Publicamos a continuación un artículo del compañero Maziar Razi, dirigente de la Corriente Marxista Revolucionaria de Irán. Aunque no compartimos algunas de las ideas expresadas en el mismo, consideramos de interés conocer el punto de vista de los marxistas iranís que están trabajando en el movimiento de masas por levantar una alternativa socialista.

Publicamos a continuación un artículo del compañero Maziar Razi, dirigente de la Corriente Marxista Revolucionaria de Irán. Aunque no compartimos algunas de las ideas expresadas en el mismo, consideramos de interés conocer el punto de vista de los marxistas iranís que están trabajando en el movimiento de masas por levantar una alternativa socialista.

 


El 11 de febrero, 31º aniversario de la "revolución islámica", el presidente de Irán, Mahmoud Admadinejad, se dirigió a una multitud de seguidores en la capital, Teherán. Este mitin oficial por el aniversario de la revolución de 1979 que estableció la República Islámica de Irán, tuvo lugar en medio de grandes medidas de seguridad en toda la ciudad, destinadas a evitar las contra manifestaciones de la oposición.

En varias partes de Teherán hubo enfrentamientos, la policía, el pasdaran, el basiji y los agentes de paisano, se enfrentaron a los seguidores de la oposición (principalmente jóvenes) para intentar evitar que las contra manifestaciones plantearan sus reivindicaciones democráticas. La policía se enfrentó a los manifestantes en distintas zonas en los alrededores de Teherán. Docenas de seguidores del régimen con palos y gas pimienta atacaron el convoy de un veterano líder opositor, Mehdi Karroubi, obligándole a regresar cuando intentaba unirse a las protestas. Al mismo tiempo Mahmoud Ahamdinejad anunció en el discurso que Irán ya había producido la primera remesa de uranio enriquecido al 20 por ciento, desafiando así a occidente.

En el actual clima político se pueden subrayar unos cuantos puntos:

En primer lugar, la inestabilidad del régimen.

No hay duda de que el conflicto político interno del régimen, por un lado, y la persistencia del movimiento de la oposición, por el otro, ha hecho a este régimen muy débil, inestable y vulnerable. En realidad, los instrumentos de represión el régimen los había planeado y orquestado antes de este 31 aniversario de la revolución. Durante las últimas semanas, en preparación del aniversario, habían detenido a cientos de periodistas independientes y opositores. Prohibieron la mayoría de la prensa y blogs independientes, finalmente cortaron la red de telefonía móvil y servicios de SMS, la mayoría de las empresas proveedoras de internet antes de ese día redujeron la capacidad de comunicación y organizativa de la oposición, limitaron la extensión de noticias a la prensa internacional. Al mismo tiempo, movilizaron a sus "seguidores" anunciando unos cuantos días de vacaciones en las escuelas y en los centros administrativos del gobierno, después pusieron autobuses, alimentos y otros medios de transporte para llevar todos los que pudieran a la Plaza Azadi (Libertad) para escuchar a Ahmadinejad.

Es obvio que un régimen estable y fuerte no actuaría de esta manera. Sólo un régimen débil y asustado, con una crisis política profunda, llegaría a tales extremos de represión, incluida la ejecución de los jóvenes detenidos en Ashura, por celebrar el 31 aniversario de su propia revolución.

En segundo lugar, el estatus de la oposición "reformista".

Las manifestaciones del 11 de febrero, en comparación con la manifestación del 27 de diciembre en Ashura, fueron un claro retroceso para los "reformistas". La manifestación del mes pasado estuvo más organizada y las masas pasaron a la ofensiva contra las fuerzas represivas. El 11 de febrero de 2010 las manifestaciones fueron mucho más pequeñas (comprensible a la luz de la represión orquestada contra la oposición), pero también por la ausencia clara de la dirección de los "reformistas" en la manifestación. Mehdi Karroubi anunció públicamente la localización exacta y la hora en que él saldría hacia la Plaza Azadi. Por tanto las fuerzas de seguridad le hicieron regresar a su casa sólo unos pocos minutos después de que saliera a la calle. Mir Hossein Mousavi, como en ocasiones anteriores, estuvo detenido en casa por las fuerzas de seguridad, incluso antes de salir a la calle. Los dos principales líderes que habían convocado la manifestación no sólo estuvieron ausentes sino que no habían organizado a las masas para la participación en este día crucial. Algunos de los jóvenes, por iniciativa propia, llevaban banderas verdes (el símbolo de los "reformistas"); otros llevaban banderas de la República Islámica que se parecían a las que llevaban los seguidores de Ahmadinejad. Esta falta de interés por parte de los líderes "reformistas" fue seguramente una razón decisiva para el retroceso. Karroubi y Mousavi han intentado negociar y llegar a algún tipo de acuerdo con el régimen de Kamenei-Ahmadinejad más que movilizar a las masas de manera independiente para conseguir sus derechos democráticos.

