En los últimos meses hemos escuchado varias declaraciones de dirigentes del Partido Popular sobre la vivienda. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dijo a mediados de octubre que “sería hasta negativo que se abaratase el precio de la viviendaEn los últimos meses hemos escuchado varias declaraciones de dirigentes del Partido Popular sobre la vivienda. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dijo a mediados de octubre que “sería hasta negativo que se abaratase el precio de la vivienda en España”. Poco antes el ministro de Fomento, Álvarez Cascos, aseguraba que si se vendían tantos pisos con el actual precio era porque las familias españolas gozaban de un gran bienestar económico. Mas allá fue el director de Tasaciones Inmobiliarias SA (TINSA, la mayor empresa de tasaciones) al decir que “si los pisos estuviesen caros, no se venderían cada año un millón de viviendas. (...) Mientras se vendan un millón de viviendas al año no se puede decir que haya un problema. (...) En realidad, cuando suben los precios todos los que tenemos casa nos ponemos muy contentos”.

Como todos sabemos, estas declaraciones, que suenan realmente como provocaciones, no se corresponden en absoluto con la realidad y con la situación económica en la que nos encontramos los jóvenes y las familias trabajadoras. El pulsómetro de la Cadena SER afirmaba que el 90% de la población rechazaba y criticaba las declaraciones de Cascos, la mayoría de los encuestados pensaba que el gobierno no hace nada para facilitar el acceso a la vivienda y que los ingresos que tienen los jóvenes son insignificantes para poder independizarse. Y estamos en lo cierto, los jóvenes tenemos los salarios más bajos, somos la mayoría de los parados y los más empleados mediante ETTs. Esta situación conlleva que el 75% de los jóvenes viva con sus padres por no poder pagar la letra de un piso o un alquiler y que el 65% de la población no pueda hacer frente a los precios del medio millón de viviendas que se construyen cada año. Está claro que cada vez es más difícil independizarse económicamente, prueba de ello es que la generación que tiene ahora entre 45 y 50 años se independizó entre los 20 y 25 años, pero las personas que actualmente tienen 25 años no lo podrán hacer hasta que tengan 30 o 35, en términos generales.

Precios en las nubes

En Madrid el 70% de las personas que buscan piso no pueden comprarlo por su elevado coste. Según The Economist el precio de la vivienda en España ha crecido un 726% entre 1980-2001, seis veces más que en los trece países más ricos del mundo. Desde que el PP llegó al poder la tendencia al alza ha aumentado aún más, ya que desde 1996 el precio del suelo para levantar viviendas se ha multiplicado por seis. El Banco de España reveló en septiembre que la vivienda ha subido un 48% del año 1998 al 2001. Y no estamos hablando de pisos lujosos ya que, por ejemplo, un piso de dos habitaciones de renta libre cuesta unos 25 millones de pesetas; en barrios obreros de Madrid, como Carabanchel o Vallecas, un piso de esas condiciones cuesta un mínimo de 170.000 euros (28,3 millones de pesetas) y hay que añadir un 7% de IVA y unos dos millones por la plaza de garaje. El metro cuadrado de la vivienda subió en Madrid un 38% entre 1997 y 2001 y un 17% en Extremadura, así no resulta nada raro ver casos como el del barrio madrileño de Sanchinarro donde el metro cuadrado en 1995 costaba 48 euros (8.000 Pta.) y hoy cuesta 1.803 euros (300.000 Pta.). La vivienda usada sigue por el mismo camino, en el ultimo año ha crecido un 18%, en el tercer trimestre de 2002 a tenido un crecimiento que no era tan alto desde hacia seis años.

Ingresos bajos y endeudamiento

Mientras el precio de los pisos sube, el coste de producción apenas aumenta y los ingresos de las familias permanecen intactos. En Madrid el precio medio de una vivienda oscila entre 170.000 y 380.000 euros mientras la renta familiar anual es de 21.599 euros. En el 2001 el precio de la vivienda ha crecido un 16% y en ese mismo año dos tercios de las familias españolas no han podido ahorrar absolutamente nada. Comprar en este país un piso supone más de cinco años de tu sueldo, mientras que en 1998 bastaba con menos de 3,5 años, el esfuerzo más alto entre los países de la OCDE. No es extraño que haya quien diga que a quien compró un piso hace siete años le tocó la lotería.

Cascos asegura que si los pisos se venden tan caros es porque a los españoles nos sobra el dinero pero la verdadera razón de este fenómeno es muy distinta. Que los tipos de interés hayan bajado diez puntos porcentuales entre 1990 y 2001 ha incidido en los créditos hipotecarios, actuando como un colchón para poder vender los pisos a los precios actuales. Aun así, comprar un piso sin endeudarte durante décadas es absolutamente imposible, prueba de ello es que se suelen firmar hipotecas a treinta años. Esto no es nada nuevo, desde hace veinte años se están pagando diez millones de hipotecas (seguramente sean más, ya que los bancos suelen negarse a facilitar estos datos). En los últimos siete años, las familias han pasado de tener una deuda equivalente al 40% de su renta bruta a una deuda del 77% en 2001, y según el Banco de España el 75% de esa deuda se destina a pagar la vivienda. El esfuerzo de las familias por pagar la hipoteca en 2001 fue un 10% más que en 1999. Según el BBVA el pago hipotecario supone mas del 45% del salario medio, y en algunas zonas como Euskadi el coste ronda el 60% del salario. Esta explicación es muy diferente a las que Álvarez Cascos está acostumbrado a darnos. En Madrid, para comprar un piso, sueles tener que hacer lo siguiente: pagar un 20% de la entrada (que suele cuadruplicar la renta media familiar), luego pagar 56.000 euros por lo menos hasta la entrega de llaves y pagar una hipoteca durante décadas de más de 1.300 euros mensuales cuando la renta media mensual madrileña no llega a 1.700 euros. Esto en el mejor de los casos, ya que también las promotoras (que suelen recibir dinero público) han puesto de moda cobrarte por servicios que no se cumplen o prometer tu piso para 2002 y llegado este año decirte que se empezará a edificar en 2008.

