La polémica suscitada con la muerte de varias jóvenes en Brasil por anorexia, ha vuelto a sacar a la luz un tema que llevaba cierto tiempo bajo la mesa: unos cánones de belleza inalcanzables, basados en un culto a un cuerpo cada vez más delgado y la nefasta influencia que esa búsqueda incesante de la "perfección" puede tener para gran parte de las mujeres, sobre todo las jóvenes.

Los cánones de belleza femenina han sufrido muchos cambios a lo largo de la historia. Si en otras épocas el ideal del cuerpo femenino estuvo representado por mujeres de talle estrecho y anchas caderas, signo de salud y maternidad, en estos momentos la sociedad capitalista, a través de la publicidad y la moda nos ofrece y podríamos decir que nos impone otros modelos corporales determinados por las famosas medidas de 90-60-90.
Aunque estos clichés corporales afectan tanto a hombres como mujeres es evidente que ha sido la mujer la que más se ha visto forzada a asimilar estos modelos, teniendo como consecuencia en algunos casos, enfermedades tales como la anorexia y la bulimia.

El IMC como referencia

La Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (Adaner) denunció en la pasada edición de la pasarela Cibeles. que habían desfilado modelos de la talla 34. A continuación nos encontramos con la noticia de la muerte por anorexia de cuatro jóvenes brasileñas (una de ellas modelo), que en los últimos años apenas se alimentaban de lechuga y sodas dietéticas.
Es por ello por lo que la Pasarela Cibeles en su última edición ha rechazado a un 30% de las modelos al no ajustarse a los parámetros marcados por la Comunidad de Madrid para ofrecer un aspecto saludable, en torno a un 18% de masa corporal (IMC), es decir, unos 56 kilos para una estatura de 1,75. Este criterio de selección para poder desfilar "roza" el establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece el infrapeso en una masa corporal de menos de 18,5. Como se puede apreciar es totalmente insuficiente, no es más que un intento de acallar los casos más escandalosos que se han podido ver en los últimos tiempos en las pasarelas.

Moda y belleza al servicio de las empresas

Los medios de comunicación refuerzan el mensaje de la necesidad de tener un determinado tipo de cuerpo para poder realizarse y ser feliz en la vida. Nos presentan unos modelos corporales y de conducta que están al servicio de unos intereses económicos, políticos y culturales determinados. Bajo el capitalismo, el hecho de perpetuar unos cánones inalcanzables y desnutridos y unas conductas concretas, como objetivo para triunfar en la vida, no tienen ninguna consecuencia negativa siempre y cuando a su costa, los empresarios del sector sigan acumulando ingentes beneficios. Enfermedades como la anorexia y la bulimia, la depresión y la falta de autoestima de muchos adolescentes, no son sino "daños colaterales" de este sistema destructivo.
Concursos de belleza, programas como "Supermodelo 2006", para elegir a la más guapa, y múltiples anuncios de Corporación Dermoestética y de cremas y productos para estar perfecta a todas horas, no hacen sino evidenciar aún más que ya no se trata de cuidarse para estar más sano ni verse mejor a uno mismo, sino que la belleza se ha convertido en una obligación, una mercancía más.


Qué decir de la nueva veta que han descubierto ahora con la cosmética masculina.
Nace el nuevo hombre: metrosexual, übersexual. Ese hombre que se cuida (compra productos cosméticos) sin perder su masculinidad. Todo un gran descubrimiento.
Mujeres trabajadoras, con hijos, realizando sus tareas domésticas sin ninguna ayuda y que además encuentran tiempo libre para ella misma, eso sí, sin despeinarse ni dejar de estar sonriente y atractiva un solo momento. Nos encontramos ante una auténtica superwoman, una mujer independiente y que puede valerse por sí misma, no necesita a nadie en la vida. Sin embargo, esa independencia se gana enfrentándose a los hombres. ¿Es así como la mujer logrará emanciparse? Interiorizando este tipo de valores reaccionarios con el que nos bombardean a todas horas en televisión junto a otros programas de cotilleo y frivolidades cuya única finalidad es distraer y mantener a la mujer al margen de los problemas y de la opresión que sufre como trabajadora

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