El gobierno ha modificado de la LOU los aspectos rechazados por los rectores de las principales universidades, pero el fondo de la ley: la privatización de la universidad pública se mantiene. Así la investigación de las universidades será entregada en bandeja a las grandes empresas para incrementar sus beneficios. Además, serán éstas las que decidan los presupuestos de la universidad y que se abran o se cierren titulaciones a través del Consejo Social.
El gobierno también mantiene el ranking de universidades, formalmente para incrementar la calidad, pero destinado a potenciar determinadas universidades de prestigio que terminarán siendo privatizadas, frente a otras que perderán prestigio, por tanto inversión y por tanto calidad. Universidades de primera y de segunda que incrementará la elitización de los estudios universitarios.
En definitiva una reforma al gusto de los rectores y de los capitalistas que no tiene nada que ver con las demandas que profesores y estudiantes exigimos en la calle. Junto a los Planes de Bolonia, la LOU es el pilar fundamental de la burguesía para excluir a la clase obrera de la universidad. Para los capitalistas sobran licenciados, pese a todas las necesidades sociales por cubrir.