Los resultados de las últimas elecciones europeas han profundizado el declive electoral de Izquierda Unida. La organización pierde cerca de 600.000 votos y dos eurodiputados, y cae por debajo del 5% de los votos. El retroceso es generalizado en todas Los resultados de las últimas elecciones europeas han profundizado el declive electoral de Izquierda Unida. La organización pierde cerca de 600.000 votos y dos eurodiputados, y cae por debajo del 5% de los votos. El retroceso es generalizado en todas las zonas, y en los lugares tradicionales de voto a IU como Madrid, Andalucía o Asturias la pérdida de base electoral respecto a las europeas del 99 alcanza el 50% de los votos obtenidos en aquella ocasión. La crisis de IU sufre una nueva vuelta de tuerca y la responsabilidad está en aquellos que han transformado IU en un cascaron electoral asesinando la democracia interna, abandonando cualquier referencia a un programa marxista de clase y mimetizándose con las posiciones de la socialdemocracia.

Desde hace años la crisis de IU se ha desarrollado ante la incapacidad de la dirección mayoritaria por evitarla. En realidad, el mal congénito que causa esta debacle continua es precisamente la orientación política de la dirección. La mayoría actual de IU no sólo ha renunciado a luchar por establecer una organización fuerte en el movimiento obrero y la juventud basándose en un programa socialista sino que en su ignorancia ha creído que era posible competir con la socialdemocracia exclusivamente en el terreno electoral y con los mismos métodos y programa que los dirigentes del PSOE.

Para la mayoría no existe otra cosa que no sean “los resultados electorales” y sin embargo en una coyuntura excepcionalmente favorable, después de dos años de movilizaciones ininterrumpidas, de huelga general, movimiento de masas contra la guerra y giro a la izquierda en la sociedad, IU sólo recoge retrocesos en los votos ¿Cómo se explica esto?

Para Llamazares está claro: somos víctimas de una injusticia, por que el PSOE no nos devuelve el “voto prestado”. Hacía tiempo que el nivel no había descendido tanto pero así están las cosas en la dirección. ¿Cómo se puede centrar una campaña electoral en la”devolución del voto prestado”? Esto no es más que una hoja de parra que esconde la auténtica responsabilidad de la dirección. La cuestión hay que presentarla de la siguiente forma: ¿Por qué IU ha sido incapaz de rentabilizar electoralmente este giro a la izquierda y conectar con las aspiraciones de millones de trabajadores y jóvenes? En realidad la respuesta no es tan difícil. Si IU apenas se diferencia en lo esencial de la política que ofrece la socialdemocracia, si su práctica cotidiana es la renuncia a organizar a los trabajadores para elevar su nivel de conciencia y a impulsar la movilización de la clase en las fabricas, tajos, barrios y centros de estudio; si la organización queda limitada al “trabajo institucional” de diputados y concejales al margen de las necesidades de la lucha de clases, lo que en numerosas ocasiones lleva a nuestros cargos públicos a realizar la misma política que sus homólogos socialdemócratas (es decir la gestión de la miseria y de las privatizaciones), si la dirección excluye el debate de ideas (como ocurrió vergonzosamente en la VII Asamblea Federal) y coloca en estado de sitio la democracia interna, si todo esto ocurre, es muy probable que millones de trabajadores y jóvenes no perciban la necesidad de votar a IU. Es más, en este ciclo político donde el aspecto electoral central ha sido batir a la derecha, el PSOE sigue concentrando el voto. ¿A alguien le puede extrañar por tanto estos resultados?

Una organización que se reclama de la “izquierda transformadora” sólo puede competir en el terreno electoral si es consecuente en la lucha de masas, si pone el acento en la organización de los trabajadores, si impulsa la movilización anticapitalista con un programa de clase. De esa manera se podría ilusionar a la militancia, en estado de pasividad obligada, se podrían movilizar y ganar capas frescas del movimiento obrero y la juventud. Y aunque la representación parlamentaria siguiera siendo modesta, la fuerza de la movilización en la calle, la influencia en los sindicatos, empresas, barrios y universidades se multiplicaría y nos permitiría progresar. Con esta política conectaríamos con la experiencia de cientos de miles de trabajadores y jóvenes golpeados por la crisis económica y política del capitalismo y les ofreceríamos una alternativa militante.

Sin embargo la postura de la dirección mayoritaria es girar aún más a la derecha. ¡No tienen suficiente! Para ellos de lo que se trata es de ser modernos, transformar la organización en una ONG “verde”, que acepte todos los prejuicios políticos y organizativos de la pequeña burguesía posmoderna. Por este camino esta garantizado que la organización profundizaría su decadencia.

Por otro lado sectores de la dirección del PCE con Frutos a la cabeza reclaman un “cambio de fondo” en la política y exigen la renuncia de la actual dirección. Sin embargo todavía tienen que explicar su responsabilidad en los hechos, pues la dirección del PCE es mayoritaria en IU desde su fundación y en ningún caso ha estado y está al margen del diseño de la política y la estrategia de la organización.

La próxima Asamblea extraordinaria es una oportunidad para defender una organización armada con el programa del socialismo. En esta batalla contra el reformismo político y organizativo de la mayoría de la dirección serán muchos los militantes de base dispuestos a apoyar y batirse por las ideas del marxismo revolucionario. Los militantes de IU que nos hemos situado en estas posiciones tenemos la obligación de dar esta pelea a fondo y construir una referencia revolucionaria para la militancia desde la base. Por eso la decisión de un sector de Corriente Roja de abandonar la organización supone un error evidente, el mejor regalo que se puede hacer a la dirección reformista de IU. La justificación política de este abandono basado en las viejas ideas del ultraizquierdismo y el sectarismo con las organizaciones de masas, no tiene mucho que ver con la defensa de posiciones marxistas. De hecho en el texto sometido a discusión por la mayoría de la coordinadora estatal, esta actitud de romper con IU (lo que en la práctica significa romper con miles de trabajadores que siguen militando y mirando a IU como una referencia), también se extiende a romper con los sindicatos de masas por que sus “direcciones traicionan”. Tal postura sólo sirve para aislar más a los luchadores y desvincularles de las organizaciones de la clase obrera, y tal aventura (como otras muchas del pasado) no tendrá ninguna trascendencia entre la clase trabajadora.

Para conocer más sobre nuestra oposición a la ruptura de Corriente Roja con IU accede al documento ¡Por la defensa del marxismo revolucionario en IU y en las organizaciones de masas! en www.elmilitante.org

Juan Ignacio Ramos

Consejo Político del Sector

de Enseñanza IU-CM

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