Un año más, las casetas del Sindicato de Estudiantes, Libres y Combativas e Izquierda Revolucionaria se han convertido en instrumentos para la reivindicación y la lucha en esta nueva edición de la Feria de Málaga.Miles de jóvenes y trabajadores han participado con nosotros y nosotras durante la semana del 13 al 20 de agosto en un espacio seguro, libre de machismo, racismo y agresiones contra el colectivo LGTBI, de defensa de la escuela pública y los derechos de las mujeres trabajadoras. Muchos metros cuadrados donde defendemos un ocio sano y sin drogas, libre del modelo embrutecedor que el Ayuntamiento del Partido Popular, los empresarios de la mafia hotelera y el sistema capitalista ofrece. En nuestras casetas desconectamos, bailamos y lo pasamos bien al ritmo de música combativa y de izquierdas, pero también preparamos las fuerzas para las batallas que se avecinan.

A pesar de todos los pasos adelante en la privatización de la Feria y de los intentos de la derecha por echarnos, durante más de 30 años hemos defendido nuestra posición gracias al trabajo político que hemos desarrollado en la ciudad de Málaga todas estas décadas. Hemos conseguido construir una influencia y que miles de personas se identifiquen con nuestro mensaje revolucionario, feminista, anticapitalista y antifascista. No por casualidad decoramos nuestras casetas con pintadas y murales que dejan bien claro el programa que defendemos.

Contra el fascismo ¡lucha y organización!

Precisamente por estas razones desde hace mucho tiempo nuestras casetas están en el punto de mira de las bandas fascistas. El sábado 20 de agosto a las cuatro de la mañana —cuando quedaban pocas horas para que la Feria terminara— un grupo de neonazis entró en la caseta del Sindicato de Estudiantes organizando una provocación grave. Estos tres energúmenos —a los que ya hemos denunciado en diferentes ocasiones— vinieron a acosarnos, amenazarnos y agredirnos. Pero la actuación decidida de nuestro servicio de orden, así como del conjunto de jóvenes que estaban en la caseta, fue contundente: les rodeamos, no caímos en sus provocaciones y frustramos sus planes hasta que la policía —tarde y con un tono demasiado amable— les sacó de nuestro espacio. En el vídeo que difundimos en nuestras redes sociales (¡que suma ya más de 1,6 millones de visitas solo en Twitter!) se puede ver la determinación de todos los que allí estábamos.

No es la primera vez que tenemos que enfrentarnos a este tipo de situaciones. Los fascistas se pasean impunemente por el Real de la Feria agrediendo a quienes consideran un objetivo y aprovechan celebraciones de este tipo para atacar a las organizaciones representativas de la izquierda. Muchos de estos nazis son contratados como porteros en conocidas discotecas, como es el caso del asesino de Pablo Podadera. Se sienten envalentonados porque el Ayuntamiento, la subdelegación del Gobierno, la Policía Nacional y el conjunto del aparato del Estado, los protegen y patrocinan.

La Feria de Málaga es una escuela política impresionante para toda nuestra militancia. Más de 50 compañeros y compañeras hemos trabajado durante semanas para que todo saliera a la perfección, desde el montaje de las casetas hasta el propio desarrollo y funcionamiento de las mismas. La recepción tan positiva que hemos tenido, la simpatía de trabajadores y jóvenes, los comentarios de chicas jóvenes y miembros del colectivo LGTBI sobre el espacio seguro que tenemos… nos reafirman en la necesidad de seguir defendiendo una Feria de Málaga popular y antifascista y seguir construyendo en firme, día a día y en todos los rincones del Estado, el Sindicato de Estudiantes, Libres y Combativas e Izquierda Revolucionaria.

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