“No vais a Iraq porque sea más seguro para la democracia. Vais allí sólo por una razón: el petróleo. Y vais a ir porque habéis firmado un contrato”. Estas palabras son las que escuchó en boca de un sargento el marine estadounidense Mike Hoffman y el“No vais a Iraq porque sea más seguro para la democracia. Vais allí sólo por una razón: el petróleo. Y vais a ir porque habéis firmado un contrato”. Estas palabras son las que escuchó en boca de un sargento el marine estadounidense Mike Hoffman y el resto de su unidad poco antes de partir para Iraq (Mother Jones, octubre 2004) y expresan sin ambigüedad el verdadero objetivo de esta guerra.

Hoffman combatió varios meses en Iraq hasta que tuvo que regresar debido a una depresión y comprendió todo el significado de estas palabras: “Después de estar en Iraq y ver lo que es esta guerra, me di cuenta de que la única forma de apoyar a nuestros soldados es exigiendo la retirada de todas las fuerzas ocupantes de Iraq”. A su regreso se convirtió en cofundador de Veteranos de Iraq Contra la Guerra y desde entonces es una de las figuras destacadas de un movimiento de soldados cada vez más numeroso que se opone a la ocupación.

También recientemente los familiares de 17 soldados estadounidenses consiguieron que llegara a los medios de comunicación la noticia de su detención por negarse a cumplir la “misión suicida” de conducir camiones cisterna en mal estado cargados de combustible por una de las carreteras más peligrosas que rodean Bagdad.

Más allá de la propaganda

Las últimas semanas de octubre, previas a las elecciones presidenciales, se han caracterizado por una intensificación de la campaña propagandística de la administración Bush para intentar demostrar que las cosas en Iraq van mejor y que prácticamente controlan el país. Quizá lo más destacado fue el “acuerdo” alcanzado con el ejército Mehdi para que sus guerrilleros entregaran las armas a cambio de dinero y de la liberación de sus presos.

Este “acuerdo” se vendió como una solución al problema cuando en realidad era una medida puramente electoralista para consumo interno dentro de EEUU. Según el ejército norteamericano han recogido 18.000 armas, en su mayoría obsoletas o deterioradas, cifra realmente ridícula cuando se tiene en cuenta que entre la población hay más de cuatro millones de armas. Además la principal fuente de insurgencia organizada, que cuenta con armamento pesado y sofisticado, se encuentra en el llamado triángulo sunnita, que es donde se producen el 90% de las bajas estadounidenses y que es el motivo de los intensos bombardeos norteamericanos desde hace meses contra Faluya.

Otro problema añadido es la situación existente dentro del ejército y la policía iraquíes que fueron creados para formar una base de apoyo para el ejército ocupante. Una de las últimas medidas del gobierno interino iraquí ha sido despedir a más de 30.000 policías iraquíes que se alistaron, cobraron sus sueldos durante meses y que no se presentaron a trabajar o se negaron a cumplir las órdenes del gobierno. Y en el caso del ejército iraquí la última noticia fue la deserción de 300 soldados pertenecientes a una unidad de “élite” de la guardia republicana iraquí formada por 750 hombres y que fue enviada a Samarra para apoyar el ataque estadounidense.

Un pozo sin fondo

La guerra de Iraq se ha convertido en un pozo sin fondo que absorbe una gran cantidad de dinero. George W. Bush tiene planeado, si sale reelegido, pedir al Congreso otros 70.000 millones de dólares para sufragar las intervenciones en Afganistán e Iraq. Si finalmente se aprobase esta nueva partida económica, en total los costes de la guerra ascenderían a 225.000 millones de dólares (The Washington Post).

A pesar de toda la palabrería sobre la “reconstrucción” de Iraq, la realidad es que la mayor parte del dinero va destinada a sufragar el coste de la ocupación militar (sólo el Pentágono ha pedido 6.000 millones de dólares extras para reparar o renovar el material dañado).

El Congreso estadounidense en 2003 destinó 18.400 millones de dólares para la reconstrucción del país; de este dinero sólo se han gastado 1.220 millones, pero más de la mitad (623 millones) ha ido destinada a pagar seguridad privada (léase mercenarios). Sólo 2 millones han ido destinados a sanidad, 19 millones a mejorar la infraestructura de agua potable y 300 millones de dólares para reconstruir el sistema eléctrico. Y el presupuesto para este año ha reducido un 20% del dinero destinado a infraestructuras y un 45% del destinado a obras sanitarias.

Las escasas mejoras de infraestructuras se han llevado a cabo en las zonas donde se encuentran las instalaciones petroleras para garantizar así la extracción de crudo. La aplastante mayoría de la población sigue viviendo sin electricidad y agua potable (el 60% no tiene acceso al agua potable que en su mayor parte está contaminada por los productos químicos desprendidos por las bombas norteamericanas). Sigue habiendo escasez de medicinas y los médicos tienen que trabajar en unas condiciones lamentables por un salario de 150 dólares al mes. Hace unos días la Unicef hizo publico un informe en el que decía que la esperanza de vida había descendido por debajo de los 60 años desde el inicio de la ocupación. Además han destruido más de 12.000 plazas escolares, no hay libros de texto, en Bagdad hay un libro por cada diez alumnos, y una cuarta parte de la población (6,5 millones de personas) depende del racionamiento de comida para poder sobrevivir.

Pero quizá la prueba más terrible de lo que está suponiendo esta guerra en costes humanos es el estudio realizado por científicos norteamericanos e iraquíes de la Escuela de Salud Pública John Hopkins Bloomberg de EEUU y que acaba de publicar la revista científica británica The Lancet. Estos científicos calculan que esta guerra ha provocado ya unas 100.000 muertes y que la causa más común es la violencia de los “ataques aéreos de las fuerzas de la coalición”. Este es el verdadero carácter “humanitario” del imperialismo estadounidense y a estas alturas resulta realmente ingenuo creer que la ocupación tiene el objetivo de llevar la “democracia” a Iraq.

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