Los días 14, 21 y 28 de mayo miles de jóvenes, sobre todo en las principales ciudades, salieron a reivindicar el derecho a una vivienda digna. Fue una movilización convocada a través de móviles, internet, etc., y que sirvió para callar las bocas de tLos días 14, 21 y 28 de mayo miles de jóvenes, sobre todo en las principales ciudades, salieron a reivindicar el derecho a una vivienda digna. Fue una movilización convocada a través de móviles, internet, etc., y que sirvió para callar las bocas de todos aquellos que, una y otra vez, insisten en que la juventud pasa de todo. Fue un reflejo de que estamos hartos de empleos precarios mal pagados, de alquileres imposibles de asumir con nuestros pírricos salarios, de un ocio embrutecedor controlado por las multinacionales del sector para hacer negocios sabrosos. En definitiva hartos de lo que el capitalismo nos ofrece a jóvenes y trabajadores.

En las actuales condiciones, acceder a una vivienda en propiedad significa que miles de familias trabajadoras y de jóvenes que quieren independizarse tienen que endeudarse hasta las cejas. Un dato que revela la sangría que significa acceder a la vivienda para las familias trabajadoras lo encontramos en la relación entre la subida de los precios de la vivienda y la de los salarios. El precio de la vivienda en términos reales creció casi 14 veces más que los salarios en los últimos 17 años, según el informe ‘Precio y accesibilidad a la vivienda en España en el periodo 1987-2004’ elaborado por CCOO. En este periodo, el precio medio de los pisos creció más de un 130% sin contar la inflación. Por el contrario, los salarios aumentaron un 9,6%. De todas estas cifras se desprende un hecho monstruoso: las deudas por compra de vivienda han hecho que más del 70 por ciento de los ingresos salariales brutos de millones de trabajadores se destinen a este concepto. ¡Un auténtico escándalo!

Los trabajadores y la juventud de todo el Estado español no podemos permanecer con los brazos cruzados ante esta lacra que nos condena a vivir endeudados de por vida o a mantenernos en casa de nuestros padres cuando ya hemos cumplido más de treinta años. Necesitamos levantar un movimiento de masas para exigir vivienda pública digna y asequible, no sorteos para repartir la miseria.

Es necesario que el movimiento tenga un objetivo y programa claros

Los compañeros del Sindicato de Estudiantes y de El Militante hemos estado participando desde el principio en las manifestaciones e intentando aportar en la organización del movimiento de una forma democrática. En la segunda sentada del 21 de mayo en Madrid improvisamos una asamblea en la que todo el mundo pudo hablar y defendimos la creación de un comité donde pudiera participar todo el que quisiera para organizar la lucha y discutir cuales deberían ser los siguientes pasos. A la primera reunión de este comité asistieron unas 60 personas. En ella defendimos la necesidad de extender el movimiento, dotarlo de una plataforma reivindicativa y aprovechar el ambiente creado para convocar una gran una manifestación el mes de junio, haciendo un llamamiento a los partidos de la izquierda y a los sindicatos de clase para que participaran en esta convocatoria.

La realidad del negocio de la vivienda bajo el capitalismo pone de manifiesto la necesidad de vincular la lucha por una vivienda digna a otra más amplia, por la transformación socialista de la sociedad, para poner las palancas fundamentales de la economía bajo el control democrático de los trabajadores, para organizar la producción con el fin de resolver el problema del paro, la precariedad, los bajos salarios y garantizar una vivienda y una educación públicas, dignas y de calidad.

Los jóvenes y trabajadores que luchamos por una vivienda digna deberíamos exigir:

1.- Un plan estatal del gobierno del PSOE en coordinación con Ayuntamientos y CCAA para construir dos millones de viviendas públicas en cuatro años, para garantizar alquileres con renta no superior al 10% del salario.

2.- Nacionalización de las grandes empresas constructoras que hacen de un derecho básico como el de la vivienda un negocio multimillonario. Control democrático de los planes de construcción a través de las asociaciones de vecinos, los sindicatos obreros y las propias asambleas de jóvenes y trabajadores sin casa, en cada ciudad, localidad y pueblo del Estado.

3.- Plan estatal para obligar a que las más de dos millones de viviendas vacías sean destinadas al alquiler. Aquellos propietarios que se nieguen a poner las viviendas vacías a disposición de las familias necesitadas con alquileres que no sobrepasen el 10% de los ingresos salariales, serán expropiadas y convertidas en viviendas públicas.

4.- Expropiación, sin indemnización, de todo el suelo acumulado por los grandes promotores inmobiliarios.

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