El pasado día 1 de abril se celebró la movilización convocada por el Foro de Debate Nacional, tras el cual Batasuna, junto a Aralar, AB, ANV, Zutik, y los sindicatos ELA, LAB, EHNE, ELB, ESK, STEE-EILAS e HIRU, reunían a más de 82.000 personas en BilEl pasado día 1 de abril se celebró la movilización convocada por el Foro de Debate Nacional, tras el cual Batasuna, junto a Aralar, AB, ANV, Zutik, y los sindicatos ELA, LAB, EHNE, ELB, ESK, STEE-EILAS e HIRU, reunían a más de 82.000 personas en Bilbao. La marcha, encabezada por una pancarta en la que se leía “Konponbide garaia da. Euskal Herria. Erabakia. Adostasuna” (Es tiempo de soluciones. Euskal Herria. Decisión. Acuerdo) rompió todos los records de los últimos años, a pesar de que el PNV por la mañana lanzase un llamamiento expreso a no acudir con el argumento de que “no es hora de hacer frentes”.

Durante el recorrido muchos militantes abertzales compraban bonos para contribuir a pagar las fianzas impuestas, por el juez Grande-Marlaska, a Otegi que junto a las de Petrikorena y Olano ascendían a 650.000 euros.

Qué duda cabe que el anuncio de alto el fuego permanente por parte de ETA ha sido acogido con enorme ilusión y expectativas, especialmente por sectores de la izquierda abertzale que ven por primera vez la posibilidad de ver resuelto el problema de los presos y los refugiados, y la ilusión también de capas amplias de la clase trabajadora que anhelan la pacificación y pueden ahora centrar sus esfuerzos en la lucha por mejorar sus condiciones de vida.

El anuncio de alto el fuego permanente y esta enorme manifestación han puesto histérica a la derecha española. A medio plazo ve que una victoria electoral es cada vez más complicada y que su táctica de desgaste del gobierno, con continuas manifestaciones reaccionarias en la calle, con una ofensiva sin precedentes contra los derechos democrático-nacionales, contra la izquierda abertzale en particular, no parece darles los resultados deseados. Mientras, ven como el PSOE sube “enteros” en el parqué electoral. La última decisión de poner al timón del Ministerio del Interior a Alfredo Pérez Rubalcaba para encabezar y reforzar este proceso (quitándose de encima a algunos de los sectores más derechistas del partido, como Bono), unido a la posibilidad de que la izquierda abertzale pueda presentarse en las próximas elecciones de 2007 y frenar la ofensiva judicial contra ellos, cambia el panorama político.

La burguesía vasca

trata de recuperar

el protagonismo

El PNV por su parte no quiere quedarse al margen de este proceso. Mientras Batasuna estaba ilegalizada el PNV sacó el famoso “Plan Ibarretxe” que le sirvió de coartada para silenciar a la izquierda abertzale, a la que contribuyó escrupulosamente a ilegalizar, cerrando sus sedes e impidiendo sus manifestaciones en “cumplimiento de la legalidad”, mientras ocupaba el escenario central, ayudado por el PP, y corría una espesa cortina de humo tras la que ocultar el ataque a las condiciones de vida de la clase obrera vasca.

Ahora, la preocupación del PNV es, como dijo Josu Jon Imaz en el último Aberri Eguna, recuperar “el liderazgo en este proceso”. Lo más probable es que traten de renegociar el Estatuto Vasco, de forma favorable a los intereses de la burguesía vasca, a cambio de hacer alguna concesión menor a la Izquierda Abertzale, y de paso exigir a los sindicatos “una paz social en pro de la construcción nacional” para aumentar la cuenta de resultados de la patronal vasca.

La realidad es que los derechos democrático-nacionales no vendrán nunca de la mano de una mesa de partidos con la burguesía vasca, como propone la dirección de la Izquierda Abertzale, ni del PNV, ni de otros sectores como EA, que están maniobrando para orientar a la Izquierda Abertzale al terreno institucional para empantanarla y hacerle girar a la derecha.

La burguesía vasca (PNV-EA) son los responsables de la tasa de privatización de la enseñanza más alta de todo el Estado, de los recortes salvajes a la sanidad pública, del aumento de la siniestralidad laboral (el año pasado hubo 66.800 accidentes laborales, 770 graves y mortales), de la tasa de temporalidad más alta de Europa (el 92,6% de los contratos firmados han sido temporales).

Como consecuencia hay un ascenso de las luchas obreras en toda Euskal Herria. Los trabajadores de Volkswagen en Pamplona, los profesores de la universidad pública (UPV) por un salario digno, los trabajadores de la papelera Virtisú contra el cierre, los trabajadores del comercio, o la magnífica huelga de la limpieza de Irún, que tras setenta días de huelga han logrado una victoria que supone una subida salarial del 35%, por citar algunas.

La burguesía jamás ha defendido ni defenderá consecuentemente los derechos democráticos o la independencia, sencillamente porque no está dispuesta a perder sus mercados y sus beneficios, a no ser que vea amenazados sus privilegios como clase. Ahí están los ejemplos de la oligarquía venezolana —que reivindica la autonomía del Estado de Zulia, la zona más rica, contra Chávez para romper el proceso revolucionario— o la de la región de Santa Cruz en Bolivia.

Tras el fracaso de lucha armada individual existe un ambiente de rearme ideológico entre las filas de la izquierda abertzale. ¿Quién puede creer que en una mesa de partidos se conseguirá algo que no ha conseguido ETA en cuarenta años de atentados?

La manifestación de Bilbao es una muestra del potencial de lucha y de lo que se podría hacer si, en lugar de ir con la burguesía vasca que siempre ha traicionado la causa del pueblo vasco y explotado a la clase trabajadora, la izquierda abertzale adoptase un programa para luchar por el socialismo, atrayendo a capas más amplias de la clase obrera y de la juventud de Euskal Herria y del resto del Estado.

La única clase capaz de arrancar los derechos sociales y democráticos es la clase obrera y la juventud unida por encima de fronteras nacionales para acabar con la opresión nacional y de clase, es decir para acabar con el capitalismo.

La victoria de los trabajadores y la juventud en Francia y los acontecimientos revolucionarios en América Latina, de los que están siendo testigos muchos refugiados de ETA, que se encuentran en estos países, deben ser una inspiración y dejan una puerta abierta para la lucha por el socialismo.

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