El Instituto Galego de Estatística (IGE) acaba de publicar los últimos datos sobre conocimiento y uso del gallego. Y éstos dan miedo. En tan sólo cinco años (de 2003 a 2008) el número de hablantes habituales en esta lengua bajó 13 puntos porcentuales. Esta situación le trae sin cuidado al PP, que está a las puertas de aprobar su decreto lingüístico, que recortará horas de gallego en las aulas.
El Instituto Galego de Estatística (IGE) acaba de publicar los últimos datos sobre conocimiento y uso del gallego. Y éstos dan miedo. En tan sólo cinco años (de 2003 a 2008) el número de hablantes habituales en esta lengua bajó 13 puntos porcentuales. Esta situación le trae sin cuidado al PP, que está a las puertas de aprobar su decreto lingüístico, que recortará horas de gallego en las aulas.
Toda la demagogia de la derecha respecto a un "reparto equitativo" del castellano y el gallego en la escuela omite que no se parte de una situación de "igualdad" entre ambos idiomas, sino de un claro retroceso del gallego.

El ataque del PP al idioma provocó una respuesta social espectacular en Galicia: 3 manifestaciones de masas colapsaron Compostela (17 de mayo y 18 de octubre de 2009 y 21 de enero de 2010) y este último día, una huelga educativa paralizó por completo la enseñanza. El sábado 13 de marzo el PP presentó un segundo borrador del decreto lingüístico, en el que se vieron obligados a hacer algún cambio respecto al borrador inicial. No obstante, el "nuevo" decreto sigue significando un ataque salvaje al idioma.

Los cambios del nuevo decreto respecto al primer borrador

El proyecto estrella del PP, la educación en inglés, desaparece en el nuevo decreto, dejando en evidencia la burda maniobra de la derecha. Su introducción en las aulas, como era más que previsible ante la falta de inversión, queda relegado a un futuro indeterminado. En realidad, la Xunta no tenía ningún interés en que los alumnos aprendiéramos inglés. Toda era una farsa para lograr que el tercio de horas reservado a clases en inglés, terminase impartiéndose en castellano, de forma que los alumnos recibiesen sólo un tercio de horas en gallego. El nuevo borrador establece que la mitad de las asignaturas se impartirán en gallego y la otra mitad en castellano.
También el tan cacareado derecho de los padres a elegir el idioma en el que se escolaricen sus hijos (además de ser completamente antipedagógico y de crear un grave conflicto donde no lo hay), queda en muy poca cosa: una vez cada algunos años, los padres podrán elegir si se intercambia entre un bloque de asignaturas y otro el idioma utilizado (pero garantizando un reparto al 50%).
Educación Infantil

Sin embargo, el plan estratégico del PP (trasformar el gallego progresivamente en una lengua residual) sigue en pie con este decreto. En él se establece que entre los 0 y los 6 años, el profesorado empleará la lengua mayoritaria entre los padres de los niños. Teniendo en cuenta que en las ciudades gallegas más del 80% de la población habla sólo castellano o mayoritariamente castellano, esto implica que miles de niños gallegos llegarán a los 6 años sin haber escuchado una palabra de gallego ni en su casa ni en la escuela.
Si las nuevas generaciones son monolingües en castellano hasta los 6 años, son obvias las dificultades que tendrán en el futuro para aprender el idioma de Galicia. No es ninguna exageración afirmar que, sin medidas políticas y económicas drásticas, la pervivencia del gallego, a largo plazo, está amenazada. Y este decreto contribuye a acelerar esta dinámica, y mucho.

Se puede tumbar el decreto

La extraordinaria respuesta social dada al ataque del PP hasta ahora, refleja que hay fuerza y ganas para tirarlo abajo. Pero no se puede perder tiempo.
La plataforma Queremos Galego (en la que está integrado también el Sindicato de Estudantes) ha actuado con mucha determinación. Las manifestaciones convocadas y la huelga educativa del 21 de enero son un ejemplo de cómo luchar contra la derecha. Sin embargo, en nuestra opinión, tras el 21 de enero hubiese sido necesario dar continuidad a la lucha, tal y como expresamos públicamente. Era necesario convocar una nueva huelga educativa, sumando a la universidad y a la enseñanza concertada.
Sin embargo, Queremos Galego optó por centrarse en conseguir firmas para una Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Esto, que como método auxiliar es positivo, no debería haber sustituido a una nueva convocatoria de huelga, más aún teniendo en cuenta que, la ILP sólo sería simbólica, ya que la mayoría absoluta del PP en el parlamento la derribaría sin más.
Aun hay tiempo para tumbar el "nuevo" decreto. Pero es necesario que los dirigentes sindicales y la plataforma Queremos Galego se pongan desde ya a organizar concienzudamente una nueva huelga educativa, en la línea arriba señalada y vinculándola también a la defensa de una enseñanza pública de calidad. Desde el SE continuaremos denunciando este decreto en las asmbleas, a la vez que hemos iniciado una campaña de votación de resoluciones en los IES, para pedir a los dirigentes sindicales que den ese paso.

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