Desde nuestra última información sobre la situación de Naval Gijón han ocurrido bastantes cosas que reseñar, por su importancia en cuanto al futuro de muchas familias y por las formas que se están utilizando para enviarnos al desempleo.Desde nuestra última información sobre la situación de Naval Gijón han ocurrido bastantes cosas que reseñar, por su importancia en cuanto al futuro de muchas familias y por las formas que se están utilizando para enviarnos al desempleo.

El pasado 11 de enero la plantilla de Naval Gijón nos vimos nuevamente obligados a iniciar paros y movilizaciones contra el chantaje al que nos sometieron la Sociedad de Pequeños y Medianos Astilleros (Pymar) y la dirección de la empresa, diciéndonos que o se aceptaba la regulación o no cobraríamos la nómina. Tras varias jornadas de paro y gestiones realizadas el pasado 17 de enero, deciden desbloquear el pago de la nómina del mes de diciembre con la consabida amenaza de que para el mes siguiente podíamos estar en la misma situación.

Una vez resuelto el problema del cobro, el Comité anuncia en asamblea que no se aceptara ningún expediente de regulación de empleo si previamente no se garantiza un plan de futuro para toda la plantilla. Horas después desde el sindicato CSI conseguimos saber que se está elaborando un plan del cual informamos a los trabajadores. El plan no será presentado hasta el mes de mayo o junio, justo cuando hayan pasado las elecciones políticas y se haya entregado el buque que actualmente está en construcción. El plan que va a ser ocultado hasta entonces, incluye el cese del actual gestor, Galo Baizán como accionista, nombrando a otra persona en su sustitución, Enrique Llorens. Este es ingeniero naval en excedencia del grupo Izar, que vendría a gestionar Naval Gijón al frente de un posible grupo empresarial, con el fin de cerrar Naval Gijón y acceder a la compra del astillero público Izar Gijón, con lo que de esta forma se resolverían dos problemas, cerrar y privatizar, objetivo perseguido desde hace mucho tiempo.

En todo este contexto, y una vez descubiertos algunos de estos objetivos por el sindicato CSI, se convoca una reunión en Madrid a la que asisten, Pymar, Ministerio, Principado, y Federaciones de UGT y CCOO en la que se les informa que se pretende elaborar un plan partiendo del cese de los actuales gestores, que dicho plan incluiría el saneamiento financiero del astillero, sin más compromisos de que el plan sería presentado en cinco o seis meses, ocultando a las federaciones el contenido total del mismo, exigiendo además por parte del Ministerio, el Principado y Pymar, que la solución tenía que pasar ineludiblemente y como primera medida por la aceptación del expediente de regulación, aceptando las Federaciones la negociación del expediente.

Sin que se volviera a convocar ninguna otra reunión de Comité de Empresa, ninguna otra asamblea de trabajadores, UGT y CCOO sí convocan reuniones de afiliados por separado, en las que informan que hay que aceptar el ERE porque si no el próximo mes no se cobraría la nómina y la empresa podría presentar la quiebra. El chantaje de la empresa, las Administraciones y Pymar contra los trabajadores, pasa ser utilizado ahora por UGT y CCOO. Un dato a tener en cuenta es que a las reuniones de las secciones sindicales asistieron 30 afiliados a la reunión de UGT y 18 a la de CCOO, pero aún así se sienten legitimados para negociar el expediente a espaldas del resto de sus afiliados, trabajadores y Comité de Empresa, saltándose una vez más el acuerdo de la Asamblea de no aceptar la regulación de empleo sin antes negociar el plan de futuro.

No es admisible y menos aún dada la complejidad y la incertidumbre que existe sobre el fututo de Naval Gijón, que UGT y CCOO vuelvan a romper la unidad de la plantilla, máxime cuando se estuvieron realizando acciones unitarias para romper el chantaje al que nos estaban sometiendo. Todo parece indicar que los trabajadores de Naval Gijón seremos víctimas, al igual que los compañeros de otras empresas lo fueron primero, de la irresponsabilidad de estos sindicatos que constantemente condenan a la clase obrera al paro y la precariedad. La unidad de los trabajadores no se puede conseguir a través del chantaje y el miedo. Debemos conseguir marcos de unidad contra los planes depredadores del gobierno, patronal y de los propios sindicatos. Es necesario establecer nuevamente la unidad del sector, máxime cuando todos sabemos que los objetivos después de las elecciones por parte del gobierno es reducir empleo, cerrar empresas, y privatizar. No hay solución, o la pelea colectiva o el hundimiento individual que estamos conociendo.

Cándido González Carnero

Miembro del Comité de Empresa

de Naval Gijón · CSI

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