arcelor_maniTras la reunión sorpresa entre uno de los máximos responsables de Planos a nivel Europeo y dirigentes de las Secciones Sindicales en la Granda a finales del mes de mayo, todo son especulaciones. Poco o muy poco se sabe de lo que se trató en ella, pues nadie ha salido de forma oficial explicando el contenido de dicha reunión. Lo que parece fuera de toda discusión es que se tratan de dinamitar las actuales condiciones laborales, ya sea “por las bravas” de forma inmediata o en la negociación del próximo convenio. Por lo poco que ha trascendido parece que el actual máximo accionista trata de deshacerse de todas las inversiones en el Estado Español pero no encuentra comprador. Uno de los dos Hornos Altos de Veriña después de repararse este verano posiblemente ya no arranque, con lo que un ERE para el personal de la cabecera esta prácticamente garantizado. También se habla de una rebaja generalizada de salarios y se pone en entredicho la continuidad del quinto turno. De no aceptarlo, amenazan con el despido de todo aquel que no tenga contrato indefinido.

 

A esto hay que añadir que las inversiones en unas nuevas baterías de Cock en Gijón se han retirado. Las baterías de Aviles tienen los días contados ya que estaba previsto que se cerrasen y se entregasen los terrenos al Ayuntamiento de Avilés, todo indica que estos planes van ser revisados,  con lo que la producción de Cok para alimentar los Hornos altos quedaría en suspenso. A todo esto hay que sumar que el futuro de la Acería de Veriña sigue sin estar claro, pese el principio de acuerdo que se había conseguido a mediados del mes de marzo que suponía la eliminación en principio de 76 puestos de trabajo. De momento han conseguido algo que siempre les viene muy bien: la flexibilidad y la movilidad de la plantilla, suprimiendo la división entre personal de mantenimiento y el de producción. La idea es que todos trabajemos en todo, lo que supone un aumento salvaje de los ritmos de trabajo, un peor mantenimiento, menos seguridad y evidentemente menos plantilla. Pero pese a todo no será suficiente, los ratios por tonelada-hombre que planteaban son prácticamente imposibles de conseguir, nuevos y más profundos ataques nos esperan, sin descartar a medio plazo el cierre de la Acería de Veriña, lo que abriría la senda de un cierre paulatino de la siderurgia en Asturias, como en su momento le sucedió al sector naval.
Si no hace mucho éramos una de las empresas del Grupo Mittal más productivas y rentables, ahora al parecer hemos pasado a ser un lastre. ¿Qué ha sucedido? La crisis económica, que ha paralizado la industria, el consumo y la construcción hace que la demanda de acero esté bajo mínimos. El grupo Arcelor-Mittal a escala mundial cerró el primer trimestre con unos beneficios de 8,4 millones de euros, un 99% menos que el año pasado. Beneficio centrado sobre todo en la economía de los Estados Unidos, Canadá y los llamados Países Emergentes, mientras en Europa se acumulan unas pérdidas de 219 millones de euros en el primer trimestre del año, esperando un segundo semestre aún peor.
Por ello al señor Mittal le sobran instalaciones en Europa y no tiene ningún reparo en cerrar unas definitivamente (Lieja, Madrid, Schifflange), en aplicar en otras lo que llaman “paradas temporales” (Florange, Eisenhüttenstadt, Rodage, Sestao...), concentrando la producción en aquellas más rentables, sometiéndolas a un chantaje constante: o se acepta la degradación continua de las condiciones laborales o la amenaza del cierre. Se trata de mantener las tasas de beneficios en plena crisis, a toda costa. Ceder sin lucha en derechos laborales y puestos de trabajo nos coloca en peor posición para defender unas condiciones laborales dignas y en un futuro quizás no muy lejano la viabilidad de la empresa.
“La cosa esta muy mal” es lo que nos responden nuestros representantes sindicales cada vez que se les pregunta, pero necesitamos algo más, un plan de defensa ante la amenaza de perder en un solo día lo que tanto esfuerzo costó conseguir y que nos llevaría a condiciones laborales de hace décadas. Tanto los dirigentes de UGT como los de CCOO tienen que rechazar cualquier acuerdo que suponga pasos atrás, porque no servirá para parar los ataques de la empresa, sino para darle aún más confianza.  Lo más urgente es la convocatoria de Asambleas Generales conjuntas donde los trabajadores podamos conocer y discutir el calado real de las intenciones de la empresa y decidir y votar un plan de movilizaciones contundente, si fuera necesario. Además, no somos la única empresa que afronta ataques muy graves. También la minería o la educación están sumidos en una dura batalla para mantener las condiciones laborales y los puestos de trabajo. La movilización en este momento de una empresa emblemática como ARCELOR conjuntamente con estos sectores tendría una capacidad de presión tremenda.
Pero también es urgente coordinarse para acometer movilizaciones conjuntas con el resto de empresas del grupo, que están sufriendo en mayor o menor medida los ataques. Los compañeros de Florange marcan el camino, con la movilización continua de la plantilla (ocupación de la fabrica, marcha a París...) irrumpiendo en la campaña electoral para las elecciones presidenciales francesas con fuerza, comprometiéndose tanto Sarkozy como Hollande a defender la continuidad de la fábrica. Pero somos muy coscientes que, ni las declaraciones institucionales, ni los compromisos electorales, ni las gestiones más o menos ágiles en las oficinas en Luxemburgo son garantía de futuro. Lo que puede garantizar la continuidad de los puestos de trabajo en unas condiciones dignas es la fortaleza y la capacidad de lucha de la plantilla y ésa es responsabilidad de los dirigentes de UGT y CCOO, quienes deben empezar por explicar a la plantilla cuáles son las pretensiones de la empresa.
Es necesario retomar la dinámica de realizar asambleas conjuntas, donde pueda participar toda la plantilla y donde se informe, se debata y, en última instancia se tomen decisiones sobre la pertinencia o no de realizar movilizaciones y de qué tipo. Solo así podremos fortalecernos y enfrentarnos con éxito a los ataques de la empresa.
Pero además, a la vista de la actual situación económica y de la actitud de la patronal, no sólo en el Estado español, sino en toda Europa, desde El Militante pensamos que, para defender las actuales condiciones laborales y salariales, y garantizar la estabilidad en el empleo es necesario reivindicar también la renacionalización de la empresa. El caso de Bankia lo deja claro, ¡sí! Se pueden nacionalizar empresas. La burguesía lo hace cuando le interesa, ¿por qué no vamos a poder exigirlo los trabajadores cuando nuestros puestos de trabajo están en peligro? La experiencia nos demuestra día a día que, en manos privadas nuestros empleos en condiciones dignas tienen los días contados.


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