Por qué defendemos el carácter mixto de la Huelga Feminista del 8-M

Dentro del movimiento feminista existen polémicas que en absoluto son secundarias. Sin ir más lejos hay posturas diametralmente opuestas sobre la prostitución. Unas defendemos la abolición de esta lacra que esclaviza y tortura como objetos sexuales a un número alarmantemente creciente de mujeres y niñas. Otras en cambio abogan por su regulación. Alrededor de la huelga que estamos convocando este 8 de Marzo hay también diferencias.

Recientemente dos representantes de la Comisión 8M de Madrid han declarado en la Cadena SER que se perdería “el objetivo feminista” de la huelga de ese día si los hombres participan, porque se convertiría en una huelga general. En Libres y Combativas discrepamos rotundamente con esta posición.

¿Todas las mujeres suman?

Las mujeres tenemos una maravillosa diversidad que no entraña ninguna contradicción en nuestro combate contra la opresión machista. Obviamente vivimos de forma diferente nuestra sexualidad, tenemos diferente nacionalidad, somos ateas, cristianas, musulmanas, agnósticas…Unas somos madres, otras no. Unas tienen estudios superiores y otras no. Sin embargo, utilizar esta realidad diversa para afirmar que la diferencia que existe entre una mujer trabajadora y una mujer empresaria es de la misma naturaleza que la que hay entre una mujer que posee la nacionalidad española y una mujer inmigrante sin papeles, o entre una mujer heterosexual y una mujer lesbiana, significa ocultar la opresión de clase que también sufrimos las mujeres. En la práctica significa equiparar a opresoras y a oprimidas, a verdugos y víctimas.

Desde libres y Combativas no podemos compartir el Argumentario de la Comisión de Contenidos 8M cuando afirma que: “Practicamos  un  feminismo  interseccional  porque  sabemos  que  estamos  atravesadas  por  desigualdades  y precariedades que nos sitúan en lugares muy diversos frente al patriarcado, el trabajo asalariado, los cuidados, el consumo, el ejercicio de nuestros derechos, la formación y la participación ciudadana, por las diferencias que atravesamos alguna de nosotras según la procedencia, la clase, la edad, la orientación sexual, la identidad de género y habilidades. Pero la huelga es de todas, hay un hueco para todas y cada una de nosotras en nuestra huelga feminista del 8M.”  (El subrayado es nuestro)

Afirmar tan tranquilamente que hay un hueco en nuestra huelga para Ana Patricia Botín-Sanz de Sautuola O'Shea, presidenta del Banco Santander, que recibió una retribución de más de 10 millones de euros en 2017, no hace avanzar nuestra lucha. Porque por encima de su condición de mujer está su condición de burguesa. Porque la clase a la que pertenece obtiene sus privilegios de la explotación laboral, de mujeres y hombres, y de mantener una violencia machista sistémica. Que le pregunten sino a la mujer de 95 años que fue privada por el Banco Santander —que Ana Patricia preside—de su pensión de 650 euros por haber avalado la hipoteca de su nieto y a todas las familias acosadas y amenazadas por su banco con desahucios.

¿Acaso Inés Arrimadas, una mujer que denuncia la brecha salarial entre hombres y mujeres y se declara enemiga del machismo es una aliada en nuestra lucha?  ¿O Cristina Cifuentes? ¿Y Angela Merkel,  Ivanka Trump o Christine Lagarde?  El hecho de que tengan vagina, incluso que se declaren feministas y de que algún día se ponga un lazo morado, no las convierte en aliadas en la batalla por la emancipación de la mujer. Una mujer que preside el FMI, que justifica las políticas de Donald Trump, o práctica una salvaje política de recortes y austeridad no es nuestra aliada. Tampoco aquellas que aplauden la violencia policial del 1 de octubre en Catalunya contra mujeres y hombres que pretendían decidir libremente su destino, que apoyan de forma entusiasta la aplicación del 155 y todos los ataques a los derechos democráticos que estamos sufriendo, o que jalean al Estado para que aumente la ya larga lista de presos políticos. Todas ellas carecen por completo de la capacidad y la autoridad moral para luchar contra nuestra opresión.

No, esta huelga y este día no es de todas, como tampoco lo es la tarea de acabar con el patriarcado.

¿Todos los hombres restan?

Desde Libres y Combativas practicamos un feminismo que no pierde nunca de vista la perspectiva de clase, anticapitalista y revolucionaria.

