Los dirigentes sindicales no tienen excusa  para no movilizar

El nuevo curso apenas ha empezado y el Partido Popular ha redoblado sus ataques a la enseñanza pública a todos los niveles. Al hecho de ser la comunidad que menos invierte en educación de todo el Estado, de haber regalado más de cincuenta parcelas de terreno a las empresas privadas y a la jerarquía eclesiástica para que construya allí sus centros (más de un millón de metros cuadrados en total), del bochornoso decreto de infantil, etc., ahora se suma el nuevo decreto de financiación de infantil, que supone acabar con la gratuidad de esta etapa educativa (las familias más pobres tendrán que pagar 500 euros al año) mientras que se reduce lo que pagan las familias con más ingresos.

Los dirigentes sindicales no tienen excusa  para no movilizar

El nuevo curso apenas ha empezado y el Partido Popular ha redoblado sus ataques a la enseñanza pública a todos los niveles. Al hecho de ser la comunidad que menos invierte en educación de todo el Estado, de haber regalado más de cincuenta parcelas de terreno a las empresas privadas y a la jerarquía eclesiástica para que construya allí sus centros (más de un millón de metros cuadrados en total), del bochornoso decreto de infantil, etc., ahora se suma el nuevo decreto de financiación de infantil, que supone acabar con la gratuidad de esta etapa educativa (las familias más pobres tendrán que pagar 500 euros al año) mientras que se reduce lo que pagan las familias con más ingresos.

acallar cualquier tipo de respuesta. Con nocturnidad y alevosía, en pleno agosto, la consejería de Educación ha obligado a la FAPA Giner de los Ríos a abandonar su local. Y por si esto fuera poco ha cesado a varios directores de centros infantiles que se oponían a la política del PP.
Está claro que Esperanza Aguirre ha comenzado el curso a la ofensiva. Si Aguirre se sale con la suya supondría un retroceso de décadas y, además, sentaría las bases para recortes similares en otras comunidades y en otros sectores.
Las movilizaciones del último trimestre del curso pasado, incluyendo las exitosas huelgas del 7 y 21 de mayo, esta última con una manifestación histórica de más de 90.000 profesores, padres y estudiantes, marcan el camino que debemos seguir. Por eso el Sindicato de Estudiantes ha convocado huelga general de estudiantes el 22 de octubre y 13 de noviembre, no sólo en Madrid, sino en todo el Estado. Además, en Catalunya donde el curso pasado también hubo fuertes movilizaciones del profesorado y los estudiantes contra la privatizadora LEC, los sindicatos USTEC-STEs, ASPEPC-SPS y CGT, que representan al 70% del profesorado catalán, ya han anunciado la convocatoria de huelga para el 13 de noviembre y así confluir con nosotros. ¿Por qué no se movilizan los profesores madrileños en esa fecha para unir fuerzas?

¿Cómo defender
la educación pública?

La situación exige una respuesta contundente por parte del movimiento. Tras las huelgas de mayo la consejería de educación no se ha movido un ápice de sus posiciones, más bien todo lo contrario. El Partido Popular está decidido a dar la batalla hasta el final. El papel de los sindicatos debería ser, a partir del gran nivel de participación y voluntad de lucha que se ha expresado, preparar ya la siguiente fecha de huelga general y ampliar la lucha a todo el Estado. Esto mandaría una señal muy clara y daría confianza en sus fuerzas al movimiento.
Sin embargo, lejos de continuar la lucha, los dirigentes sindicales de CCOO, UGT y STEM todavía no han concretado nada. Esto es lo que el PP y la patronal de la privada están esperando para terminar de rematar a la educación pública. Desde el SE pensamos que eso es un grave error. La táctica que han planteado los dirigentes sindicales es la de la "guerra de guerrillas"; es decir, que cada sector en lucha haga la guerra por separado, sin coordinarse con los demás ni confluir con ellos. Así ha sido con la etapa infantil, con los Centros de Apoyo al Profesorado (CAP), con los Equipos de Orientación y Educación Psicopedagógica (EOEP), las fusiones de centros en Fuenlabrada, etc. El fondo de estos ataques es el mismo: desmantelar y privatizar la educación pública. Sin embargo, lo que hemos tenido ha sido movilizaciones en distintas fechas. Esta táctica es equivocada de cabo a rabo. Salir a la lucha cada uno un día diferente es una receta acabada para el fracaso, y permite ir desgastando cada sector, poco a poco, y derrotar más fácilmente cada

