
La perspectiva para Francia en los próximos meses es la de un enfrentamiento importante entre la clase obrera y el gobierno de derechas encabezado por Sarkozy. Hace cinco meses muchos hablaban del giro a la derecha de los trabajadores franceses, lo que ahora estamos viendo y veremos en el próximo período será una respuesta a todos aquellos que pensaban que la lucha de clases ya estaba muerta en Francia y que el camino estaba preparado para que Sarkozy aplicara sin problemas su política reaccionaria.

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