En tercer lugar, el carácter del movimiento juvenil de masas.

La manifestación del 31 aniversario del 11 de febrero de 2010 fue convocada oficialmente por los líderes "reformistas" y no consiguieron sus objetivos. Pero la manifestación de Ashura el 27 de diciembre de 2009, que ha sido la más violenta hasta ahora, no estuvo convocada por los líderes "reformistas"; estuvo organizada espontáneamente por la juventud. Esta tendencia se vio desde el inicio del movimiento. El lunes 15 de junio de 2009, la segunda vez que hubo manifestaciones de masas, los jóvenes obligaron a los dirigentes a seguirles a las calles. En realidad, Mir Hossein Mousavi (el líder "reformista") había cancelado el mitin en la calle y la juventud, en contra de su voluntad, salió a las calles y le obligó a asistir al mitin.

Para los cientos de miles de jóvenes que han estado en las calles de Irán estos últimos meses, no es importante quiénes son sus líderes. Lo importante es cómo pueden avanzar con sus reivindicaciones para conseguir sus objetivos finales. En realidad, lo que están haciendo es utilizar a los líderes actuales para conseguir sus propósitos. Por eso el líder actual se puede cambiar si se resiste o actúa en contra de la tendencia del movimiento.

Está claro que para conseguir exitosamente los objetivos del movimiento, tendremos que ver una tendencia hacia una nueva dirección dentro de la juventud que no sólo se oponen al régimen Kamenei-Ahmadinejad sino también contra los líderes de los "reformistas". Esta tendencia quedará más clara, cuando los líderes "reformistas" colaboren de una manera cada vez más clara con el régimen.

En cuarto lugar, la ausencia de los trabajadores.

La dirección de las organizaciones obreras boicotearon las elecciones presidenciales del 12 de junio de 2009. Pero, incorrectamente, han continuado con la misma línea hacia las protestas de masas que han estallado desde entonces. Hasta ahora las han tratado como una simple lucha entre dos tendencias dentro del régimen y se han mantenido al margen esperando que el régimen sea más débil como resultado de la lucha interna y las divisiones. Los jóvenes ahora necesitan una dirección. Los trabajadores son su único aliado y pueden, en cualquier momento, dirigir a los jóvenes con la organización de una serie de huelgas.

En realidad, la clase obrera se ha mantenido pasiva durante estos últimos meses y en la práctica ha boicoteado el movimiento juvenil. Pero eso no continuará mucho tiempo, en la medida que los trabajadores han adquirido mucha experiencia en esta década pasada y son totalmente conscientes de la naturaleza del régimen actual. Durante ese tiempo han sido consistentemente el sector más activo y la clase más radical de la sociedad: ocupando fábricas, convocando "luchas unificadas anticapitalistas" y otras luchas similares. La única esperanza de un levantamiento que lleve a la caída del régimen y conseguir un cambio fundamental de sociedad depende de la participación de los trabajadores en el movimiento.

Aquellas organizaciones que asumen que en Irán ha comenzado una "revolución, sin la participación plena de la clase obrera, están cometiendo un error. Este error tiene dos aspectos: primero, refleja su subestimación del papel central de la clase obrera en la revolución y, en segundo lugar, significa que serán incapaces de elaborar las mejores tácticas basadas en los hechos concretos en los que se desarrolla la situación revolucionaria.

14 de febrero de 2010.

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