La famosa compañía aérea low cost irlandesa a menudo es noticia. Es frecuente escuchar acerca de los abusos por parte de la aerolínea a sus pasajeros y empleados, o por operar siempre en la línea de la legalidad, saltándose a menudo procedimientos de seguridad.

Pero el gran escándalo de la compañía, esta vez, es cómo trata a sus nuevos trabajadores.

Crewlink –subcontrata que se encarga de gestionar para Ryanair todo lo relacionado con el personal– se responsabiliza de abrir una cuenta en el Banco de Irlanda, donde se ingresarán los sueldos. Sin embargo, muchos trabajadores hemos llegado a estar hasta 4 meses sin cobrar.

Crewlink da largas a los empleados, excusándose en que el banco no acepta la solicitud, cuando la realidad es que ellos mismos no se toman ninguna prisa en hacer su trabajo ni tienen interés en solucionar este problema. Los trabajadores hemos pedido por activa y por pasiva a Crewlink y a Ryanair que nos envíen un cheque con el sueldo, nos hagan una transferencia a nuestra cuenta bancaria o nos hagan llegar el sueldo por cualquier vía mientras arreglan el problema con el banco de Irlanda, porque así no se puede vivir. Pero éstos se niegan a ofrecer ningún tipo de ayuda y sólo repiten que mientras no se abra la cuenta del banco -trabajo que ellos mismos deben hacer- no nos harán llegar el sueldo por ningún otro medio. Han llegado a despedir a trabajadores alegando “mala conducta”, refiriéndose a su insistencia por haber reclamado el sueldo que les corresponde.

Las condiciones laborales y los sueldos también son low cost. Los trabajadores estamos obligados a hacer horas extras, de modo que cuando hemos terminado nuestra jornada laboral la compañía a menudo nos obliga a hacer más vuelos, a los cuales no nos podemos negar. Además, se salta el reglamento europeo sobre actividad máxima permitida a un tripulante de cabina, haciéndonos volar más de 100 horas mensuales, lo que es totalmente ilegal. Además, sólo pagan por hora de vuelo, por lo que no se remunera el tiempo de embarque y desembarque, ni las horas de retraso en un aeropuerto que pueda tener un vuelo, situación que sucede a diario, ni por todo el tiempo que el avión está en tierra.

Tampoco nos pagan por los días de baja. Y los trabajadores estamos obligados por contrato a tener entre uno y tres meses al año de “vacaciones no pagadas”, lo conocido como “unpaid leave”. Además, descuentan del sueldo la formación que la empresa proporciona –pese a que en muchos casos ya estamos formados-, y cobran mensualmente por el uniforme que estamos obligados a llevar en el puesto de trabajo.

Por si esto fuera poco, la empresa sanciona o despide indiscriminadamente: se dan varios casos en los que los trabajadores, tras cuatro meses sin cobrar, sólo pueden acudir al puesto de trabajo en horario diurno, cuando hay medios de transporte público ya que en esas condiciones no pueden pagarse un taxi para llegar al aeropuerto. Pues esto ha sido motivo de sanción y despido.

Los trabajadores estamos en una situación de total indefensión. Por una parte, porque si el trabajador deja su puesto de trabajo antes de un año tendrá que pagarles una penalización económica de 1.400€, incluso más si no ha terminado de pagar la formación y el uniforme. Por otra parte, porque la política de esta empresa es el miedo, las sanciones y el despido totalmente libre, ya que parece que ninguna autoridad regula la situación laboral en Ryanair.

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