Del 24 al 26 de junio se celebró en Pontevedra el VIII Congreso del Sindicato Nacional de CCOO de Galicia. El grueso de las enmiendas a debate era del Sector Crítico, y en torno a él giró todo el congreso.Del 24 al 26 de junio se celebró en Pontevedra el VIII Congreso del Sindicato Nacional de CCOO de Galicia. El grueso de las enmiendas a debate era del Sector Crítico, y en torno a él giró todo el congreso.

El primer día, durante las intervenciones sobre el informe del secretario general saliente, ya se entrevió el malestar con la dirección. Como dijo una delegada que acudía por primera vez a un congreso nacional: “Esto es de alucine, lo primero que dicen es que van a votar a favor del informe, aunque tienen algunas matizaciones, y después le meten unos repasos…”.

Pero lo que sin lugar a dudas dejó en evidencia ese malestar fueron las votaciones de las candidaturas. El Sector Crítico consiguió los 32 avales necesarios para presentar candidatura a la Comisión Ejecutiva, pero las presiones del aparato llevaron a que, a última hora, dos delegados retirasen su firma, impidiendo su presentación. Ante esta situación, los críticos celebramos una asamblea de todos nuestros delegados a las 11:00 del viernes 25. En ella acordamos lo siguiente: volver al plenario, hacer una intervención denunciando la situación y llamando al voto en blanco y, a partir de ahí, continuar defendiendo nuestras enmiendas.

La hora de la verdad vino con el voto secreto. Cuando se abrieron las urnas, el resultado a la Comisión Ejecutiva fue el siguiente: de los 316 delegados acreditados, 13 no habían votado. De los 303 votantes, 218 lo hicieron a favor de la candidatura oficialista, 80 (26,4%) votaron en blanco y 5 fueron votos nulos (alguno con leyendas como “Fuera la prepotencia” o “CCOO quiere libertad de expresión”). O sea, más del 30% de los delegados no apoyaron la candidatura oficialista, lo que convirtió al Sector Crítico en el vencedor político y moral del Congreso.

Como suele ser habitual, hubo una gran disparidad entre los apoyos en las votaciones públicas y en las votaciones secretas, disparidad que se explica por las enormes presiones ejercidas por el aparato durante este proceso congresual, que llevan a que los delegados opten por no identificarse en público y aprovechen el voto secreto para votar en conciencia.

Las maniobras del aparato impidieron que el Sector Crítico presentase su candidatura, pero eso no cambia la realidad. Y ésta es que hay descontento y que una parte muy importante de la base quiere que las cosas cambien en CCOO. La tarea que tenemos ahora por delante los críticos gallegos es comprometer a más compañeros en nuestro trabajo para conseguir que CCOO gire a la izquierda y se recupere un modelo sindical combativo, asambleario y pluralista.

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