El informe PISA demuestra que el fracaso escolar es un problema social que se centra en los sectores más desfavorecidos, así los países con más renta per capita y más nivel socio-cultural obtienen mejores resultados. Demuestra que si los centros privados obtienen mejores resultados que los públicos se debe a que concentran cada vez más a los estudiantes de las familias con mayores rentas y niveles socio-culturales. Por último demuestra que los “itinerarios” defendidos por el PP no aumentan la calidad de la enseñanza ya que los países con sistemas educativos menos segregadores obtienen mejores resultados y/o resultados más equitativos entre los distintos estudiantes (no una pequeña minoría con muy buenos resultados y una gran mayoría que fracasa) Así el modelo finlandés obtiene los mejores resultados: un país con un alto nivel de renta, familias con un alto nivel socio-cultural (debido en parte a estas mayores rentas) y unos centros educativos públicos integradores y no segregadores.
Está claro por tanto que para mejorar la educación hay que tomar medidas también fuera de los centros, mejorar las condiciones de vida de las familias obreras que son las que sufren, principalmente, el fracaso escolar. Pero dentro de los colegios e institutos es necesario un enorme esfuerzo inversor para poder dar calidad a la enseñanza pública: dotar los centros de suficientes medios, profesionales... (Finlandia también encabeza el gasto público en educación). Además en el caso concreto del Estado español sería necesario recuperar el terreno perdido históricamente.
Mientras los países de Europa Occidental destinaban a educación alrededor del 6% del PIB en los años 50 y 60, aquí el franquismo no alcanzaba el 2%, dinero que además iba directamente a manos de la iglesia católica. La lucha del movimiento obrero en los años 70 mejoró la situación, pero el gobierno del PSOE de Felipe González tuvo una oportunidad de cambiar esta situación que desaprovechó. Es cierto que entre 1987 y 1992 hubo importante pasos adelante en el sistema educativo, pero se debieron fundamentalmente a las movilizaciones estudiantiles del 86-87 y a un contexto económico favorable. En estos últimos años, por si fuera poco, hemos sufrido el gobierno del PP, cuyo objetivo estratégico de privatizar la educación pública requería degradarla más y más, reduciendo la inversión curso tras curso de un 4,9% del PIB hasta un 4,2% mientras que dentro de esta misma partida el dinero destinado a la educación privada aumentaba escandalosamente.
Ahora podemos cambiar toda esta situación. Está en manos del PSOE transformar el sistema educativo, contaría con el respaldo de la mayoría de la población y los recursos, evidentemente, existen. Una reforma educativa en beneficio de los hijos de los trabajadores es el único camino para mejora la enseñanza.
¡Gasto público del 7% del PIB
para la enseñanza pública!
¡Plan de choque de 6.000 millones
de euros para recuperar
el terreno perdido!
¡Por una educación pública
de calidad!
Iván Lobo
SE · Madrid