El 23 de junio, sobre las 20 horas, mientras yo estaba prestando servicios mínimos en la línea 31, recibo un mensaje del centro de control para realizar la regulación de final de línea en General Palanca, frente a la casa de la alcaldesa, ya que la calle de La Paz estaba cortada por la manifestación del Orgullo Gay.
Al llegar a General Palanca, paro el autobús y me bajo a estirar las piernas 7 minutos que me sobraban, cuando veo a Rita Barberá salir de su patio acompañada por un par de personas. (…) cuál fue mi sorpresa al levantar la vista de nuevo y encontrarla frente a la luna delantera del bus con cara de indignación al leer la gran verdad que reza en nuestro eslogan reivindicativo: “Rita no paga a sus trabajadores EMT” y quitando las pegatinas con sus propias uñas. Alterándose por momentos, me pregunta: “¿Tú piensas que lo que pone aquí es verdad? ¿Que yo no os pago? ¡Esto es demagogia!”. Ante su insistencia dije: “Yo creo que sobre ese tema deberías hablar con mis representantes, no conmigo”, no queriendo yo entrar al trapo dado lo absurdo de la situación.
Fue en este instante cuando perdió los papeles, subió a la acera acercándose más a mí y golpeándome tres veces el hombro con el dorso de su mano me dijo: “¿Cómo que no tengo que hablar contigo? Por supuesto que voy hablar contigo porque eres tú la que tiene la culpa de que 200 de tus compañeros se vayan a la calle, eres una sinvergüenza después de que estás cobrando 3.300 euros, qué poca solidaridad tienes”. A lo que yo respondí: “Perdona Rita, pero yo no cobro 3.300 euros” entonces ella cada vez más alterada y levantando el tono de voz, añadió: “Mira, no quiero ni saber cómo te llamas, lo que quiero es que te calles porque todo lo que dices son mentiras, eres una mentirosa”. Ante esta falta de respeto ya no me pude contener más y devolviéndole los golpecitos en el hombro, contesté: “Mira Rita aquí la única mentirosa que hay eres tú y todos los políticos, que por culpa de vuestra mala gestión estamos pagando todos los valencianos. Ni yo ni ninguno de mis compañeros estamos cobrando 3.300 euros, págame los 3.300 y dejo que me rebajes un 15% no, un 20% si quieres”. A lo que ella no dejaba de gritar: “¡Cobráis una media de 3.300 euros, sois unos sinvergüenzas!”.
Unas cuantas señoras que pasaban por allí se acercaron al oír el escándalo que Rita estaba formando y la increparon diciéndole: “¡Rita vete de Valencia, no te queremos!”. El inspector (…) me ordenó que subiera al bus, cerrara las puertas y efectuara salida. Y aún sentada en mi asiento, antes de cerrar las puertas, Rita continuaba con su cantinela… ”¡¡Mentirosa, sinvergüenza!!”, cerré las puerta y me fui sin dar crédito a lo que me acaba de ocurrir…
(…) Rita Barberá, la alcaldesa de Valencia, ¡¡señores!! que debido a la posición que ocupa (…) debería dar ejemplo de educación y honradez, así como de un saber estar ante las dificultades, sale un día de su casa y se enzarza con el primer ciudadano que se encuentra al cruzar la calle, gritando… insultando… y perdiendo los nervios…
Qué lamentable descubrir que son ellos los que controlan nuestras vidas, manipulando y tergiversando la verdad y, sobre todo, cerrando los ojos ante la cruda realidad que nos rodea. Esta señora solo tiene que asomarse a la ventana de su casa para ver cómo está el panorama, y verá que no solo el sector del transporte está indignado con la nueva reforma laboral y los recortes que por su mala gestión nos quieren aplicar, sino que sanidad está en la calle, educación, autónomos, bomberos…, todos en contra del sistema. (…).

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