El pasado 28 de septiembre se ha firmado el nuevo Convenio Provincial del Campo en la provincia de Sevilla entre la patronal ASAJA y las centrales sindicales CCOO y UGT.El pasado 28 de septiembre se ha firmado el nuevo Convenio Provincial del Campo en la provincia de Sevilla entre la patronal ASAJA y las centrales sindicales CCOO y UGT. Unos días antes, en asamblea de delegados del campo de CCOO, se votaba mayoritariamente la propuesta de la dirección de aceptar la última oferta por parte de la patronal y por consiguiente desconvocar la huelga que durante 17 días había paralizado en gran medida la producción agrícola, especialmente la aceituna de verdeo.

Según datos que se manejaron, la huelga estaba siendo un éxito, ya que sólo se estaba recogiendo el 20% de la aceituna. Además, en días precedentes, una manifestación organizada por CCOO y UGT había congregado a unos 3.000 trabajadores en Sevilla en apoyo del Convenio y de las subidas salariales definidas como necesarias por la parte sindical. Sin embargo, esta asamblea acepta firmar un Convenio cuyos incrementos salariales están en muchas faenas y labores por debajo de las reivindicaciones mantenidas en la huelga, y, muy importante, por debajo de las expectativas que se habían generado entre los trabajadores de las zonas olivareras. En la decisión de los delegados de apoyar la posición de la dirección ha sido decisivo el agotamiento de los piquetes informativos, en los que han participado muchos de ellos.

La actividad de los piquetes ha sido, desde luego, muy intensa y agotadora, con jornadas desde las 5 de la mañana, parando a los jornaleros en los tajos de una punta a otra de la provincia y “levantando” cuadrillas de trabajadores que continuamente iban a la aceituna acuciados por la necesidad de llevar un jornal a su casa.

No más de 300 personas, la mayoría de CCOO, han sido capaces de llevar a cabo esta ingente tarea, que ha contado siempre con la solidaridad de la mayoría de las cuadrillas de jornaleros, que abandonaban el trabajo tras entablar conversación con los compañeros de los piquetes. No deja de ser representativo de los intereses de clase, el hecho de que los únicos enfrentamientos se han producido en la zona del Aljarafe sevillano, donde proliferan muchos pequeños propietarios y cooperativistas que no han dudado en formar sus propios piquetes, con palos y hasta con escopetas, contra los sindicalistas.

Es cierto que, como se argumentó en la asamblea, cada vez era más difícil contener y convencer a los trabajadores de la aceituna, que llevan más de dos meses sin trabajar (en los meses de julio y agosto no hay grandes campañas agrícolas) y que esta situación se agravaría en los próximos días, con el consiguiente peligro del fracaso de la huelga. Pero esto es una cuestión que no podía pasar inadvertida a las direcciones de los dos sindicatos antes de iniciar una huelga tan dura en la campaña de la aceituna, como ya hemos explicado en artículos precedentes.

La realidad es que esta situación obedece a causas más profundas, que tienen mucho que ver con el modelo sindical que durante años vienen desarrollando las direcciones de CCOO y UGT. El sacrificio y el esfuerzo de los piquetes no pueden sustituir a la participación activa de los trabajadores en las luchas por sus derechos. La labor de un sindicato de clase es crear y potenciar la conciencia de solidaridad y de lucha entre los obreros a través de los medios tradicionales del movimiento obrero, como las asambleas en los tajos y en los pueblos donde los trabajadores opinen y se impliquen en la lucha, que sientan verdaderamente que los sindicatos son herramientas de su clase y que no tienen otros intereses que los intereses de la clase trabajadora.

De la misma forma, plantar batalla a la reaccionaria patronal del olivar sin antes formar un frente único entre las tres organizaciones obreras del campo andaluz —incluyendo al Sindicato de Obreros del Campo (SOC)— no podía tener otro desenlace. La decisión de las direcciones de CCOO y UGT de rechazar cualquier tipo de contactos para aunar al SOC en la lucha sólo responde a intereses sectarios que nada tienen que ver con los intereses de los trabajadores, que no entienden de prejuicios de “representatividad” o quién va a salir en la foto el día de la firma, y sólo quieren un Convenio que les garantice los mayores derechos salariales y laborales posibles.

Con una plataforma sindical única que movilice y llame a todos los trabajadores de la provincia a la huelga y a su participación activa en la misma, las fuerzas de la clase trabajadora pueden imponer sus condiciones a la patronal y, por supuesto, las direcciones sindicales no se hubieran visto urgidas a firmar a toda prisa la última propuesta de la patronal ante el temor al fracaso de la huelga o ante la amenaza de la intervención de la Junta de Andalucía con un laudo por debajo incluso de la oferta de los empresarios.

Santiago Jiménez

Responsable de CCOO

en Villaverde del Río

banneringles

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas