El plan urdido por el IBEX-35 y ejecutado por Felipe González, Susana Díaz y las llamadas baronías, se ha consumado. El Comité Federal del PSOE celebrado el 23 de octubre ha decidido abstenerse en la investidura de Rajoy, es decir, dar el gobierno al Partido Popular. Resultado de la votación: 139 votos a favor de la abstención, contra 96 que mantienen el NO y 2 que no votaron. Estamos ante un punto de inflexión histórico. Por primera vez el PSOE se convierte en la herramienta para que gobierne la derecha. El camino hacia la destrucción completa de la organización se acerca a una fase que puede ser irreversible. No es ningún secreto que, a pesar de las políticas de recortes que aplicaron diferentes gobiernos del PSOE, millones de trabajadores lo seguían votando convencidos de que su voto era útil para evitar el avance de los herederos políticos del franquismo. Eso ya no es así.

¡Sin democracia no puede haber disciplina!

Conscientes de la resistencia entre los militantes y los votantes socialistas, los autores de este crimen exigen ahora disciplina y respeto a las decisiones de los organismos de dirección. ¿Se puede ser más hipócrita? No sólo han negado la palabra a la base sino que además han defenestrado al secretario general elegido por la militancia mediante un golpe de estado. Un genuino socialista sólo debe lealtad a las ideas que hacen avanzar a la mayoría de la sociedad y a las decisiones que se adoptan de forma democrática.

El PSOE atraviesa sus horas más bajas. Al igual que al resto de la socialdemocracia europea la mayor crisis económica del mundo capitalista en siete décadas lo ha arrastrado a una encrucijada: o con tu base social o con el gran capital. En Francia, en Alemania, en Grecia, en Gran Bretaña… todos los llamados partidos socialistas están en crisis. Pagan un precio por apoyar los planes de la burguesía contra la clase obrera.

¡Hay que apartar a todos los elementos pro-PP del Partido!

En pocos días se despejará la incógnita de cuantos diputados del grupo socialista mantendrán el No es no. La actitud de buena parte de la militancia, indignada por esta traición a los principios más elementales, y movilizada para evitar la catástrofe, contrasta con la ausencia de determinación de quienes dicen oponerse a la abstención en la dirección.

El cambio radical que necesita el PSOE si quiere seguir siendo un partido considerado por amplios sectores del movimiento obrero, el reconocimiento de los errores cometidos, el giro de 180º a la izquierda, no puede depender de que un sector del aparato y la cúpula dirigente se decida a pasar a la acción. Debemos ser la militancia de base, los afiliados y las afiliadas, los que emprendamos la labor de limpiar nuestra organización de elementos pro-burgueses, restableciendo una genuina democracia interna sobre la base de un programa genuinamente socialista y democrático (*). Esta es la propuesta para debate de I.S. de Málaga.

Publicado en el blog de Izquierda Socialista de Málaga

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