Construyendo las fuerzas del marxismo en un período decisivo de la lucha de clases

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Vivimos momentos extraordinarios, una época de crisis profunda del capitalismo, polarización política a escala internacional y, a tan solo unos días unas las elecciones generales que, sin duda, marcarán un punto más en el recrudecimiento de la lucha de clases en el Estado español.

Este es el contexto general en el que los pasados 18,19, 20 y 21 de abril celebramos en Madrid el XXIII Congreso Estatal de Izquierda Revolucionaria. Más de 160 asistentes, trabajadores y trabajadoras, jóvenes, sindicalistas, activistas de los movimientos sociales, venidos de Galiza, Asturias, Euskal Herria, Catalunya, País Valencià, Andalucía, Castilla- La Mancha, Castilla León, Extremadura,  Aragón y Madrid abarrotamos la sala en la que se le celebraba nuestra reunión más importante.

También contamos con una gran delegación de nuestros camaradas de Socialismo Revolucionario de Portugal, que jugaron un papel extraordinario en todas las discusiones, con los saludos de los compañeros de Izquierda Revolucionaria de México y Venezuela, y también del compañero Eric Byl por el Partido Socialista de Lucha de Bélgica.

Una época de revolución y contrarrevolución

En la introducción del bloque de perspectivas mundiales y para el Estado español se hizo una amplia exposición de la crisis que atraviesa el capitalismo mundial, su reflejo en la lucha de clases y en el trastorno general de las relaciones entre las potencias y las clases.

En los diez años transcurridos desde la gran recesión de 2008, las recetas de la burguesía no han logrado recuperar el equilibrio interno del sistema, provocando nuevas y mayores contradicciones que ahora vuelven a aflorar y que se reflejan en el pesimismo que rezuman los líderes y economistas de la burguesía. Las guerras comerciales y el nacionalismo económico son la cristalización de una nueva etapa histórica de lucha por la supremacía mundial entre EEUU y China.

Todos coinciden en que estamos a las puertas de una nueva crisis, en la que las grasas existentes hace una década se han evaporado: con una deuda pública y privada que bate récords – alcanzando el 317% del PIB mundial y con una marcada tendencia a la especulación que revela cómo la crisis de sobreproducción no ha sido resuelta-- la inestabilidad se ha hecho crónica en todos los planos.

La desigualdad social que han provocado las políticas de austeridad, y el enflaquecimiento de la clase media – garante de la estabilidad y la cohesión social – son también motivos de gran preocupación de organismos como la OCDE, que advierte sobre las turbulencias que esto puede provocar el terreno de la lucha social. Y es que la confianza en un futuro mejor por parte de las masas está desplomándose. La crisis de legitimidad de las instituciones burguesas, de la derecha tradicional y la socialdemocracia, y de la justicia o de los parlamentos, ilustran a la perfección que el capitalismo ya no es “el mejor sistema posible” para amplias capas de la sociedad.

Tanto en la introducción como en las 23 intervenciones de compañeras y compañeros que tomaron la palabra se resaltaron las consecuencias que el colapso económico ha provocado en la lucha de clases. El avance en la conciencia de la juventud,  la clase trabajadora y las capas medias empobrecidas a nivel mundial es un hecho irrefutable, así como el incalculable valor de la experiencia hecha en estos años.

El levantamiento de las masas en Argelia y Sudán, la rebelión de los chalecos amarillos en Francia, la oleada de huelgas en el norte de México tras la victoria de López Obrador, las masivas luchas de los profesores en EEUU y la irrupción de la candidatura de Bernie Sanders,  o la enorme crisis que vive la UE y la clase dominante británica en torno al Brexit fueron algunos de los asuntos que ilustraron esta realidad.

También abordamos la otra cara de esta moneda: la polarización en sentido opuesto, que se está expresando a través del ascenso de formaciones de derecha y extrema derecha tanto en Europa como en América Latina, y en el desarrollo de tendencias autoritarias y bonapartistas entre la clase dominante y los aparatos estatales de numerosas naciones.

La lucha contra la extrema derecha y el programa de clase y revolucionario que debemos levantar para combatirla fue ampliamente abordado en el debate. Nos preparamos para grandes acontecimientos que sacudirán  la conciencia de millones y jóvenes de todo el mundo.

Unas elecciones generales marcadas por la polarización

La situación política en el Estado español no escapa a esta dinámica, como se está viendo con claridad en estas semanas previas a las elecciones generales.