La elección de la jueza María Elósegui como representante de España en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos es un buen ejemplo al respecto. Y no lo decimos sólo por su repugnante homofobia y transfobia, sino también porque el Gobierno del PP ha defendido esta canallada argumentando que deberíamos felicitarnos porque “por primera vez en la historia una mujer” es designada para este puesto. Estas son las consecuencias de situar el género por encima de toda consideración de clase e ideológica. Que los dirigentes de la derecha española lo hagan para encubrir su responsabilidad directa en la opresión y el sufrimiento de la gran mayoría de las mujeres y niñas del Estado español, es una cosa. Ya sabemos que carecen de cualquier rasgo de honestidad. Sin embargo, contribuir directa o indirectamente desde el feminismo a crear confusión para que este tipo de planteamientos puedan germinar en el seno de las oprimidas y los oprimidos, es otra cosa muy distinta.

Y hay cosas que confunden y mucho. Como, por ejemplo, convertir en un aspecto decisivo para el éxito de nuestra Huelga Feminista que los hombres no vayan a la huelga ese día, y que se mantengan a la cola en las manifestaciones. O sea, que un luchador de la PAH, de la Marea Blanca, de la Marea Verde, de la Coordinadora de los pensionistas, los trabajadores que pelean por sus derechos, los estudiantes que han convocado huelga tras huelga contra la LOMCE, y los jóvenes que han llenado las calles en el 15M, por el hecho de ser hombres, no deben ir a la huelga porque nos…  “quitan el protagonismo”. Según parece para algunas feministas es mucho mejor que hagan de esquiroles y en todo caso se sitúen en una parte muy atrás en nuestras manifestaciones para que no se les vea.

Indudablemente el protagonismo del 8M es nuestro, de las mujeres. Pero que tiene esto que ver con sentirse incómoda por ir al lado de un hombre que quiere expresar públicamente su repulsa hacia el machismo imperante, que quiere sumar su voz a nuestro grito contra el patriarcado. ¿De verdad hace avanzar nuestra lucha defender que podemos ir codo con codo con mujeres que desde su poder económico nos oprimen día a día, o con aquellas que gracias a sus poltronas políticas y sindicales firman Pactos de Estado con el PP y convenios laborales con los empresarios que hacen más pesadas las cadenas de nuestra opresión, mientras se llama a los trabajadores a que hagan de esquiroles?

La verdad es concreta

El Argumentario de la Comisión 8M explica: “¿Para qué hacemos huelga? (…) Para exigir al Estado, a la jerarquía católica, a los poderes patriarcales económicos y políticos y a la cultura machista (de nuestros amigos, padres, hermanos y vecinos), que respeten nuestra autonomía y libertad  para  tomar  decisiones sobre  nuestra  sexualidad,  nuestra  corporalidad  y  nuestros  proyectos vitales. Queremos ser dueñas de nuestros cuerpos, nuestros deseos y nuestras vidas.”

Estamos de acuerdo. Luchamos para que todos nos oigan, para que nuestra opresión cotidiana que adquiere muchas y terroríficas expresiones se visibilice, para que nadie piense que somos víctimas propicias, para demostrar nuestra fuerza y nuestra determinación. Y hacemos huelga para que quienes detentan el poder en esta sociedad, en los parlamentos y en los púlpitos, en las empresas y en los juzgados… se vean obligados a cambiar sus políticas, actuaciones y discursos machistas.

Por ello, nosotras no solo animamos a las trabajadoras y los trabajadores a que vayan a la huelga, sino que consideramos que dos horas son completamente insuficientes y exigimos que los sindicatos de trabajadoras y trabajadores hagan como el Sindicato de Estudiantes en el movimiento juvenil y convoquen una huelga laboral de 24 horas. Pocas herramientas de lucha impactan tanto a los poderosos como paralizar completamente la actividad económica. En un día así, pierden temporalmente el control porque ninguna máquina, ningún medio de transporte, ningún comercio, ningún aula, ningún juzgado, ningún plató de televisión… funciona, porque así lo decidimos quienes no tenemos todavía el poder.

Sería una gran jornada, todo paralizado, millones y millones de mujeres y de hombres, de jóvenes unidos en la lucha para exigir el genuino derecho al aborto libre y gratuito; para imponer que a igual trabajo, igual salario; para garantizar que las escuelas infantiles, los comedores, las lavanderías y todo tipo de servicios públicos dignos asuman las pesadas tareas domésticas que nos esclavizan: así nos liberaríamos de ellas los 365 días del año, y evitaríamos también que mujeres con alto poder adquisitivo se emanciparán de esta esclavitud a costa de otras mujeres que les limpian su mierda como ocurre ahora. En definitiva, una gran Huelga General Feminista para que existan medios humanos y materiales de atención a los dependientes; para que el divorcio sea un trámite rápido y gratuito; para lograr educación sexual en la escuela pública y medios anticonceptivos gratuitos; para derrotar a la justicia machista y patriarcal que deja impune a los maltratadores y para que se deje de traficar, esclavizar y abusar de nuestro cuerpo.

