Según la Plataforma de Afectados por Hepatitis C, cada día mueren doce personas a causa de esta enfermedad, muertes que en la mayoría de los casos podrían haberse evitado si se les hubiese tratado a tiempo con el nuevo fármaco, Sofosvubir, comercializado por la multinacional farmacéutica Gilead con el nombre de Sovaldi. Este medicamento cura la enfermedad en más de un 90% de los casos, el problema: su elevado precio. Como señalan los afectados, ¡no son muertes, son asesinatos!
Inicialmente Gilead comercializó un tratamiento de doce semanas al precio de 60.000 euros y tras las negociaciones con el Ministerio de Sanidad, en enero de 2014, acordaron un precio de 25.000 euros, una cantidad inalcanzable para la inmensa mayoría de los pacientes y al que sólo pueden acceder si es costeado por Sanidad.

El gobierno sigue sin solucionar el grave problema

Gracias a la lucha de los miles afectados por VHC en todo el Estado hemos conocido que las autoridades sanitarias estatales y autonómicas han restringido durante meses el acceso de los enfermos al Sovaldi. Cuando se conoció este hecho, el ministerio anunció que se levantaría la restricción, pero han pasado los meses y la situación sigue igual. El nuevo ministro, Alfonso Alonso, anunció que ésta sería una cuestión prioritaria para su ministerio. Creó un comité de expertos cuyos miembros en su mayor parte están vinculados a Gilead u otras multinacionales farmacéuticas como Pfizer, así que es difícil imaginar que puedan llegar a una solución que perjudique los intereses de estas empresas.
Hasta ahora se ha tratado con Sovaldi a 4.500 pacientes, una cifra claramente irrisoria si se tiene en cuenta que 30.000 enfermos se encuentran en la fase más avanzada de la enfermedad y con riesgo de muerte. Inicialmente el gobierno anunció un gasto de 125 millones de euros para 2015, pero fue rechazado por los afectados ya que al precio actual del medicamento sólo cubriría 5.000 casos. Según la Asociación Española de Estudio del Hígado (AEEH), habría que tratar inmediatamente a 30.000 enfermos y eso significaría un gasto mínimo de entre 750 y 800 millones de euros. Tras la última movilización de afectados, el ministerio de Sanidad anunció el 2 de marzo un préstamo a las comunidades autónomas de 727 millones de euros en tres años para tratar a 52.000 afectados de VHC. Las comunidades autónomas comprarían el fármaco, el gobierno central pagaría al laboratorio y las primeras devolverían el dinero con un interés cero. Si tenemos en cuenta que el número de infectados por VHC podría alcanzar las 900.000 personas y que 650.000 en algún momento desarrollarán la enfermedad está claro que es una medida insuficiente.

Beneficios a costa de la vida de los enfermos

Sovaldi es el ejemplo del carácter carroñero de las multinacionales farmacéuticas, que utilizan la vida de las personas como una mercancía más, sin importarles que sus acciones provoquen la muerte de seres humanos. Gilead, después de años de infructuosa investigación, en 2012 compró la patente de Sofosbuvir por 11.000 millones de dólares. El precio de fabricación está entre 50 y 100 euros, y se comercializa desde los 69.000 dólares en EEUU a los 750 dólares en India. Así que no debe extrañar que Gilead sea una de las empresas que más ha revalorizado sus acciones, más de un 185% desde 2013. Teniendo en cuenta que hay 150 millones de personas infectados por el VHC en todo el mundo y que a los precios actuales de venta de Sovaldi el coste del tratamiento alcanzaría los nueve billones de euros, no es casualidad que los analistas bursátiles prevean una revalorización en los próximos años del 457%. El caso de la hepatitis C, como tantos otros, demuestra, una vez más, que bajo el capitalismo la vida de las personas estará sometida a los beneficios de las grandes multinacionales y que la frase “el capitalismo mata” no es algo retórico sino que es la auténtica realidad.

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