Por una movilización unitaria

Concentrar todas las fuerzas en un único punto es la macallar cualquier tipo de respuesta. Con nocturnidad y alevosía, en pleno agosto, la consejería de Educación ha obligado a la FAPA Giner de los Ríos a abandonar su local. Y por si esto fuera poco ha cesado a varios directores de centros infantiles que se oponían a la política del PP.
Está claro que Esperanza Aguirre ha comenzado el curso a la ofensiva. Si Aguirre se sale con la suya supondría un retroceso de décadas y, además, sentaría las bases para recortes similares en otras comunidades y en otros sectores.
Las movilizaciones del último trimestre del curso pasado, incluyendo las exitosas huelgas del 7 y 21 de mayo, esta última con una manifestación histórica de más de 90.000 profesores, padres y estudiantes, marcan el camino que debemos seguir. Por eso el Sindicato de Estudiantes ha convocado huelga general de estudiantes el 22 de octubre y 13 de noviembre, no sólo en Madrid, sino en todo el Estado. Además, en Catalunya donde el curso pasado también hubo fuertes movilizaciones del profesorado y los estudiantes contra la privatizadora LEC, los sindicatos USTEC-STEs, ASPEPC-SPS y CGT, que representan al 70% del profesorado catalán, ya han anunciado la convocatoria de huelga para el 13 de noviembre y así confluir con nosotros. ¿Por qué no se movilizan los profesores madrileños en esa fecha para unir fuerzas?

¿Cómo defender
la educación pública?

La situación exige una respuesta contundente por parte del movimiento. Tras las huelgas de mayo la consejería de educación no se ha movido un ápice de sus posiciones, más bien todo lo contrario. El Partido Popular está decidido a dar la batalla hasta el final. El papel de los sindicatos debería ser, a partir del gran nivel de participación y voluntad de lucha que se ha expresado, preparar ya la siguiente fecha de huelga general y ampliar la lucha a todo el Estado. Esto mandaría una señal muy clara y daría confianza en sus fuerzas al movimiento.
Sin embargo, lejos de continuar la lucha, los dirigentes sindicales de CCOO, UGT y STEM todavía no han concretado nada. Esto es lo que el PP y la patronal de la privada están esperando para terminar de rematar a la educación pública. Desde el SE pensamos que eso es un grave error. La táctica que han planteado los dirigentes sindicales es la de la “guerra de guerrillas”; es decir, que cada sector en lucha haga la guerra por separado, sin coordinarse con los demás ni confluir con ellos. Así ha sido con la etapa infantil, con los Centros de Apoyo al Profesorado (CAP), con los Equipos de Orientación y Educación Psicopedagógica (EOEP), las fusiones de centros en Fuenlabrada, etc. El fondo de estos ataques es el mismo: desmantelar y privatizar la educación pública. Sin embargo, lo que hemos tenido ha sido movilizaciones en distintas fechas. Esta táctica es equivocada de cabo a rabo. Salir a la lucha cada uno un día diferente es una receta acabada para el fracaso, y permite ir desgastando cada sector, poco a poco, y derrotar más fácilmente cada

Por una movilización unitaria

Concentrar todas las fuerzas en un único punto es la mayor baza que tenemos para la victoria. Ahora es el momento de luchar. No podemos esperar al tercer trimestre como ha sucedido en otras muchas ocasiones. Una movilización unitaria de profesores, padres y estudiantes bien organizada, convocada mediante asambleas democráticas, crearía un movimiento tan amplio que pondría contra las cuerdas a Aguirre. La situación social que hay en Madrid es más que suficiente para convocar no sólo una huelga educativa, sino una huelga general de toda la comunidad en defensa de los servicios públicos y del empleo.
El Partido Popular es aparentemente fuerte, pero es sólo apariencia. También cuando gobernaba Aznar parecían imbatibles y ante la movilización masiva de la juventud y la clase obrera su fortaleza desapareció de la noche a la mañana.ayor baza que tenemos para la victoria. Ahora es el momento de luchar. No podemos esperar al tercer trimestre como ha sucedido en otras muchas ocasiones. Una movilización unitaria de profesores, padres y estudiantes bien organizada, convocada mediante asambleas democráticas, crearía un movimiento tan amplio que pondría contra las cuerdas a Aguirre. La situación social que hay en Madrid es más que suficiente para convocar no sólo una huelga educativa, sino una huelga general de toda la comunidad en defensa de los servicios públicos y del empleo.
El Partido Popular es aparentemente fuerte, pero es sólo apariencia. También cuando gobernaba Aznar parecían imbatibles y ante la movilización masiva de la juventud y la clase obrera su fortaleza desapareció de la noche a la mañana.

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