¿Nuestros compañeros no deben ir a la huelga, pero si se puede guardar silencio sobre la actitud de la burocracia sindical y sobre la prostitución?

Es realmente sorprendente este interés de sectores del feminismo en evitar que los hombres vayan a la huelga el 8 de marzo, cuando la cruda realidad en las empresas es que tanto CCOO como UGT no están convocando la huelga laboral de dos horas, ni entre las mujeres ni entre los hombres.

Como prueba un botón. En la empresa Adolfo Domínguez, donde la represión contra las mujeres trabajadoras, los bajos salarios y la precariedad es la nota habitual, CCOO y UGT han hecho público un comunicado que dice textualmente lo siguiente: “Desde las secciones sindicales de CCOO y UGT en Adolfo Domínguez convocamos a toda la plantilla a un paro simbólico reivindicativo el día 8 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer. Este paro consistirá en 15 minutos de concentración frente a las instalaciones de la empresa en la Calle 3, entre las 11.15 y las 11.30 reivindicando la igualdad entre hombres y mujeres y condenando cualquier tipo de discriminación o violencia machista. Agradecemos la colaboración de la empresa en este acto, al permitirnos realizarlo en horario laboral, sin repercusión económica negativa para las trabajadoras y trabajadores. ¡Contamos contigo! ¡Vivas, libres y unidas!”.

Este comunicado es un completo escándalo, un insulto a la mujer trabajadora y un ejemplo de cómo las direcciones de CCOO y UGT están “organizando” la huelga feminista. No sólo no se convoca huelga, sino que encima se arrastran ante una dirección de empresa completamente reaccionaria para agradecerle que no descuenten dinero por hacer una concentración. Y nosotras decimos ¿Por qué las representantes de la Comisión 8M no denuncian este acto como una deserción completa de la lucha? ¿Por qué este silencio ante las burdas maniobras de la burocracia sindical?

Lo cierto es que esta actuación de las burocratizadas direcciones sindicales no se puede achacar al machismo, si bien es cierto que hay machismo en su seno. No se trata sólo de las mujeres trabajadoras. Tampoco convocan huelgas contra los retrocesos en los derechos laborales de todos los hombres y todas las mujeres, ni contra los recortes en la sanidad y la educación públicas, ni por las pensiones, ni por los derechos democráticos… Hace mucho que no convocan ninguna lucha seria contra las políticas reaccionarias del PP porque apuestan por la paz social. Por eso sabotean las dos horas de paro laboral de la Huelga Feminista del 8M, porque temen que cualquier ejemplo de movilización seria dé al traste con su política de colaboración de clases.

No confundamos al movimiento ni lavemos la cara a las cúpulas sindicales. Nuestro problema no es que los hombres participen en la huelga para sumar fuerzas. Nuestro problema es que muchos dirigentes políticos y sindicales de la izquierda, hombres y mujeres, practican un feminismo de postureo que no hace avanzar un milímetro nuestra emancipación. 

Que los trabajadores también levanten su voz contra la opresión de la mujer trabajadora no nos debilita. Sin embargo, el silencio cómplice de algunos sectores del feminismo ante la prostitución si hace daño a nuestra causa. Y que una denuncia clara y contundente de la misma se omita en los numerosos manifiestos que estos días se han hecho públicos desde la Comisión 8M también. El hecho de callar ante esta forma de esclavitud que convierte a las mujeres en objetos sexuales pasivos de cualquier hombre que tenga unos euros en su bolsillo, facilita a nuestros explotadores perpetuar el machismo más cruel y monstruoso.

Desde Libres y Combativas estamos poniendo todo nuestro empeño para que el 8 de marzo seamos millones de mujeres en pie de guerra contra el sistema capitalista, contra su violencia machista y patriarcal, contra la derecha y sus aliados, contra los que recortan nuestros derechos sociales y democráticos, contra los parásitos y las parásitas que nos explotan cada día. Y en esta gran movilización damos la bienvenida a nuestros compañeros de los centros de trabajo y estudio que se quieran sumar para estar junto a nosotras y hacer más fuerte nuestro movimiento. No queremos que hagan de esquiroles en la huelga sino que tomen plena conciencia de que esta es también su batalla, de toda la clase trabajadora, de toda la juventud, de todos los oprimidos. El 8 de marzo y todos los días.

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