El Corte Inglés (ECI) está enfermo y sus trabajadores también. Sus patologías tienen un carácter variado como consecuencia de las políticas que está llevando a cabo contra su plantilla: pérdidas de derechos continuados en el tiempo, aumento de la presión sobre los y las trabajadoras, y un estallido de la precariedad. Todo ello agravado por una gestión que solo busca el máximo beneficio a costa de la sangre, sudor y lágrimas de sus empleados.

El control férreo de los medios de comunicación, por la ingente cantidad de dinero que ECI gasta en publicidad, hace más difícil que trascienda la realidad de sus  trabajadores/as y las constantes modificaciones en nuestras condiciones laborales por la aplicación de la reforma laboral y los artículos 41 y 63 del Estatuto de los Trabajadores (ET). Solamente en 2013 se han perdido más de 5.000 puestos de trabajo a nivel estatal y alrededor de 3.000 solo en Madrid.
La última agresión que la plantilla ha tenido que soportar es la pérdida de una parte considerable de su retribución, como consecuencia de la modificación de los incentivos por venta y que, teniendo en cuenta el salario base de 898 euros, es parte fundamental de sus ingresos. Esta mordida puede significar una disminución en la retribución media de alrededor de 2.000 euros/año, y se ve agravada por cuanto el nuevo sistema es un entramado de fórmulas y procedimientos informáticos con múltiples variables como la plantilla efectiva, la territorialidad, la estacionalidad, etc., de tal manera que hace imposible a los trabajadores conocer con exactitud y realidad su compensación económica por las ventas realizadas.
Para entender el retroceso que hemos acumulado en nuestras condiciones y derechos, baste una somera relación de los acuerdos pactados por la empresa y los sindicatos amarillos FASGA y FETICO:
• En noviembre de 1987 se implanta la jornada de apertura de 10 a 21 horas con las consiguientes modificaciones de horarios de la plantilla.
• En 1992 se da vía libre a los nuevos contratos con cláusula de trabajo de lunes a domingo y la apertura de centros en domingos.
• En octubre de 1995 se amplía el horario comercial hasta las 21:30 horas, siendo sometido el 40% de la plantilla a una jornada de 6 horas 40 minutos, con turno rotativo de mañana y tarde y sin día libre (excepto el domingo).
• Ya en el 2000 hay otra ampliación del horario comercial hasta las 22 horas, con las consiguientes modificaciones de turnos, horarios y jornadas.
• En el 2009, otra vuelta más de tuerca. Esta vez la modificación lleva implícita la desregularización de la jornada teniendo que realizar los trabajadores 32 días/año de 9 horas.
• En 2013 se aplica un nuevo convenio colectivo completamente regresivo donde la jornada anual se amplía en 28 horas más, alcanzando la cifra de 1.798 horas anuales, se desregulariza la jornada hasta los 71 días de ampliación de jornada de 9 horas, se congela el salario y se devalúa el salario/hora al aumentar la jornada anual. Se implanta la obligatoriedad de trabajar en domingos y festivos a toda la plantilla, perdiéndose el derecho de la condición más beneficiosa para aquellos trabajadores que teniendo un contrato anterior a 1992 no tenían la obligación contractual de trabajarlos. Calendarios trimestrales (antes anuales) donde la empresa tiene la potestad de modificación con preaviso de siete días. Jornadas dobles de mañana y/o de tarde.
Entremedias se van quedando por el camino otros derechos: complementos de antigüedad, pérdida de días de permiso retribuido, desaparición del autoservicio de personal con menús subvencionados, el descuento de personal por compras se ve disminuido en algunos departamentos...
Este es el saldo que pueden ofrecer “los departamentos sindicales” de FASGA y FETICO, la herramienta que utiliza El Corte Inglés para consensuar y aplicar todo plan contra los y las trabajadores (baste decir que el secretario general de uno de estos “sindicatos” patronales es hoy en día el jefe de Recursos Laborales de la empresa). Pero a pesar de todas las dificultades, de las amenazas, del miedo, y los despidos, el movimiento sindical combativo y de clase se ha hecho un pequeño hueco: es verdad que apenas alcanza el 4% de la afiliación en esta empresa, frente al 80% del sindicalismo amarillo y vertical recompensado con puestos en la jefatura, pero los que lo impulsamos no vamos a cejar en nuestro empeño.
De manera muy resumida, esta es la trastienda de El Corte Inglés, donde año tras año el trabajo se ha ido convirtiendo en una auténtica pesadilla y por lo que algunos medios digitales hablan ya de una “plantilla sometida a la semiesclavitud”.

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