Todos los días escuchamos por boca del Gobierno del PP que vivimos en una sociedad democrática, con un sistema de libertades absolutamente garantizadas, donde todos tenemos asegurados el derecho a expresarnos libremente, realizar cualquier tipo de acUn joven trabajador afiliado a CCOO

y sin renovación de contrato

Todos los días escuchamos por boca del Gobierno del PP que vivimos en una sociedad democrática, con un sistema de libertades absolutamente garantizadas, donde todos tenemos asegurados el derecho a expresarnos libremente, realizar cualquier tipo de actividad política o sindical sin ningún tipo de represalia. Esto choca con la realidad que se vive en los centros de trabajo, donde todos los días los trabajadores vemos como la democracia y los derechos no han llegado nunca a las empresas, ya que continuamente los capitalistas nos pisotean nuestros derechos, incumplen convenios, leyes laborales favorables a nosotros y realizan una represión sindical sistemática contra un trabajador que decida realizar cualquier tipo de actividad sindical, ya que para un empresario el mejor sindicato es el que no existe.

Los trabajadores tenemos grandes dificultades para realizar trabajo sindical en las empresas donde trabajamos, especialmente los jóvenes, ya que nuestros contratos tienden a ser temporales. La empresa te presiona para que no haya ningún tipo de protesta o reivindicación y si descubre que estás afiliado a un sindicato de clase realizan una campaña contra ti: te deniegan ascensos, te imponen traslados de centro y cambios de turnos, te rechazan días libres, te impiden coger las vacaciones cuando quieres, es decir, hacen lo posible para que pidas la cuenta. Si ven que eso no funciona no te renuevan el contrato si es temporal y si eres fijo, simplemente te despiden, pero siempre alegando necesidades de producción, bajo rendimiento o necesidades organizativas. Esta es la realidad que existe en los centros de trabajo y que vivimos.

Los ejemplos de represión sindical últimamente aumentan, como el reciente despido de diez trabajadoras del Hospital Ramón y Cajal, miembros del Comité de Empresa (8 de CCOO y 2 de UGT) de una subcontrata de limpieza.

La situación actual hace que cada vez sea mas difícil llegar a ser delegado sindical, ya que los empresarios ven el peligro de que habiendo estructuras sindicales sólidas, nos podemos organizar mejor y ellos así tienen dificultades para continuar haciendo lo que les dé la gana. Esta situación hace que exista miedo a afiliarte a un sindicato o a realizar cualquier tipo de protesta, pero eso no significa que no haya una indignación y ganas de luchar por parte de los trabajadores. Prueba de ello lo tenemos en la huelga general del pasado 20 de junio, donde muchos jóvenes que trabajaban en empresas como Alcosto, Telepizza, Alcampo, Carrefur, etc., no hicieran huelga por miedo a ser despedido, pero sí acudieron masivamente a las gigantescas manifestaciones que hubo por la tarde. Queda claro que la represión sindical es practicada a diario por los empresarios por lo que UGT y CCOO deberían cambiar profundamente de táctica, con campañas de afiliación, asambleas, fortaleciendo y creando secciones sindicales sólidas y combativas, con una política sindical más agresiva, respondiendo contundentemente a cualquier tipo de ataque contra un trabajador.

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