Viviendas de Protección Oficial

Si por algo se caracteriza este tipo de pisos es por su escasez, como demuestran los siguientes datos:

Esto pone de manifiesto la manera en que el Gobierno del PP financia las viviendas sociales y cómo se preocupa del problema que padecen cientos de miles de familias obreras. El gasto público en vivienda es del 0,6% del PIB, mientras que en la UE oscila entre el 2% y el 4%. El número de viviendas de protección oficial construidas en 2001 fue el más bajo desde 1990. Este tipo de viviendas ha pasado de representar el 60% de las construcciones hace 20 años a no llegar ni al 10% en la actualidad. Además, los insignificantes planes de financiación del gobierno nunca se llegan a cumplir, ni siquiera en un 90%. Para colmo, en febrero de 2001 el gobierno incrementó el precio del metro cuadrado de estas viviendas en un 2%, seguido de un 25% por las Comunidades Autónomas; aún así la Asociación de Promotoras de Constructoras de Viviendas (APCV, patronal inmobiliaria) dijo que la subida era muy leve. Este tipo de pisos tienen dos problemas, que se construyen pocos y que los empresarios se niegan a entrar en planes de viviendas que dependen de dinero estatal porque les sale más rentable el negocio vendiendo el piso sin limitación de precio; las constructoras no ven ninguna ventaja en las VPO que no pueden ser revendidas por un precio superior al que se compró.

Los alquileres tampoco están mejor: los precios suben, prueba de ello es que desde 1971 hasta 2001 el porcentaje de viviendas alquiladas ha bajado del 30% al 12%. Para colmo en 1998 el Gobierno del PP eliminó las desgravaciones fiscales a los inquilinos con bajos ingresos, convirtiéndose así en el único país que lo hace de la UE. Las ayudas públicas a los alquileres son escasas, por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid ofertó hace poco 262 viviendas sociales de alquiler y más de 30.000 personas solicitaron plaza; como dijo un concejal de IU ya resulta más fácil que a un joven le toque la lotería que consiga un piso.

Por la nacionalización de las constructoras

Las perspectivas para las familias trabajadoras que quieren comprar un piso van a peor. El gobierno dice que los precios de las viviendas bajarán en los próximos meses, pero la realidad es que el precio está en alza y desgraciadamente va a continuar así. El Banco de España reconoció hace semanas, en relación a los precios de los pisos, que “no detecta signos claros de desaceleración”, de hecho en el primer trimestre del 2002 los pisos han subido en torno a un 5%. Un reciente informe de la sociedad de tasación TINSA decía que la subida en el 2002 no bajará de un 15% y que en el 2003 la subida no será menor que un 13%, resumiendo: buenas noticias para los empresarios, malas para los jóvenes y las familias trabajadoras.

Está claro que la política del Partido Popular es antisocial y reaccionaria. Al igual que intentan hacer de necesidades y derechos básicas como la educación y la sanidad un negocio, el mismo criterio sigue con la vivienda. La política que tiene la derecha en este terreno para lo único que sirve es para enriquecer a los grandes capitalistas, para que laven dinero negro y especulen con la vivienda mientras miles de familias obreras se endeudan décadas con hipotecas que devoran su mísero salario. El PSOE ha planteado una tímida reforma que no arreglaría el problema, basada en aumentar un 33% las ayudas a viviendas sociales en el periodo 2002-05 y que al menos el 40% de las viviendas construidas sean de protección oficial. A pesar de ser una propuesta insuficiente, Mariano Rajoy la rechazó tajantemente y la patronal inmobiliaria, agrupada en APCE, dijo que “el mercado de la vivienda no necesita medidas intervencionistas”. ¡Tienen la cara de decirlo cuando desde 1996 los pisos cuestan un 70% más! (periodo en el cual el Estado no ha hecho otra cosa que no intervenir).

La realidad es que los capitalistas que se dedican a la construcción son un freno para que las familias trabajadoras accedan a una vivienda digna. En el Estado español existen suficientes metros cuadrados urbanizables para construir siete millones de viviendas, el problema es que los terrenos suelen estar en manos de adinerados capitalistas que sólo se preocupan de lavar dinero negro, especular y sacar beneficios. Por lo tanto para acabar con el problema de la vivienda hace falta un verdadero plan, que se base en nacionalizar las grandes empresas constructoras bajo control obrero y en la municipalización del suelo urbano bajo control democrático de los trabajadores para poder acometer la construcción de viviendas sociales necesarias.

CUADRO

Viviendas % Viviendas

Año iniciadas Protección Oficial

1993 197.300 49,38%

1996 287.000 38,35%

1997 322.700 24,47%

1998 418.000 13,40%

1999 510.000 11,27%

2000 500.000 7%

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