Eduardo Zaplana, flamante nuevo ministro de Trabajo, ha sido presentado por la maquinaria propagandística del PP como un “campeón del diálogo” y ha sido la estrella de los cambios ministeriales del Gobierno tras el 20-J para tratar de dar una imagen Eduardo Zaplana, flamante nuevo ministro de Trabajo, ha sido presentado por la maquinaria propagandística del PP como un “campeón del diálogo” y ha sido la estrella de los cambios ministeriales del Gobierno tras el 20-J para tratar de dar una imagen más fresca a un gobierno cada vez más quemado. Pero Zaplana no es un recién llegado a la política. Alcalde, primero, de Benidorm, ha sido durante muchos años el jefe de la Generalitat Valenciana. Y es en el País Valencià donde podemos ver los positivos efectos de su talante sobre las familias obreras.

Ulises Benito

En esta Comunidad Autónoma el 55% de los hogares tiene problemas para llegar a fin de mes (porcentaje mayor que hace un año), y el 57% no tiene posibilidades de ahorrar nada. Es curioso que esto ocurra en una de las comunidades autónomas que más ha crecido en los últimos años (la que más, el año pasado). La renta per capita valenciana no llega a la media del Estado (15.601 euros frente a 16.148). El paro ha pasado del 8,86% en marzo de 2001 al 10,46% en agosto pasado, según la EPA reformada. Para paliar esta situación, podría ser normal el enorme endeudamiento de la Generalitat, el 10,1% del PIB (la media de deuda/PIB de las comunidades autónomas es del 6,4%), pero esa enorme cantidad de dinero ha ido a favorecer a los empresarios, mientras los servicios sociales están cada vez más abandonados. Los ejemplos más claros, educación y sanidad.

Educación

Año tras año se han desarrollado masivas manifestaciones de estudiantes, profesores y padres contra la política educativa de Zaplana. Los centros públicos carecen de un presupuesto mínimo, de profesores, de instalaciones, de aulas muchas veces. Pongo dos ejemplos: los directores de Alicante amenazaron al Departamento de Educación con no abrir sus comedores escolares, porque el presupuesto previsto no les llegaba, y el curso empezó con especialistas en Tecnología sólo en 36 centros de los 479 que imparten 1º y 2º de la ESO, y con ningún especialista en Plástica. 30.000 estudiantes de la pública se encuentran hacinados en 1.200 barracones (hay institutos que llevan siete años sin ningún edificio), y el colmo es que pagamos cada día un millón de pesetas por el alquiler de esos barracones. Mientras, los propietarios de colegios privados (incluyendo centros masculinos y femeninos del Opus Dei) hacen su agosto con el dinero público.

Sanidad

La privatización también ha avanzado en la sanidad, marcando una pauta para el PP en el resto del Estado. Los conciertos millonarios con clínicas privadas, la gestión privada de hospitales públicos y la introducción de la empresa en los mismos ha llevado a una situación de saturación y mala calidad en los centros públicos, e incluso en muchos privados, que son montados con afán de lucro rápido sin demasiadas consideraciones hacia la salud. Los servicios sociales (ayudas a ancianos que viven solos, por ejemplo) han sido totalmente privatizados. El País Valencià es la última comunidad en camas por cada mil habitantes, el índice de ocupación es superior al 80% (lo que impide atender bien) y el tiempo de espera para ver al especialista supera los seis meses. El Sistema de Asistencia Primaria, la sustitución de ambulatorios por centros de salud, tenía que haber acabado en 2000, pero en junio todavía no estaban construidos el 30% de estos centros. El Plan de Choque (desvío a clínicas privadas para reducir las listas de espera), concebido como solución de urgencia ante el colapso de la red pública, debía haberse acabado en 1997, pero está consolidado, sin que las listas hayan desaparecido. Las matronas del Hospital de La Fe (Valencia) denuncian que la plantilla en urgencias en un día normal es inferior a la establecida como servicio mínimo en la huelga del 20-J, y que es muy insuficiente. La Asociación de Enfermos de Hepatitis C hace público que los hospitales se niegan a realizar biopsias a los enfermos mayores de 60 años, por razones de rentabilidad; un enfermo estuvo tres años exigiéndola, y cuando se la realizaron, su dolencia hepática había derivado en un cáncer de hígado. También la rápida extensión de la legionella en esta región, y que muchos de los focos fueran localizados en hospitales, son indicativos del grado de dejadez en la sanidad pública.

Terra Mítica, privilegios

y tufo franquista

Podríamos hablar también de Terra Mítica, empresa ya respaldada por Zaplana cuando era alcalde de Benidorm, que lleva dos años con pérdidas y pone en peligro las cuentas públicas —está avalada por la Generalitat—; o de la última decisión de Zaplana antes de abandonar el Palau de la Generalitat: la implantación, a pocas semanas de que Aznar acusara a los parados de vagos, de unos beneficios simbólicos para los ex presidentes: el mismo sueldo que cuando eran presidentes, coche oficial y despacho con dos asistentes; un acuerdo que, por cierto, contó con el apoyo inicial de la dirección del PSPV y provocó una oleada de protestas en la base socialista.

Sin embargo, terminaremos este breve repaso por el liberal talante de Zaplana, recordando la oposición del partido que dirige en el País Valencià, en mayo, a la retirada de las placas franquistas presentes en viviendas y edificios públicos.

Los talantes se amoldan a los intereses. Y los intereses de Zaplana y de los otros ministros están claros. Son los de los capitalistas y los sectores más reaccionarios.

banneringles

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas