El ministerio de Sanidad ha anunciado que para el próximo año presentará un proyecto de ley dirigido a acabar con el problema del alcohol entre los jóvenes. Las líneas generales que se han marcado son la prohibición a los menores de beber alcohol enEl ministerio de Sanidad ha anunciado que para el próximo año presentará un proyecto de ley dirigido a acabar con el problema del alcohol entre los jóvenes. Las líneas generales que se han marcado son la prohibición a los menores de beber alcohol en las vías públicas, unificación de la edad de prohibición de venta de alcohol en todo el Estado a menores de 18 años, prohibición de venta de alcohol en lugares como instalaciones deportivas en el horario en el que se permita la entrada a menores o centros de enseñanza, excluyendo las universidades. Tras el discurso del problema del alcoholismo entre los jóvenes se disfrazan toda una serie de medidas restrictivas.

Anteproyecto de ley

¿Solución o simple represión?

Evidentemente, ni alentamos el consumo de alcohol entre los jóvenes ni negamos que exista un problema con esta cuestión. Ahora bien, tampoco creemos que este tipo de medidas vayan a solucionarlos. Lo primero que tenemos que decir es que se está exagerando el problema del alcoholismo entre los jóvenes. Además, esta situación hunde sus raíces en las condiciones sociales en las que vivimos los jóvenes, sin un futuro claro, con empleos precarios, con dificultades enormes para acceder a una vivienda, sin un ocio alternativo real al del alcohol… Con lo cual, la pregunta que a todos nos viene a la cabeza es ¿una simple prohibición va a acabar con este problema social? La respuesta es un rotundo no.

El PSOE debería recordar las declaraciones que hacía Herick Campos, secretario general de las Juventudes Socialistas, en el año 2002, cuando el PP intentó aprobar una ley muy parecida a ésta. En un artículo de opinión publicado en El País, Campos decía: “Hablar de alcoholismo entre los jóvenes es una exageración (…) la normativa propuesta es una normativa poco ambiciosa que pasa de puntillas por los verdaderos ejes de la solución del problema del botellón: ocio alternativo, planes de prevención, educación para la salud y planes de prevención en todos los niveles de la administración que tengan a los jóvenes como destinatarios, no como culpables”. Recogemos estas afirmaciones, sin embargo lo que se está anunciando con este nuevo anteproyecto de ley no es precisamente esto. De hecho, que se plantee que serán los padres los que se hagan responsables de la multa a los menores por beber en la calle, lo único que hace es castigar aún más a las víctimas de este problema, en lugar de ayudarlas.

Con esta ley lo único que persiguen es crear una imagen de una juventud borracha, que pasa de todo lo que ocurre a su alrededor. El ejemplo más cercano lo tenemos en las luchas del curso pasado en Francia, donde desde los medios de comunicación se contraponían esas movilizaciones con los macrobotellones en el Estado español, queriendo crear esa mala imagen de la juventud. Eran los mismos medios de comunicación que cuando nosotros nos movilizábamos aquí contra la LOU, la Ley de Calidad, la guerra imperialista, etc. decían que los estudiantes no sabíamos por qué luchábamos y lo único que queríamos era perder clase. ¡Hipócritas! Realmente, los propios macrobotellones reflejaban un sentimiento de protesta contra la represión y la criminalización. Un intento de decir a la gente: “No estamos haciendo nada malo, sólo estamos aquí con nuestros amigos pasándolo bien, no somos criminales”.

Por otro lado, igual que ocurrió con la ley antibotellón en Madrid, esta ley beneficia a las discotecas y bares, ya que la edad mínima de entrada, en muchos de ellos, es de 16 años y una vez dentro es más complicado controlar el consumo de alcohol por los menores. Además, con multas que como máximo pueden llegar a los 10.000 euros por venta de alcohol a menores, a muchas discotecas les sale más rentable pagar la multa.

Medidas sociales en los barrios

Todas estas medidas vienen aderezadas con una magnificación de los problemas de convivencia en los centros de estudio. Meten en un totum revolutum, que ellos llaman “violencia escolar”, cualquier problema de convivencia: desde poner un mote a un compañero hasta agresiones físicas, para crear una alarma social que permita más mano dura en los colegios e institutos. Así ya tenemos la combinación perfecta de la juventud: alcohólicos + violentos.

Denunciamos esta medida del gobierno PSOE que no es más que una cortina de humo, unos cuantos titulares de prensa que en el fondo encubren la falta de medidas sociales y de inversión en nuestros barrios.

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