“Entre los jóvenes norteamericanos el socialismo es más popular que el capitalismo

Izquierda Revolucionaria ha tenido la oportunidad de entrevistar a Kshama Sawant, concejala en el ayuntamiento de Seattle desde 2013, y una de las voces de la izquierda norteamericana con más prestigio y audiencia en estos momentos. Kshama Sawant, miembro de la organización Socialist Alternative de EEUU, fue la primera socialista elegida para el ayuntamiento de Seattle en más de cien años, concretamente desde 1916 cuando Anna Louise Strong fue electa para el Consejo de Educación. Socialist Alternative es la sección estadounidense del Comité por una Internacional de Trabajadores (CIT/CWI, que cuenta con organizaciones en 46 países), y está en primera línea de la resistencia contra la administración de Donald Trump, defendiendo una política de clase, socialista, antirracista e internacionalista.

Kshama Sawant obtuvo su acta de concejal tras una campaña en la que se movilizó a cientos de voluntarios con un programa en defensa del salario mínimo de 15 dólares la hora, reivindicación que seis meses después fue conseguida para los trabajadores de la ciudad. Kshama también ha dirigido luchas por una vivienda digna, ayudando a derrotar la propuesta de incrementar un 400% los alquileres en las viviendas subvencionadas, y más recientemente ha impulsado la formación de una poderosa coalición de activistas por la vivienda hasta conseguir que en el presupuesto de la ciudad de Seattle para 2017 se incluyera una partida económica de 29 millones de dólares en bonos públicos para vivienda asequible. Kshama también participa activamente en el movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan), en la lucha medioambiental y ha logrado millones de dólares de financiación adicional destinados a las personas sin techo y otros servicios sociales.

Marxismo Hoy.- La llegada de Trump a la Casa Blanca ha supuesto un tremendo impacto para la juventud y los trabajadores en todo el mundo. ¿Cuáles son las causas que explican su elección?

Kshama Sawant.- La elección de Trump es un punto de inflexión importante tanto en la política norteamericana como internacional. Desde que llegó al cargo ha atacado a los trabajadores del sector público, a los inmigrantes y al medio ambiente. Ha ordenado revocar la ley sanitaria de Obama, aprobado la construcción de los oleoductos Keystone XL y Dakota del Norte, cargado contra los trabajadores inmigrantes sin papeles y ordenado la construcción de un muro en la frontera sur.

La agenda derechista, racista, antinmigrante, misógina y fanática de Trump no cuenta con el mandato de la mayoría de los trabajadores de EEUU. Trump ha sido el candidato presidencial más odiado de la historia del país. Ganó con tres millones de votos menos que su oponente del Partido Demócrata (PD), Hillary Clinton. Consiguió menos votos que los logrados por Romney y McCain, los anteriores candidatos republicanos, y también menos que los obtenidos por George W. Bush. Decenas de millones de los norteamericanos más pobres y oprimidos no votaron en estas elecciones.

Su elección representa, sobre todo, un rechazo a Hillary Clinton, a quien los votantes identificaron correctamente con el establishment político apoyado por los millonarios. Unos pocos se han llenado los bolsillos de una manera inimaginable mientras la mayoría de los trabajadores han continuado experimentando los estragos de la Gran Recesión, han visto cómo se hunden sus niveles de vida, se han enfrentado a recortes masivos en los servicios sociales y la educación pública, y a los costes de la vivienda y sanitarios disparados.

Trump se presentó como el defensor de los “hombres y mujeres olvidados” de la clase trabajadora estadounidense. Prometió traer de regreso los empleos, habló en contra del Tratado de Libre Comercio del Atlántico Norte (NAFTA) aprobado con Clinton, que diezmó el empleo en numerosos estados. Prometió “secar el pantano” y liberar la política norteamericana del dominio de los lobbies empresariales y los super ricos.

Pero Trump es un demagogo de derechas, un mentiroso y un estafador. Aunque la furia de los trabajadores con el statu quo es absolutamente correcta, Trump la capturó falsamente, sedujo a los votantes para que creyeran que él era ajeno al “sistema amañado”. Su gabinete está lleno de millonarios como él mismo, profundamente hostiles hacia los trabajadores, las mujeres y la comunidad negra. Está reclutando de Goldman Sachs, que después del crack de 2007-2008 fue descrita por la revista Rolling Stone como un “gran calamar vampiro enroscado en la cara de la humanidad”. Sus tentáculos están envenenados para estrangular aún más a los trabajadores y aplicar su agenda favorable a las grandes empresas.

