Los jóvenes somos uno de los sectores más explotados de la clase obrera, con peores condiciones laborales, que más padecemos los accidentes de trabajo y también, los que más sufrimos la represión y el recorte de derechos democráticos. No es casualidaLos jóvenes somos uno de los sectores más explotados de la clase obrera, con peores condiciones laborales, que más padecemos los accidentes de trabajo y también, los que más sufrimos la represión y el recorte de derechos democráticos. No es casualidad que seamos los jóvenes los que con más garra y arrojo nos estamos oponiendo a la política del PP en la calle, mediante movilizaciones y luchas: así fue en la huelga general del 20-J contra el decretazo o en las movilizaciones contra la LOU o la Ley de “Calidad”. Ahora, contra la guerra imperialista, hemos vuelto a ser los que más decididamente hemos participado en las masivas movilizaciones que han recorrido el país durante más de dos meses. Una y otra vez hemos alzado nuestra voz para reivindicar un futuro digno para la juventud, una perspectiva que el capitalismo nos niega.

Un trabajo digno al acabar los estudios

Al terminar los estudios, los jóvenes no conseguimos un puesto de trabajo digno. Todo lo contrario. Las alternativas que el capitalismo ofrece a la juventud es el paro o la precariedad laboral con trabajos muy mal remunerados, eventuales, con contratos temporales —cuando hay contrato— de largas jornadas a ritmos intensivos, sin apenas derechos sindicales. En todo momento estamos expuestos a un accidente laboral. La tasa de paro juvenil en el Estado español es del 24,8%, la más alta de la Unión Europea. La tasa de temporalidad entre la juventud es del 67%, el 90% de los contratos nuevos son temporales y la mitad de esos contratos son para menos de tres meses.

Frente a esta realidad, los marxistas exigimos:

· Un subsidio de desempleo indefinido para la juventud igual al SMI una vez acabados los estudios hasta encontrar un puesto de trabajo. Subir el SMI hasta los 900 euros ya que sería ese dinero el que garantizaría unas condiciones de vida dignas.

· Eliminar las ETT y acabar con los contratos temporales, de aprendizaje, que sólo sirven para que los empresarios se llenen los bolsillos con subvenciones del Estado y explotando a los jóvenes.

· Repartir el trabajo disminuyendo la jornada laboral a las 35 horas semanales sin reducir los salarios ni eliminando otros derechos laborales. Esta medida supondría crear inmediatamente más de un millón de puestos de trabajo fijos.

· Impedir cualquier despido, reconversión o privatización. Renacionalizar las empresas privatizadas por el gobierno del PP y del PSOE y que toda empresa que esté en crisis sea nacionalizada por el Estado bajo el control de los trabajadores de la fábrica. Con estas medidas se combatiría el paro y el trabajo precario de la juventud garantizando un futuro digno para los jóvenes.

La vivienda

Para la derecha no existe problema de la vivienda para la juventud. Al fin y al cabo, los jóvenes no queremos abandonar el hogar paterno ya que somos unos parásitos; los pisos son caros porque la gente los puede comprar. ¡Qué cara más dura! La cruda realidad es muy diferente: comprarse una vivienda propia es un privilegio reservado para muy pocos. De hecho el precio de la vivienda en nuestro país se ha encarecido cerca de un 50% en los últimos tres años, colocándonos en cabeza de la Unión europea Y ni sueñes con pedir un crédito, ya que los bancos sólo los conceden si estás avalado con un puesto de trabajo indefinido, algo que el PP se ha encargado de convertir en otro privilegio. El alquiler tampoco es una alternativa, es directamente una estafa donde el casero se encarga de exprimir al máximo el bolsillo del inquilino a cambio de muy poco. La vivienda es tradicionalmente uno de los puntos donde más se especula, más se blanquea dinero, más se pone de manifiesto la podredumbre del sistema capitalista. Eso sin contar las lamentables condiciones de trabajo de los obreros de la construcción uno de los sectores más castigados por los accidentes laborales.

Frente a esto hay una alternativa: la municipalización del suelo urbano para la construcción de un millón de pisos sociales de calidad, asequibles a la juventud trabajadora. Para ello se tiene que nacionalizar las grandes empresas de la construcción como Fomento o AGS, bajo control de los trabajadores, para garantizar estas viviendas así como las condiciones laborables optimas para los obreros de la construcción. Al mismo tiempo, los ayuntamientos deberían poner en marcha planes de alquiler de vivienda social que cubriera la demanda real, y cuyo precio no excediera del 10% de los ingresos mensuales de un obrero cualificado.

Una educación de calidad

El objetivo de la LOU o la Ley de “Calidad” es la de privatizar el sistema educativo y elitizarlo para que sólo unos pocos privilegiados pudieran acceder a estudios superiores, así como incrementar los beneficios de la educación privada. El fracaso escolar no es un problema que se puede solucionar únicamente con medidas educativas. Es un problema social, de hecho se concentra precisamente en los barrios obreros, en las familias más desfavorecidas, donde el paro, el alcohol y la marginalidad están presentes, donde no hay expectativas de futuro... es un problema social que sólo se puede combatir con medidas sociales, en ningún caso segregando a los estudiantes menos brillantes como plantea el PP. En un mercado laboral lleno de paro, sobreexplotación y eventualidad, la burguesía no necesita un sistema educativo público, universal y de calidad.

