El día 20 de enero (un día antes del juicio) esta ejecutiva, en lugar de llamar a los trabajadores de UGT a solidarizarse con la compañera como les invitábamos los compañeros de El Militante, sacó una hoja visceral donde cargaba sus iras no contra la patronal que ha realizado los despidos sino, sorprendentemente, contra El Militante y los compañeros que hemos llevado a cabo la campaña de denuncia de los despidos y de apoyo a la compañera despedida.
Entendemos perfectamente que la patronal proteste cínicamente porque con esta campaña hemos denunciado sus maniobras y manejos contra los trabajadores, pero cómo entender que sea el sindicato el que diga que “nos sentimos indefensos ante actuaciones como las protagonizadas por grupos de presión interna como los mencionados, dándonos la sensación que vale todo y que no pasa nada, ni nadie se siente con capacidad o autoridad para frenar estos hechos”. Vamos, que por hacer el sindicalismo que se hace habitualmente —por el que fue creado la UGT— y por pedir a la Federación que dirija la lucha, resulta que somos “un grupo de presión”
Esta Federación acusa a “El Militante e Izquierda Marxista que no se han tenido en cuenta ni las circunstancias de un sector como el de limpiezas ni las lógicas de actuación para la resolución de un despido, acudiendo a la más primaria de las tácticas de acción/reación”. Según esta Comisión Ejecutiva la pegada de carteles y el reparto de hojas han obstaculizado la negociación de readmisión. O sea, que lo que hay que hacer si te despiden es estar calladitos y negociar pacientemente la readmisión con el jefe.
Sin embargo la realidad es que han despedido a una trabajadora con cinco años de antigüedad sin que las buenas palabras de la dirección de la FeS lograsen frenar el despido.
Por tanto, no creemos que gracias a las habilidades negociadoras, o por arte de birli-birloque, se fuera a conseguir readmitir a Toñi sin luchar. Si creyésemos en las habilidades negociadoras que la Ejecutiva de la FeS de Álava se arroga, nosotros mismos las promoveríamos. ¡Qué suerte! Con dirigentes así se acabaron las huelgas y los conflictos. Ningún trabajador tendría que preocuparse por despidos, reducciones salariales o alargamiento de la jornada laboral. Deberían ocupar la Secretaría general del Sindicato para que toda la clase trabajadora nos beneficiásemos de sus dotes negociadoras.
En fín, no nos extraña que esta sea la Federación de la UGT que peores resultados está obteniendo en Álava en las elecciones a Delegados de Personal... aunque suponemos que para la propia ejecutiva de la FeS serán incomprensibles los resultados, con lo bien que conocen el sector. Los trabajadores de limpiezas al parecer no opinan lo mismo.
Si en lugar de tanta arrogancia y amenazas hiciesen lo que cualquier sindicalista sabe que hay que hacer, a lo mejor otro gallo cantaría.