El 16 de abril por la mañana el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ordenaba el ingreso en prisión de Jesús Gil y de seis de sus colaboradores en la cárcel de Alcalá Meco por el llamado "caso saqueo de Marbella", un desvío de más de 4.500 m Militante de IU Marbella

El 16 de abril por la mañana el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ordenaba el ingreso en prisión de Jesús Gil y de seis de sus colaboradores en la cárcel de Alcalá Meco por el llamado "caso saqueo de Marbella", un desvío de más de 4.500 millones de pesetas del Ayuntamiento de Marbella a las cuentas privadas de Gil y de sus amiguetes entre los años 1991-95. Previamente, el 8 de abril, el Tribunal Supremo ratificaba la sentencia de la Audiencia Provincial de Málaga que condenaba a Jesús Gil a 28 años de inhabilitación como cargo público por el llamado "caso camisetas".

Al igual que el "caso Gescartera" o el "caso BBVA", Gil es una muestra más de la corrupción generalizada del sistema capitalista y las conexiones existentes entre el poder económico, el político y el judicial. Ahora de pronto, a Gil y compañía les llueven un torrente de juicios uno detrás de otro por unos hechos de hace siete u ocho años que la oposición de Marbella viene denunciando precisamente desde esas fechas. La razón de por qué ahora probablemente sea que Gil ha querido volar demasiado alto para el gusto de otros sectores de la burguesía.

El saqueo empieza en 1991, cuando Jesús Gil y una serie de especuladores arruinados deciden aprovecharse del descontento popular por una crisis económica profunda y el enfrentamiento entre los partidos políticos del Ayuntamiento de Marbella; Gil sacó una mayoría abrumadora.

Desde el principio crean las llamadas "empresas 2000" (empresas con dinero público y gestión privada) para evitar el control de la oposición municipal y de los sindicatos. A través de estas empresas se hacían servicios que se sobrevaloraban, al igual que facturas falsas de servicios que nunca existieron. El dinero público sobrevalorado y de las facturas falsas iba a parar posteriormente a las cuentas privadas de Gil y compañía a través de sociedades interpuestas. Esta estafa se financiaba de subidas de impuestos masivas (el IBI sube un 60% o el agua un 600%) y, sobre todo, con la recalificación de terrenos públicos como urbanizables que, a través de los convenios urbanísticos, generaron unos ingresos para el Ayuntamiento de más de 200.000 millones de pesetas en la última década. A pesar de estos ingresos fabulosos, la deuda del Ayuntamiento de Marbella alcanzó el año pasado los 69.720 millones de pesetas además de 60.000 millones que se encuentran sin justificar. Cuando Gil entró en el Ayuntamiento de Marbella en 1991, éste poseía un superávit presupuestario de 1.500 millones de pesetas destinados a obras sociales que finalmente nunca fueron realizadas.

El GIL, un partido contra los trabajadores

Para la clase trabajadora, la venta de patrimonio público, el endeudamiento y la subida de impuestos no se han traducido en unas mejores condiciones de vida. Muchos barrios se encuentran igual que hace once años, mientras las zonas del centro, o donde Gil y compañía tienen intereses, están bien atendidas. En estos años no se han hecho viviendas sociales, ni colegios, guarderías o lavanderías públicas, ni zonas deportivas, culturales ni parques para los niños; todo esto, a pesar de que la población ha llegado a los cien mil habitantes y de la inmensa cantidad de dinero que se ha manejado en Marbella. La construcción ha sido masiva, no se ha respetado el medio ambiente y muchos terrenos públicos destinados a cuestiones sociales han sido vendidos para hacer negocios privados de Gil y sus amiguetes.

La explotación de los trabajadores también ha sido la nota en la política de Gil. En las "empresas 2000" las jornadas eran de 10 a 12 horas diarias, cobrando el salario a los 3 ó 4 meses. Con los trabajadores del Ayuntamiento también mostró su talante declarando en 1996 que no les pagaba porque eran unos "vagos". Estos son sólo unos pocos ejemplos de la política antiobrera y antisocial que el GIL (Grupo Independiente Liberal, el partido de Gil) ha practicado en Marbella en estos años.

El GIL recorta los derechos democráticos

En Marbella se ha producido un claro recorte de los derechos democráticos fundamentales. La persecución y demonización de la oposición política ha sido diaria, desde la detención de personas por repartir propaganda "subversiva" hasta el miedo de cualquier ciudadano a decir lo que piensa por temor a represalias. El último caso lo pudimos ver el pasado 20 de abril cuando el corresponsal del periódico El Mundo, José Carlos Villanueva, fue agredido salvajemente por unos seguidores de Gil que le golpearon en la cabeza. Asimismo, la policía local tiene el triste récord de tener más de 500 denuncias por torturas, malos tratos y vejaciones.

Además de esto, la Televisión Municipal es un órgano de expresión de la política oficial del GIL, así como el periódico local La Tribuna que son financiados con dinero público del Ayuntamiento.

¡Elecciones ya!

Toda esta situación antisocial y antidemocrática en la que se encuentra Marbella, de caos, con el alcalde en la cárcel y un saqueo evidente que se ha producido de las arcas municipales, hacen necesario y fundamental que se disuelva la corporación municipal para que el pueblo de Marbella se exprese sobre la actual situación.

Es rechazable desde todos los puntos de vista el voto de confianza que la oposición (PSOE, PP y PA) ha dado al grupo GIL para seguir gobernando. A esto se le dice "ser responsable"; con tal de coger el poder parece que a algunos les da igual todo ¿Se llama responsabilidad a dar la confianza a un grupo político que ha perseguido a los opositores, que ha saqueado el Ayuntamiento, que tiene a su líder en la cárcel y que ha recortado drásticamente los derechos democráticos y sociales de los trabajadores de Marbella? Es necesario que el pueblo hable y se convoquen elecciones ya.

El PSOE debe cambiar su postura actual y formar junto a IU un frente de izquierdas en Marbella que defienda un programa de clase, de movilización de los trabajadores para conseguir la condonación de la deuda con las Administraciones del Estado (Hacienda y Seguridad Social); para conseguir institutos y colegios, para lograr construir viviendas sociales para los jóvenes, para elaborar un nuevo PGOU que respete el medio ambiente y habilite suficientes zonas verdes, educativas, culturales y deportivas para los trabajadores de Marbella y San Pedro. En definitiva, para lograr una Marbella más justa en beneficio de la clase trabajadora. Esto no podrá lograrse nunca ni con el GIL, ni con el PP, ni con el PA. Tampoco, por supuesto, bajo el sistema capitalista que es el causante último de todas las corrupciones y de todos los saqueos. Es necesario, por tanto, la unidad de la izquierda bajo un programa socialista en el próximo periodo.

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