Por ello los marxistas exigimos:

· La derogación de la LOU, Ley de FP y Ley de “Calidad”. Planteamos una reforma educativa en beneficio de los hijos de los trabajadores, que asegure plazas suficientes en la universidad, suficiente inversión para garantizar una educación pública de calidad, donde se ofrezcan los servicios necesarios, y los estudiantes con más problemas tengan la atención necesaria; combinando medidas educativas con sociales que mejoren las condiciones de vida en los barrios: infraestructuras, empleo, asistentes sociales... El dinero necesario existe, ahora se destina a subvenciones para la educación privada. Exigimos la nacionalización de los centros privados para acabar con la doble red y poder contar con una enseñanza pública digna y de calidad.

El ocio juvenil

Para el PP, los jóvenes somos una masa de vagos y maleantes, que evidentemente necesitamos mano dura para que dejemos de molestar. Por eso han impuesto, por ejemplo, una ley contra el botellón. Lejos de solucionar los problemas que provocan el consumo abusivo de alcohol y otras drogas, lo único que hace es beneficiar a las grandes superficies y discotecas que ganan el monopolio de distribución de estas sustancias entre la juventud. Evidentemente nosotros estamos en contra de estas formas de ocio embrutecedoras y alienantes, pero los marxistas entendemos el origen del problema: después de estar toda una semana oprimido por el patrón, reventado de trabajar o incomprendido por profesores y familiares, en definitiva sacudido por las nulas expectativas que nos ofrece el capitalismo, un joven lo que quiere es olvidarse de los problemas que le afectan divirtiéndose como puede. Al tiempo los jóvenes carecemos de locales para poder desarrollar nuestra creatividad: no hay espacios de ensayo para grupos de música, teatro que inician su camino. En general no hay locales para la juventud, para las asociaciones juveniles, para las actividades de estas asociaciones... El deporte tampoco es gratuito y las canchas deportivas son caras y escasas. Los conservatorios de música también son escasos y caros.

Los marxistas planteamos un vuelco de 180 grados, empezando por la derogación de la Ley del botellón. Exigimos cines, bibliotecas, casas de la juventud bien dotadas y gratuitas, locales juveniles gestionados por los jóvenes, polideportivos bien equipados y gratuitos en todos los barrios, centros culturales en todos los barrios. Los recursos para tales equipamientos se pueden conseguir de las ingentes subvenciones que ofrece el Estado a entidades privadas y que en ningún caso benefician a la inmensa mayoría de la sociedad.

Derechos democráticos

Precisamente ante el auge de la movilización juvenil y de la lucha y contestación social a las políticas de la derecha, el gobierno ha profundizado su política represiva contra la juventud. Durante la guerra de Iraq este hecho se pudo apreciar gráficamente. Para tratar de evitar la contestación, para tratar de amedrentar a los manifestantes, el gobierno empleó a la policía con saña en centenares de violentas cargas. Evidentemente, el gobierno del PP ha tratado de vincular siempre a los que luchamos contra el capitalismo con el terrorismo. Por eso han aprobado una Ley de Partidos, que no dudarán en utilizar contra aquellas organizaciones que consideren una amenaza para sus intereses. Hoy ilegalizan a Batasuna, pero con la represión nunca acabarán con el terrorismo individual. De hecho el PP utilizará esta ley contra el movimiento obrero en su conjunto y seguirá negándose a reconocer los derechos democráticos de las nacionalidades oprimidas, incluyendo el derecho de autodeterminación.

Es vergonzoso como el gobierno ilegaliza manifestaciones, multa a las organizaciones que luchan como el Sindicato de Estudiantes, trata de convertir los centros de estudios en cárceles prohibiendo asambleas, persiguiendo a los que secundan huelgas y a los que las organizan, y en las fábricas aplauden a los patronos que recortan derechos sindicales. Una espiral de represión a la que los marxistas nos oponemos firmemente.

Por eso exigimos:

Depuración del aparato del Estado de todos los funcionarios, jueces, comisarios y generales vinculados con el franquismo y que han manifestado sus ideas reaccionarias. Exigimos asimismo la derogación de la Ley de Partidos y demás leyes y decretos reaccionarios como la Ley de Extranjería. Respecto al problema nacional, defendemos el derecho de autodeterminación para Euskadi, Catalunya y Galiza y la lucha por la Federación Socialista de Nacionalidades Ibéricas.

Una alternativa: el socialismo

Evidentemente los empresarios se negarán a perder sus beneficios para mejorar las condiciones de vida de los jóvenes trabajadores. La lucha por unas buenas condiciones de vida para la mayoría de la sociedad es irreconciliable con el capitalismo. Todas las medidas señaladas en este programa, puntos fundamentales para garantizar un futuro digno para la juventud y que son necesarias, sólo se pueden conseguir luchando contra el capitalismo, luchando por la transformación de la sociedad. Son los intereses de un puñado de empresarios los que prevalecen en el capitalismo y los que condenen a la miseria y a la explotación a jóvenes y trabajadores. Sólo bajo el socialismo, bajo la democracia obrera, toda la riqueza producida en el mundo estará en servicio de la mayoría de la sociedad para garantizar una vida digna. En El Militante defendemos esta alternativa. Por eso, contra más fuertes seamos, contra más compañeros estemos organizados bajo la bandera de la revolución socialista, más pronto podremos acabar con esta sociedad injusta.

¡Únete a los marxistas de El Militante para luchar para transformar la sociedad!

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