Las bolsas europeas y de EEUU rebotaron durante el mes de agosto. En realidad, después de haber alcanzado un nuevo mínimo el 24 de julio, se recuperaron un 20 %. Parece que hay un renovado optimismo en que el capitalismo se salve de la recesión y queLas bolsas europeas y de EEUU rebotaron durante el mes de agosto. En realidad, después de haber alcanzado un nuevo mínimo el 24 de julio, se recuperaron un 20 %. Parece que hay un renovado optimismo en que el capitalismo se salve de la recesión y que en los próximos dieciocho meses tendremos una recuperación.

¿Por qué este nuevo optimismo? En primer lugar, la administración Bush dice que ha actuado contra los defraudadores de la empresa estadounidense. Después de los escándalos de Enron, WorldCom y Tyco, y después de tanto lisonjeo, el gobierno estadounidense ha aprobado nuevas leyes diseñadas para controlar los balances empresariales. Como dice el refrán, a buenas horas mangas verdes.

Caída brusca de la riqueza familiar

Mientras que los "enterados", como se les llama, vendían sus acciones antes del colapso de los precios, el estadounidense medio, con la mayoría de sus ahorros para la jubilación invertidos en la Bolsa, es el que se lleva el mayor golpe. La riqueza neta de las familias estadounidenses (incluidas acciones, bonos y propiedad) ha caído un 20% en los últimos dos años, desde que comenzó el "mercado bajista" en marzo de 2000. Muchos estadounidenses han trabajado duro (tienen la jornada laboral más larga de la OCDE) y ahora contemplan cómo se esfuma la riqueza para su jubilación y que deben trabajar más horas para recuperar sus pérdidas. Por eso han exigido furiosos una acción contra los estafadores y defraudadores contables que dirigen las grandes empresas de EEUU.

Los negocios de Bush

La horrible ironía es que entre estos enterados está el propio presidente. Cuando Bush era gobernador de Texas, estaba en el consejo de dirección de Harkin Energy (antiguamente Exploraciones Bush). Sólo unos meses antes de que colapsara el precio de las acciones de la empresa, vendió miles de acciones consiguiendo un jugoso beneficio. Parece ser que conocía por adelantado que las empresas anunciarían unos beneficios muy pobres. Por supuesto ha quedado libre de toda culpa.

Ya no hay más preocupaciones, el presidente y el congreso han actuado y no habrá más escándalos. En realidad, el 14 de agosto casi todos los primeros mandatarios de las mil primeras empresas estadounidenses, firmaron declaraciones juradas según las cuales sus cuentas estaban bien y eran correctas. Las bolsas respiraron y se dispararon.

La otra gran razón para el nuevo optimismo es la creencia en que la Reserva Federal, encabezada por el Caballero (honorario) del Imperio Británico, Alan Greenspan, va a reducir los tipos de interés a unos niveles récord y así sacará a la economía de su estancamiento. Varios bancos estadounidenses han pronosticado reducciones importantes antes del final de año. Los inversores aprecian estas noticias y las bolsas suben.

La economía mundial sigue en recesión

Pero todo este optimismo es una necedad veraniega. Por debajo de la publicidad están los crueles datos económicos de EEUU, Europa y Japón. La economía mundial todavía está en recesión. Tomemos el caso de EEUU. Durante julio y agosto, las nuevas cifras económicas eran peores que las anteriores. Se ha hablado mucho de la necesidad de que el consumidor estadounidense, la familia media americana, continúe gastando. Casi es un deber patriótico pedir dinero prestado y gastar todos los ahorros para poder mantener la economía a flote. En realidad, las empresas automovilísticas estadounidenses continúan ofreciendo financiación con tipos de interés cero si los estadounidenses se compran nuevos coches.

A pesar del repunte bursátil, la confianza del consumidor está cayendo. En julio la confianza del consumidor pasó de 106,4 a 97,1, su nivel más bajo desde febrero. Las expectativas de los consumidores ante el futuro también empeoran. Han pasado de 107,2 a 95,7.

Al mismo tiempo, las ventas en las tiendas están cayendo. Los índices que miden la confianza entre los manufactureros estadounidenses también se han debilitado y la producción manufacturera ha vuelto a la recesión después de una recuperación limitada a principios de año.

Las más significativas son las cifras del producto interior bruto real de EEUU durante el segundo trimestre de este año, subió sólo un 1,1 %, además se revisaron a la baja los anteriores trimestres y se confirmó que la economía estadounidense en 2001 había entrado en recesión y que sólo se recuperó brevemente en el primer trimestre de este año. La inversión empresarial ha caído por séptimo trimestre consecutivo. Mientras, el ritmo del consumo se ha reducido, ha crecido sólo un 1,9%, después de crecer un 3,1% en el primer trimestre. Sólo ha crecido el gasto gubernamental. Y por supuesto, al menos de momento, con unos tipos de interés muy bajos, continua el boom de la propiedad, como ocurre en Gran Bretaña, Australia y otros países de la OCDE.

El dilema entre lo malo y lo peor

Otra pálida realidad del capitalismo estadounidense es que los beneficios no han mejorado. Las primeras 500 empresas estadounidenses hace poco hicieron públicos sus beneficios del segundo trimestre. Debemos ser generosos y creer que podemos fiarnos de sus contables y que por lo tanto sus cuentas reflejan la realidad. Pero incluso sobre esas bases, los beneficios sólo subieron un 1% comparado con el mismo período del año pasado, cuando ya eran terribles.

