Se va a cumplir un año desde que empezara el conflicto en el Hospital Severo Ochoa. Un año de calumnias por parte de la Comunidad de Madrid, del señor Lamela, del PP; un año en el que todas las instancias, incluidos los juzgados, menos los anteriormeSe va a cumplir un año desde que empezara el conflicto en el Hospital Severo Ochoa. Un año de calumnias por parte de la Comunidad de Madrid, del señor Lamela, del PP; un año en el que todas las instancias, incluidos los juzgados, menos los anteriormente mencionados, han dado la razón a los trabajadores, a su profesionalidad y a sus planteamientos. Ha sido un año de movilizaciones y un año de apoyo de la ciudadanía. Ahora, los trabajadores del Severo Ochoa han obtenido una primera victoria. Un juzgado de Madrid ha descartado cualquier irregularidad médica por el caso de las sedaciones. Según informaba El País el 25 de febrero, la actuación médica no sólo fue “correcta” sino que no haber aplicado la sedación podría haber sido incluso “inhumano”.

Pero también ha sido un año de omisión de sus reivindicaciones, de “exilio” para los trabajadores cesados y de aumento de la represión hacia ellos a través de expedientes, sanciones, cámaras de seguridad, locales cerrados o pasillos prohibidos.

Y es que, por lo que aquí se está combatiendo es muy serio para ambas partes. La derecha, fiel representante de los intereses de los empresarios, se juega el mercado de la salud, la compra-venta de la gestión de los enfermos terminales, el alquiler de las camas a los enfermos, la posibilidad de ahorrarse un dinero en los salarios de los trabajadores y unos cuantos derechos sindicales. Y nosotros, la gente de a pie, la clase obrera nos jugamos servicios de calidad, puestos estables de trabajo con condiciones dignas y, sobre todo, que nuestra salud no sea un negocio para nadie.

Por ahora el hospital se resiste a ser privatizado, que aunque no lo diga tal cual el señor Lamela, todos sabemos de qué se trata. Esta lucha hay que ganarla, porque es la lucha también de los trabajadores municipales y de los ciudadanos frente a las privatizaciones en el Ayuntamiento de Leganés, contra las míseras condiciones de los trabajadores de las contratas que suplantan los puestos fijos y dignos a los que se podía acceder en los concursos públicos. De los pésimos servicios que nos ofrecen las contratas o las subcontratas y de los accidentes laborales que vienen acompañados de la mano. Del dinero de las arcas municipales que pagamos a empresarios que despiden a representantes de los trabajadores, que pagan menos de 600 euros a personas que pagan hipotecas de 850.

Por eso, no es sólo la lucha de la sanidad pública frente a la privada, sino del bienestar social frente al mercado, de los ciudadanos frente a los usureros, de los trabajadores frente a los capitalistas, en definitiva del trabajo frente al capital.

En el propio problema se suele hallar la solución. Éste no es sólo un ataque al Hospital de Leganés, es contra la sanidad pública, contra los servicios públicos, contra los trabajadores; paremos pues este ataque desde todos los hospitales, centros de trabajo, comités de empresa, federaciones sindicales, ramas sindicales, asociaciones vecinales, unifiquemos la respuesta frente a un mismo ataque. Salgamos todos los trabajadores a la calle para gritar:

· No más dinero público a la sanidad privada.

· Aumento del presupuesto a la sanidad pública.

· Mejora de la condiciones laborales de los trabajadores.

· Fin de la represión: retirada de los expedientes y sanciones, restitución de los trabajadores cesados.

Desde estas líneas instamos a los sindicatos a la convocatoria de una huelga general general del sector

Yeray Arencibia

Leganés

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