También en este aspecto pudimos profundizar en nuestro congreso, resaltando las grandes movilizaciones de masas que han marcado el tono del último periodo: la impresionante huelga general feminista del pasado 8M, las multitudinarias movilizaciones por la república catalana y la libertad de los presos políticos, o por los jóvenes de Altsasu, las manifestaciones masivas de los pensionistas, las de la España vaciada o las movilizaciones contra el cambio climático conviven con una campaña electoral en la que la confianza y la ilusión en las instituciones brilla por su ausencia.

Las compañeras y compañeros que tomaron la palabra pudieron analizar el enorme peso que ha jugado la crisis revolucionaria abierta en Catalunya a partir del 1 de octubre de 2017 y que hunde sus raíces en crisis económica que ha golpeado también a la juventud la clase trabajadora en Catalunya, así como la lamentable posición que la izquierda parlamentaria española ha mantenido al respecto, dando la espalda a quienes se ha levantado contra el régimen del 78, por la república catalana, contra la monarquía, el españolismo más rancio y la austeridad.

Debatimos sobre la decepcionante experiencia de los llamados  “ayuntamientos del cambio”, que han aceptado la lógica del sistema renunciando a llevar a cabo medidas de remunicipalizacion de los servicios públicos privatizados, creación de empleo público digno y bien pagado, vivienda para todos luchando efectivamente contra los desahucios, o consiguiendo un transporte de calidad, gratuito no contaminante. La frustración con estos ayuntamientos responde al abandono de la dirección de Podemos de una política de confrontación contra el capitalismo apoyándose en la movilización social, en la fuerza de los trabajadores y la juventud para hacer posible un cambio de verdad.

Las perspectivas electorales fueron discutidas ampliamente. Aunque la enorme volatilidad de la situación hace imposible hacer una previsión cerrada de cuáles serán los resultados, la experiencia de la elecciones andaluzas y la percepción de una amenaza real a los derechos de la mayoría  por parte del bloque reaccionario de PP, Cs y Vox, apunta a que la movilización al “voto útil” para frenar a la derecha pueda ser un punto importante que rentabilice Pedro Sánchez.

En cualquier caso, y sean cuales sean los resultados, la inestabilidad política y la debilidad del futuro gobierno van a dominar el próximo periodo. No nos preparamos para una época de calma y paz social sino para todo lo contrario.

Prepararnos para grandes acontecimientos: construir el partido revolucionario

Estudiar la teoría marxista y la experiencia de nuestra clase es un punto esencial para nosotros, pero no como un ejercicio de erudición sino para aplicar sus lecciones a la práctica. “Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la sociedad antigua” – Decía Marx.

Sin duda, esto ya ha ocurrido con el capitalismo, pero una lección vital para los revolucionarios es que el sistema capitalista, por muy agotado y superado que esté, no va a caer por sí sólo. La experiencia histórica ha mostrado una y mil veces que para hacer caer al sistema y la clase que lo dirige – la burguesía – es necesario dotarse de un partido revolucionario, como el Partido Bolchevique y que éste no se puede improvisar al calor de la revolución: esta herramienta requiere tiempo, experiencia y mucho esfuerzo y sacrificio.

Trotsky decía que “la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de su dirección revolucionaria”. Construir esa dirección revolucionaria y una organización con una influencia de masas es nuestra tarea fundamental y a lo que dedicamos nuestra energía en los distintos frentes de la lucha de clases.

Entre la juventud, contra el cambio climático y en defensa de la educación pública digna y gratuita, levantando el Sindicato de Estudiantes. En el gran movimiento por la liberación de la mujer con Libres y Combativas y su bandera del feminismo anticapitalista, de clase y revolucionario. Entre la clase obrera y sus luchas, en los sindicatos, defendiendo un sindicalismo de clase, combativo y democrático contra la burocracia y la patronal. En la cuestión nacional, por la república catalana socialista y el derecho de autodeterminación para Catalunya, Euskal Herria y Galiza, y una república socialista federal donde todos los territorios puedan integrase libre y democráticamente. Y también en el terreno ideológico y cultural, desarrollando la mayor editorial de textos marxistas en lengua castellana, la Fundación Federico Engels...

Confianza en nuestra clase

Una de las mejores expresiones del ánimo y el entusiasmo que se respiró en nuestro congreso fue la colecta que realizamos para contribuir a la construcción de unas finanzas revolucionarias e independientes y en la que logramos superar con creces el objetivo que nos habíamos marcado y obtener un resultado histórico.

Para finalizar, elegimos los órganos de dirección para los próximos dos años, que fueron votados por unanimidad. Tras una clausura vibrante en un ambiente cargado de fuerza y determinación cerramos este XIII congreso de Izquierda Revolucionaria – un congreso que ha marcado un antes y un después en nuestra organización – con los puños en alto, cantando La Internacional y Grândola Vila Morena. ¡O povo é quem mais ordena!

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