La verdadera historia es que a menos que las empresas estadounidenses no hagan una reducción masiva de empleos (en un año se han destruido más de dos millones de puestos de trabajo en EEUU), no van a conseguir que suban sus beneficios y tampoco podrán reinvertir. Pero si despiden a más trabajadores, los parados no podrán comprar mercancías en las tiendas y los que todavía tienen empleo, tendrán mucho cuidado para no perder su sustento, así que tendrán que recortar el gasto y ahorrar. El resultado será una recesión económica. Este es el dilema capitalista cuando los beneficios gobiernan la producción.

Otros barcos a punto de hundirse

La situación no es mejor en Europa. La mayoría de los países europeos han hecho públicas sus cifras de crecimiento para el segundo trimestre de este año. ¡Ha habido poco o ningún crecimiento! Alemania subió un 0,3%, Italia subió un 0,1% y Gran Bretaña un 0,7%. La empresa manufacturera está estancada y los precios en las tiendas de Europa y Gran Bretaña también están cayendo, las perspectivas para el segundo trimestre de este año son poco prometedoras.

En cuanto a Japón, es la misma vieja historia. La producción nacional ha caído un 0,5-1% anual. La deflación sigue en el orden del día y los precios siguen cayendo. Incluso el sector servicios continúa cayendo y las tasas de paro alcanzan niveles de la posguerra. El gobierno está paralizado después de 12 años de recesión. La deuda pública sigue aumentando.

Pero hay más rocas en el océano económico mundial que pueden hundir unos cuantos nuevos barcos capitalistas durante los próximos meses. El caos económico y político en Argentina prosigue y sin signos de recuperación. A pesar de las colosales cantidades de dinero entregadas por el FMI, Turquía está en una situación similar, los políticos capitalistas turcos continúan peleando, amenazando con llevar a este aliado clave de EEUU en su guerra contra el terrorismo hacia una depresión económica. Y las elecciones en Brasil son inminentes y se prevé una derrota aplastante del candidato del gobierno. La presidencia del país más grande de América Latina es probable que recaiga en las manos del Partido de los Trabajadores liderado por Lula, o en el Frente de los Trabajadores de Ciro Gomes. No es una minucia para los inversores capitalistas, por eso sacan su dinero de Brasil.

Y después está Irak; la administración Bush está preparando una enorme fuerza armada para derrocar a Sadam Husein, probablemente este invierno, independientemente de lo que digan la ONU o los gobiernos europeos. Pero eso puede hacer subir los precios del petróleo y provocar un daño serio a la economía mundial.

Burbujas por estallar

Pero hay otras burbujas en el capitalismo mundial que todavía no han estallado. La primera es la fortaleza del dólar USA. Este año se ha debilitado un poco pero todavía debe hacerlo más. Los extranjeros tienen nueve billones de dólares en activos, mientras que el déficit comercial de EEUU es de 37.000 millones de dólares al mes. Ahora los inversores extranjeros han sufrido más pérdidas que sus homólogos estadounidenses. Además de las pérdidas bursátiles, hay que añadir pérdidas monetarias de entre un 10 y un 15%. Cuando comiencen a vender, los compradores desaparecerán y el dólar bajará más de lo esperado.

La segunda gran burbuja que todavía no ha estallado es el sector de la propiedad. Los consumidores británicos y estadounidenses han gastado porque se sentían respaldados por el valor de sus casas. En EEUU los precios subieron un 10% al año y en Gran Bretaña un 20 %, este nivel no es sostenible. Ya hay síntomas de agotamiento en los precios de la vivienda en Londres y Nueva York. Si el mercado de la vivienda cae, la gente dejará de gastar y arrastrará a la economía.

Todo esto desprestigia la Nueva Economía del capitalismo basada en la alta tecnología, Internet y la desregulación de los controles sobre las empresas. El crecimiento económico en esta gran época del laissez-faire ha sido mucho más débil que en las décadas inmediatas a la posguerra. En EEUU, desde 1942 a 1966, el crecimiento medio anual del PIB fue del 4,5%. Desde 1975 a 1999, sólo fue un 3,2%. La ganancia media anual en la producción industrial desde 1942 a 1966 fue un 5,3%. Desde 1975 a 1999 sólo fue un 3,4%. Al mismo tiempo, en 1966 la deuda del consumidor subió a un 64% del ingreso personal anual disponible, en 1999 era un 97%.

Y todavía las autoridades estadounidenses, y en particular Alan Greenspan, continúan chorreando optimismo en cada una de sus declaraciones. Recientemente comentaba Greenspan: "La suavidad y brevedad de la recesión son una prueba de la notable mejoría de la resistencia y flexibilidad de la economía. Existen los fundamentos para el regreso a un crecimiento sostenido de la riqueza: los desequilibrios en los inventarios y bienes de capital parece que han desaparecido; la inflación es baja y se espera que siga así; y el crecimiento de la productividad ha sido fuerte, implicando un considerable apoyo subyacente al gasto familiar y empresarial así como el alivio potencial de la presión de los costes y los precios".

Como dice Stephen Roach (economista de Morgan Stanley), la realidad es otra: "Este ciclo empresarial tiene poco en común con los del pasado reciente. Desgraciadamente, tiene mucho en común con los ciclos previos a la Segunda Guerra Mundial desencadenados por burbujas especulativas en los mercados financieros. Las historia nos dice que en los diecinueve ciclos en tiempos de paz, desde 1854 y 1945, hubo recesión con una duración media de 21 meses, casi el doble de los once meses que duraban las recesiones posteriores a 1945. Las sacudidas posteriores a una burbuja son más largas y penosas. ¿Por qué en esta ocasión, después de la madre de todas las burbujas, va a ser diferente?"

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