Los votos a Trump señalaban hacia lo que desgraciadamente no ha existido en las elecciones: un candidato antiempresarial de izquierdas que pudiera ofrecer una alternativa clara al populismo de derechas de Trump, que se presentara contra Wall Street y la clase millonaria, que defendiera los intereses de la clase trabajadora, los pobres y los oprimidos.

La enorme popularidad de Sanders durante la campaña de primarias demuestra la situación favorable que existía para un candidato de izquierdas en las elecciones generales, que podría haber reducido el apoyo a Trump. El llamamiento de Sanders por una revolución política contra la clase millonaria resonó muy alto entre los trabajadores, y especialmente entre los jóvenes. Una parte significativa del electorado que votó a Trump habría estado abierta a argumentos verdaderamente de clase contra el poder de Wall Street, por el salario mínimo de 15 dólares la hora, la educación gratuita, el sistema sanitario público universal y la inversión masiva en infraestructura verde.

Las encuestas mostraban que si Sanders se presentaba a las elecciones generales habría derrotado a Trump. A pesar de esto, el Comité Nacional Demócrata (CND) hizo todo lo que estuvo en su mano para elegir a la candidata del establishment, Hillary Clinton. La élite demócrata prefirió correr el riesgo de perder antes que estar atada a un programa en defensa de la clase obrera. La mayoría de los dirigentes sindicales también dieron su apoyo y millones de dólares a Clinton en las primarias, mientras un sector importante de su base apoyaba a Sanders

MH.- EEUU vive un periodo de enorme polarización social y política. ¿Nos puedes hablar de las principales luchas en estos años, y su influencia en los acontecimientos que estamos viviendo?

KS.- Ha habido un cambio histórico en las condiciones de vida en las últimas cuatro décadas, y eso ha marcado las importantes luchas que se han producido. Los estudiantes norteamericanos están atados a deudas masivas debido a los préstamos estudiantiles. El crecimiento del empleo ha sido mayoritariamente en el sector servicios, con bajos salarios y prácticamente sin sindicalización. En otros sectores la afiliación sindical es muy baja y los salarios han permanecido estancados durante décadas. Debido a esto, tanto los jóvenes como los trabajadores han apoyado la lucha por el salario mínimo de 15 dólares la hora. En Seattle, desde nuestra posición en el ayuntamiento y construyendo desde abajo la campaña 15 Now, Socialist Alternative ayudó a conseguir la primera victoria en una ciudad importante. Desde entonces, los trabajadores en otras ciudades han conseguido los 15 dólares y otros incrementos del salario mínimo. Ahora los jóvenes trabajadores y el movimiento obrero en Minneapolis están luchando por los 15 dólares. Ginger Jentzen, que es una activista destacada y miembro de Socialist Alternative en Minneapolis, acaba de anunciar que se presentará a las elecciones municipales este año, con la bandera de los 15 dólares, los derechos de los inquilinos y la construcción de la resistencia contra Trump.

La juventud ha estado en primera línea de la nueva lucha por los derechos civiles, incluido Black Lives Matter, y protegiendo los derechos de los trabajadores inmigrantes sin papeles. Muchos campus universitarios han visto el nacimiento de nuevos movimientos por los derechos de las mujeres y la lucha contra la violencia sexual. El movimiento Carry that Weight (Llevar ese peso) es un buen ejemplo. El día de la investidura miles de estudiantes de los 16 campus de educación media, secundaria y universitaria pararon y celebraron actos de protesta. Estas acciones estuvieron organizadas por Socialist Students, un movimiento en los campus iniciado por Socialist Alternative. Los millennials*también han ayudado a ganar luchas medioambientales contra los nuevos oleoductos, la perforación en aguas marinas profundas, la producción de carbón y el fracking por toda la nación. En resumen, el socialismo es ahora más popular entre los jóvenes que el capitalismo.

Hay una fuerte voluntad de lucha entre amplias capas, tanto de trabajadores organizados como de los no afiliados a los sindicatos. Necesitamos activistas audaces y dirigentes combativos que desafíen a los burócratas amigos de las empresas. No quiero exagerar el potencial de esta situación, pero confío en que millones de jóvenes trabajadores y millennials aprovecharán esta oportunidad histórica para luchar contra Trump y los millonarios.

MH.- Socialist Alternative, y tú misma, participasteis en la campaña de Bernie Sanders durante las primarias defendiendo un programa socialista y la ruptura con el Partido Demócrata. ¿Cuál es vuestra opinión sobre su apoyo a Clinton, y sobre el futuro de su movimiento?

