Venezuela está acercándose al punto crítico que atravesó Chile a principios de los 70. O la revolución avanza, rompiendo definitivamente con el capitalismo y expropiando las principales palancas económicas, bajo control obrero, o la revolución se estanca, un sector de las masas se vuelve escéptico, y la reacción en un determinado momento asesta un golpe definitivo, bien en versión más clásica (golpe de Estado de Pinochet), bien en versión seudodemocrática (triunfo electoral en Nicaragua en 1990). Esta idea fue una de las que se expresó, al hilo de la intervención de un participante, en el acto de defensa de la revolución venezolana, realizado en la Universitat de València el 18 de noviembre.

La introducción de Alí Quero, dirigente estudiantil de la Universidad de los Andes y militante de la Juventud del PSUV, combatió, entre otras cosas, una idea de la campaña mediática contra la revolución. Burgueses y reformistas limitan la revolución a un movimiento de apoyo al populista Chávez, a la chusma (en palabras de El País, como denunció otro asistente) agradecida a las medidas sociales tomadas. No hay que minusvalorar la figura del comandante, que tiene el valor de explicar la necesidad del socialismo, de criticar el estalinismo y de crear entre las masas la curiosidad por profundizar en las ideas de Marx, Lenin y Trotsky. Sin embargo, estamos hablando de un proceso revolucionario, de la participación consciente de las masas en la arena política, de una rabia y una energía que se expresó en 1989 con el Caracazo. Chávez tuvo la cualidad de conectar con ese sentimiento y esa fuerza, frente a los partidos institucionalizados.

También explicó Alí cómo la fuerza más peligrosa para la revolución, en estos momentos, no es la histérica oposición reaccionaria, que es vista por las masas, con razón, como el representante de la gran burguesía y el imperialismo. Es la quinta columna de la burocracia enquistada en el Estado. Frente a ella se encuentra la clase obrera organizada, luchando por el control obrero y medidas decisivas para implantar un Estado de democracia obrera y una economía nacionalizada y planificada democráticamente por los trabajadores (esto es, el socialismo).

El acto, aunque celebrado en el Campus Blasco Ibáñez, fue abierto a toda la población, y de hecho, entre los 35 asistentes, había tanto estudiantes universitarios como veteranos de la izquierda, algunos de ellos habituales en nuestros actos. La participación en el debate fue importante, con 8 palabras aparte del ponente. Un asistente comparó las criminales intervenciones imperialistas, muchas de ellas secretas, con las inversiones sociales de la revolución venezolana por toda América Latina (puso el ejemplo de la ayuda financiera de 20 millones de dólares para inversión en hospitales públicos uruguayos); asimismo, denunció el viraje proimperialista del gobierno de Zapatero, que, en coherencia con su política interior, fomenta la campaña anti-Revolución Bolivariana, y se alinea con la dictadura marroquí que reprime salvajemente al pueblo saharaui. Varios compañeros de Manos Fuera de Venezuela reivindicaron el papel de la clase obrera y la lucha por el control obrero y explicaron por qué una Venezuela y una América Latina revolucionarias (mucho más si consiguen romper definitivamente con el capitalismo) son un ejemplo peligroso para los burgueses, también para los europeos, porque son una alternativa al brutal ataque a nuestras condiciones de vida que se repiten país por país. De ahí la virulencia de sus difamaciones. Otro compañero puso varios ejemplos de manipulación y odio visceral, del supuesto periódico progresista El país. Por último, un militante de Izquierda Socialista, corriente del PSOE, dijo hablar en nombre de muchos compañeros al saludar a la revolución venezolana, y explicó que su lucha era por que el partido recupere sus orígenes marxistas y aplique también aquí medidas revolucionarias.

El ambiente era de entusiasmo, de hecho prácticamente todas las intervenciones fueron aplaudidas. Frente a tantos actos donde es difícil encontrar una salida a los ataques que estamos padeciendo, en éste una idea brilló: por complicado que sea, sí hay un camino, la lucha consecuente por el socialismo.

La convocatoria de este acto, con miles de hojas y de carteles repartidos, se ha centrado en los campus Blasco Ibáñez y Tarongers de la Universitat de València, en Agrícoles y Belles Arts de la Politècnica, en varios institutos, en la entrada a la Ford, y en diferentes actos y movilizaciones: la Assemblea de País de Esquerra Unida, un concierto del cantante colombiano Lucho Roa, una manifestación estudiantil, etc. Agradecemos a Izquierda Unida y a la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba José Martí las facilidades dadas para la convocatoria. También en Benimaclet (el barrio donde está situado el Casal Roig, sede del Sindicat d´Estudiants y la Corriente Marxista El Militante) hemos hecho reparto de hojas y pegada de carteles, a pesar de las provocaciones continuas en toda la zona de España 2000 (permitidas por la Delegación de Gobierno), que pretende intimidar a todo el barrio, de honda tradición popular y de izquierdas, llamando a luchar contra ‘okupas e inmigrantes’.

Por último, un compañero de Manos Fuera de Venezuela fue entrevistado ampliamente, con ocasión de este acto, en el programa Lliure directe de Rádio Klara. Esta radio, que lleva décadas funcionando, es una referencia de la izquierda en Valencia, y tiene una media diaria de 35.000 oyentes. Todo esto sin duda ha contribuido a extender la solidaridad con la revolución venezolana y a contrarrestar la constante campaña de intoxicación y manipulación informativa que tenemos que soportar contra el pueblo y los trabajadores venezolanos.

