El 11 de enero estudiantes del módulo superior de actividades físico-deportivas de la Universidad Laboral conocían, a través de algunos profesores, las intenciones de la empresa Thyssen Krupp Elevator de instalar un laboratorio de investigación en su centro de estudio (centro integrado de FP de la Universidad Laboral de Gijón), lo que suponía el desalojo casi inmediato (para el 1 de febrero) de los alumnos que cursan estudios en dichas instalaciones.

Rápidamente los primeros en enterarse solicitaron ver al jefe de estudios para conseguir más información, pero no les atendió. La dirección del centro no se dignó a informar y permanecía "desaparecida". Informaciones posteriores constataban que esto era algo que se venía discutiendo entre la empresa y el Principado de Asturias desde hacía tiempo y que conscientemente no se había comunicado a los estudiantes hasta ese día (a falta de 20 para el desalojo). Los lugares a ocupar eran el polideportivo, los vestuarios y un espacio vacío. Como solución, el centro proponía a los estudiantes que a mitad de curso se trasladasen a otra zona (¿cuál?) y realizaran las clases en algún centro polideportivo de la ciudad. El lugar que se proponía para dar las clases era una sala de prensa con goteras, fría y en malas condiciones.
Los estudiantes, indignados por la instalación de una empresa privada en un instituto público, comenzaron una lucha a la que se fueron uniendo profesores y padres. Planificaron un calendario de movilizaciones (manifestaciones, acampadas, recogida de firmas, varios encierros de los que fueron desalojados por los antidisturbios, etc.) y todos los días salían a la calle a dar las clases en señal de protesta.
Desde el Sindicato de Estudiantes manifestamos nuestro más profundo apoyo y colaboración en todas las actividades reivindicativas para paralizar los planes de privatización. El hecho sin precedentes de que el Principado cediese espacios públicos (y en uso, como el polideportivo, etc.) a una entidad privada y que directamente "expulsara" a los estudiantes de su centro suponía un ataque gravísimo y que además, de consumarse, supondría un precedente muy peligroso. Si hubieran conseguido hacerlo en el centro de FP de la Laboral, ¿quién nos dice que no lo hubiesen intentado en el futuro con otras partes de la Laboral o incluso con otros centros de estudio?

La Thyssen se retira

Las movilizaciones continuaban y las presiones sobre los alumnos iban aumentando; además de los continuos desalojos de los encierros, las fechas de exámenes estaban cada vez más cerca, los temarios no se habían dado, los profesores empezaban a presionar con la necesidad de la vuelta a las clases, el cansancio de semanas de movilizaciones se acumulaba y la entrega de los nuevos horarios de clase y el desalojo eran ya inminentes, el lunes 5 de febrero.
El SE impulsó asambleas en el edificio del Intra (instituto de secundaria cercano al edificio de la Universidad Laboral). En la asamblea vimos como la solidaridad era total y se constituyó un comité de apoyo y posteriormente convocamos huelga de estudiantes para el último viernes anterior al desalojo. Ese viernes fue un éxito, casi doscientos alumnos del centro de secundaria más cercano se unieron a la movilización, el seguimiento de la huelga fue rotundo. Un corte de carretera de unos veinte minutos volvió a llamar la atención de los medios de comunicación, que aquel día no habían acudido ya que la entrada de la Thyssen en la Laboral se daba como un hecho consumado. Una vez terminó el corte de tráfico el SE propuso realizar inmediatamente una asamblea general donde discutir nuevas movilizaciones.
Unas 300 personas nos reunimos en asamblea en el polideportivo. Allí se pudo ver como los ánimos habían cambiando a lo largo de la movilización, fruto también del apoyo que los propios alumnos del centro habían visto por parte de los del instituto cercano. Todas las voces que se escucharon en la asamblea insistían en seguir movilizando. Hacia la mitad de la asamblea apareció el jefe de estudios comunicando que la consejería de educación había dicho que se posponía el desalojo de los alumnos. No obstante, y teniendo en cuenta que podía tratarse de una trampa decidimos mantener la movilización para el lunes e incrementar la presión.
Durante el fin de semana la prensa local sacaba, para sorpresa de todos, lo que el lunes confirmaría la conserjería de educación: La Thyssen abandonaba las intenciones de instalarse y echar a los estudiantes, es decir, la lucha había sido un éxito.
Como nos explicaban varias alumnas participantes en las movilizaciones "quién iba a decir que un grupo tan pequeño de gente iba a conseguir tanto, ha quedado claro que la movilización es el camino".

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