Estuvo bien la movilización, que era la primera en mucho tiempo que unificaba las luchas de diferentes empresas y sectores, vinculándolas con la política del PP de fomentar la deslocalización, privatizar y recortar servicios públicos. Sin embargo, una campaña seria de propaganda, basada en primer lugar en las empresas en conflicto y en las comarcas en crisis, como las del Vinalopó, y desarrollada a través de asambleas en empresas y actos públicos en los barrios obreros, hubiera facilitado un éxito mucho mayor. También, una actitud más decidida por parte de los dirigentes sindicales que no han dado muestras claras de romper con su política de pacto social, hasta el punto que, mientras denunciaban la falta de diálogo social, han continuado dentro de la mascarada del PAVACE (Pla Valencià pel Creixement i l’ocupació); han seguido alimentando ilusiones en que un talante distinto, por parte de Camps, mejorará el diálogo social, y, con él, nuestras condiciones de vida, en vez de explicar que sólo la movilización y, en un determinado momento, la caída de la Generalitat del PP, puede arrancar conquistas y parar ataques.
El Militante y el Sindicato de Estudiantes intervinimos con el periódico y sendas hojas, explicando la necesidad de un plan continuado de movilización y de enfrentamiento claro con la derecha.