KS.- En los años anteriores a las elecciones de 2016 identificamos una apertura real hacia un candidato político de izquierdas independiente. Nuestra victoria en 2013 y en la reelección de 2015 fueron claros ejemplos. El potencial de Sanders estaba claro. En 2014 llamé a Bernie para hablar con él de la posibilidad de postularse como candidato independiente. A partir de entonces Socialist Alternative continuó su compromiso con él y su movimiento para lanzar Movement for Bernie, defendiendo una candidatura política independiente. Hicimos lo correcto. La campaña de Bernie electrizó a millones de personas, abriendo la puerta a más discusiones sobre el socialismo de las que había sido posible anteriormente.

Sobra decir que no estuvimos de acuerdo con su decisión de presentarse como candidato demócrata, y mucho menos con apoyar a Hillary Clinton en lugar de presentarse él como independiente en las elecciones generales, o participar en la campaña independiente con Jill Stein del Partido Verde.

Al colocarse detrás de una política demócrata neoliberal como Hillary Clinton, Sanders saboteó el potencial para una revolución política. Clinton desdeñó a Sanders y al movimiento que lo apoyaba seleccionado un demócrata de derechas como vicepresidente, y negándose a adoptar ninguna de las promesas o demandas de Sanders.

Al final, la capitulación de Sanders sin lograr ninguna concesión por parte de Clinton, lanzó a algunos de sus seguidores hacia Trump. Pero lo fundamental es que millones no votaron. Eso efectivamente arrojó más combustible al fuego, porque es la rabia auténtica de sectores de la clase media y trabajadora con el bipartidismo y la política descaradamente favorable a las grandes empresas lo que ha ayudado a crear la base, de una manera distorsionada, para la llegada de Donald Trump.

Sanders es aún admirado por aquellos que lo apoyaron y continúa atrayendo a gente hacia el Partido Demócrata. Ha dicho que cree en la idea de empujar al Partido Demócrata hacia la izquierda desde dentro. Ha creado su propio grupo, Our Revolution (Nuestra Revolución), que está trabajando dentro el Partido Demócrata. Ha dado algunos pasos para ganar posiciones importantes dentro de la dirección demócrata en California. Sanders también está apoyando al candidato más de izquierdas, el congresista por Minnesota, Keith Ellison, para el cargo de presidente del CND.

Pero el ala proempresarial del partido, que controla el aparato demócrata, aún sigue sin responder a una base furiosa y frustrada. Han presentado a Tom Pérez, un conservador pro establishment, como oponente de Keith Ellison. Pérez cuenta con el apoyo de Obama. Cuando Sanders presentó recientemente una enmienda para que las medicinas fueran asequibles para la clase obrera, trece demócratas votaron en su contra en el congreso, todos ellos receptores de dinero de Big Pharma, la gran industria farmacéutica.

Socialist Alternative cree que para derrotar a Trump y la clase millonaria necesitamos un movimiento de masas combativo, dispuesto a utilizar la desobediencia civil no violenta y tácticas disruptivas para defender nuestros derechos, para impulsar demandas políticas más audaces para mejorar la vida de los trabajadores. Estos movimientos necesitarán de la máxima unidad del 99%, reuniendo a sindicatos, trabajadores, activistas por los derechos civiles, movimientos por los derechos de las mujeres y a favor del medioambiente, seguidores de Sanders, demócratas progresistas, socialistas y verdes. Necesitamos basar nuestros movimientos en la necesidad de luchar contra Trump, no en lo que es aceptable para los demócratas. No creemos que el Partido Demócrata, controlado por los intereses de Wall Street, pueda proporcionar el esqueleto político combativo que necesitamos. No podemos luchar por una revolución política contra la clase millonaria en la medida en que sigamos atados a un partido que sirve a esa misma clase millonaria.

MH.- ¿Qué balance hacéis de las movilizaciones que impulsasteis el día de la victoria de Trump, y cuáles son las perspectivas para la lucha de clases?

KS.- Las protestas del fin de semana de la investidura fueron un golpe decisivo a la credibilidad de la administración Trump. No pudo llenar los asientos en Washington DC. El mismo fin de semana, la Marcha de las Mujeres fue la mayor movilización de la historia de EEUU. Como mencioné anteriormente, Socialist Alternative ayudó a organizar paros estudiantiles y protestas en docenas de ciudades, como una plataforma de lanzamiento de nuestra resistencia.

Para responder a los violentos ataques de Trump será necesario construir un movimiento combativo y decidido, que busque movilizar a millones desde abajo en la lucha colectiva, construyendo estructuras democráticas y nuestras propias organizaciones independientes. Necesitamos acciones de masas, pacíficas y directas para bloquear los esfuerzos de deportar a nuestros hermanas y hermanos inmigrantes.