Venezuela está acercándose al punto crítico que atravesó Chile a principios de los 70. O la revolución avanza, rompiendo definitivamente con el capitalismo y expropiando las principales palancas económicas, bajo control obrero, o la revolución se estanca, un sector de las masas se vuelve escéptico, y la reacción en un determinado momento asesta un golpe definitivo, bien en versión más clásica (golpe de Estado de Pinochet), bien en versión seudodemocrática (triunfo electoral en Nicaragua en 1990). Esta idea fue una de las que se expresó, al hilo de la intervención de un participante, en el acto de defensa de la revolución venezolana, realizado en la Universitat de València el 18 de noviembre.

La introducción de Alí Quero, dirigente estudiantil de la Universidad de los Andes y militante de la Juventud del PSUV, combatió, entre otras cosas, una idea de la campaña mediática contra la revolución. Burgueses y reformistas limitan la revolución a un movimiento de apoyo al populista Chávez, a la chusma (en palabras de El País, como denunció otro asistente) agradecida a las medidas sociales tomadas. No hay que minusvalorar la figura del comandante, que tiene el valor de explicar la necesidad del socialismo, de criticar el estalinismo y de crear entre las masas la curiosidad por profundizar en las ideas de Marx, Lenin y Trotsky. Sin embargo, estamos hablando de un proceso revolucionario, de la participación consciente de las masas en la arena política, de una rabia y una energía que se expresó en 1989 con el Caracazo. Chávez tuvo la cualidad de conectar con ese sentimiento y esa fuerza, frente a los partidos institucionalizados.

También explicó Alí cómo la fuerza más peligrosa para la revolución, en estos momentos, no es la histérica oposición reaccionaria, que es vista por las masas, con razón, como el representante de la gran burguesía y el imperialismo. Es la quinta columna de la burocracia enquistada en el Estado. Frente a ella se encuentra la clase obrera organizada, luchando por el control obrero y medidas decisivas para implantar un Estado de democracia obrera y una economía nacionalizada y planificada democráticamente por los trabajadores (esto es, el socialismo).

El acto, aunque celebrado en el Campus Blasco Ibáñez, fue abierto a toda la población, y de hecho, entre los 35 asistentes, había tanto estudiantes universitarios como veteranos de la izquierda, algunos de ellos habituales en nuestros actos. La participación en el debate fue importante, con 8 palabras aparte del ponente. Un asistente comparó las criminales intervenciones imperialistas, muchas de ellas secretas, con las inversiones sociales de la revolución venezolana por toda América Latina (puso el ejemplo de la ayuda financiera de 20 millones de dólares para inversión en hospitales públicos uruguayos); asimismo, denunció el viraje proimperialista del gobierno de Zapatero, que, en coherencia con su política interior, fomenta la campaña anti-Revolución Bolivariana, y se alinea con la dictadura marroquí que reprime salvajemente al pueblo saharaui. Varios compañeros de Manos Fuera de Venezuela reivindicaron el papel de la clase obrera y la lucha por el control obrero y explicaron por qué una Venezuela y una América Latina revolucionarias (mucho más si consiguen romper definitivamente con el capitalismo) son un ejemplo peligroso para los burgueses, también para los europeos, porque son una alternativa al brutal ataque a nuestras condiciones de vida que se repiten país por país. De ahí la virulencia de sus difamaciones. Otro compañero puso varios ejemplos de manipulación y odio visceral, del supuesto periódico progresista El país. Por último, un militante de Izquierda Socialista, corriente del PSOE, dijo hablar en nombre de muchos compañeros al saludar a la revolución venezolana, y explicó que su lucha era por que el partido recupere sus orígenes marxistas y aplique también aquí medidas revolucionarias.

El ambiente era de entusiasmo, de hecho prácticamente todas las intervenciones fueron aplaudidas. Frente a tantos actos donde es difícil encontrar una salida a los ataques que estamos padeciendo, en éste una idea brilló: por complicado que sea, sí hay un camino, la lucha consecuente por el socialismo.

La convocatoria de este acto, con miles de hojas y de carteles repartidos, se ha centrado en los campus Blasco Ibáñez y Tarongers de la Universitat de València, en Agrícoles y Belles Arts de la Politècnica, en varios institutos, en la entrada a la Ford, y en diferentes actos y movilizaciones: la Assemblea de País de Esquerra Unida, un concierto del cantante colombiano Lucho Roa, una manifestación estudiantil, etc. Agradecemos a Izquierda Unida y a la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba José Martí las facilidades dadas para la convocatoria. También en Benimaclet (el barrio donde está situado el Casal Roig, sede del Sindicat d´Estudiants y la Corriente Marxista El Militante) hemos hecho reparto de hojas y pegada de carteles, a pesar de las provocaciones continuas en toda la zona de España 2000 (permitidas por la Delegación de Gobierno), que pretende intimidar a todo el barrio, de honda tradición popular y de izquierdas, llamando a luchar contra ‘okupas e inmigrantes'.

Por último, un compañero de Manos Fuera de Venezuela fue entrevistado ampliamente, con ocasión de este acto, en el programa Lliure directe de Rádio Klara. Esta radio, que lleva décadas funcionando, es una referencia de la izquierda en Valencia, y tiene una media diaria de 35.000 oyentes. Todo esto sin duda ha contribuido a extender la solidaridad con la revolución venezolana y a contrarrestar la constante campaña de intoxicación y manipulación informativa que tenemos que soportar contra el pueblo y los trabajadores venezolanos.

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