Nuestro movimiento también necesita defender reivindicaciones audaces para una mejora importante de la vida de las personas, como las que popularizó Bernie Sanders: Medicare para todos; salario mínimo de 15 dólares la hora para todos los trabajadores; educación superior gratuita; impuestos a los ricos para financiar un programa de obras públicas masivas que permita crear empleos y reconstruir nuestras infraestructura, desarrollar la energía verde y el transporte público, acabar con la brutalidad policial y las encarcelaciones racistas por parte del Estado.

Son tiempos difíciles. Sufriremos retrocesos y derrotas. Pero existe un potencial enorme, no sólo para construir la lucha, sino para que los trabajadores logren triunfos importantes.

MH.- Socialist Alternative ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años. ¿Cuáles son los ejes de vuestra política y las prioridades de intervención?

KS.- Igual que nuestras organizaciones hermanas del CIT nos guiamos por el método transicional. En este período histórico los trabajadores necesitan experiencia y confianza. Podemos ayudar a construir a través de la lucha por las reformas, en un sentido práctico, si estas reformas van unidas a exponer la necesidad de un cambio de sistema, socialista. Nuestro trabajo empieza con un análisis sobrio de las condiciones y la conciencia actuales, nuestra tarea es construir un puente desde aquí hasta allí.

En la práctica, pienso que es justo decir que hemos sido audaces, aprovechado el momento para participar en luchas concretas donde quiera que tenemos los recursos y el terreno sea correcto, actuando según nuestras perspectivas. Cualquier partido podría haber deducido que existía la oportunidad para un candidato de izquierdas independiente a raíz de la gran recesión y el gran movimiento Occupy Wall Street, pero nosotros fuimos el partido que trabajó para ello.

Estuvimos preparados después de evaluar la correlación de fuerzas en Seattle. Parecía que 2012 iba a ser un desafío perdido ante el hombre más poderoso del estado de Washington, el congresista Frank Chopp. No vacilamos: después del triunfo en nuestra segunda campaña en 2013, comenzamos inmediatamente a construir organizaciones de base de 15 Now, para obligar al establishment a subir el salario mínimo en Seattle y más allá. Y cuando otros grupos de izquierda miraban con burla la campaña de Sanders, nosotros llegamos a la conclusión de que la mejor forma de caminar junto a miles de luchadores frescos inspirados por Bernie era darles la bienvenida, presentar nuestras perspectivas y ganarles para una política socialista independiente. En pocas palabras, fuimos flexibles, ajustando nuestras tácticas para responder a la situación local, nacional e internacional.

MH.- Izquierda Revolucionaria está presente en México interviniendo activamente en el movimiento obrero y juvenil. ¿Qué mensaje trasladarías a los activistas que están promoviendo las protestas contra el gasolinazo, contra la represión y contra los recortes del gobierno de Peña Nieto?

KS.- Quiero que los lectores sepan que en Socialist Alternative estamos profundamente inspirados por el trabajo que están haciendo los activistas mexicanos contra el gasolinazo, la represión estatal y el despiadado neoliberalismo de Peña Nieto. ¡Por los derechos de los trabajadores y un México socialista! Estamos con vosotros.

También quiero reafirmar nuestro compromiso de hacer lo que podamos para construir la solidaridad internacional a través de la frontera norteamericana-mexicana. Aquí en Seattle, la campaña por el salario mínimo de 15 dólares fue importante para muchas familias inmigrantes que deben sobrevivir con empleos de salario mínimo. A través de ese movimiento fuimos capaces de profundizar nuestros lazos con los activistas por los derechos de los inmigrantes, organizaciones e individuos de la comunidad inmigrante latina y mexicana.

Desde entonces, he estado ansiosa por seguir construyendo. Mi oficina fue anfitriona de la asamblea inaugural de Morena en Seattle. Defendimos el nombre de Nestora Salgado y conseguimos que el ayuntamiento aprobara una resolución defendiendo su liberación. Copatrocinamos una resolución contra la ejecución de la sentencia basada en la política de inmigración0 y en defensa del reagrupamiento familiar. Apoyamos la huelga de hambre de los inmigrantes detenidos y defendimos que Seattle acabe con los centros de detención de inmigrantes y las prisiones con fines de lucro. Más recientemente envié una carta y un vídeo de solidaridad con la huelga de los docentes del CNTE y expresé mis condolencias a las familias de los que perdieron la vida a causa de la represión del gobierno.

*  Millennials: los jóvenes de la generación por debajo de los treinta años, muy preparada pero que ha sido golpeada brutalmente por la crisis capitalista y está en primera línea de las luchas políticas y sociales.

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