SUFISA es una empresa subcontratada por la Universidad para prestar servicios de jardinería en el Campus de Viesques (Gijón). En plantilla cuenta con cinco trabajadores “cinco más uno, nos dicen ellos, si tenemos en cuenta al encargado, pero éste esSUFISA es una empresa subcontratada por la Universidad para prestar servicios de jardinería en el Campus de Viesques (Gijón). En plantilla cuenta con cinco trabajadores “cinco más uno, nos dicen ellos, si tenemos en cuenta al encargado, pero éste es más bien empresa”. Desde el día 13 de febrero, estos trabajadores están en huelga indefinida en protesta por el despido de uno de ellos y reclamando el cumplimiento del Convenio Colectivo. “Aquí convenio ha habido siempre, pero cumplir no se ha cumplido nunca…”. Los trabajadores tienen la categoría de auxiliar de jardinería, pese a que por los trabajos que realizan (uso de tractores y otra maquinaria) les corresponde la de jardineros. Tampoco cobran los pluses de peligrosidad ni penosidad, por no hablar de las dietas que les corresponderían, o la escasez de ropa adecuada que les suministra la empresa. Precisamente fue esta situación la que les llevó a organizarse para reclamar sus derechos. A raíz de esto, la empresa reacciona de forma brutal: insultos, descalificaciones y amenazas, intentos de dividir a la plantilla, aislamiento del trabajador que más se había destacado, etc…En definitiva, el protocolo habitual para instaurar un clima de terror entre la plantilla. Como nos comentaba el trabajador ahora despedido: “para cualquiera que tenga que llevar un jornal a casa cada mes, trabajar así es terrible, cada día vas a trabajar sin saber si al día siguiente te van a poner en la calle, así luego las bajas por depresión, etc.”; “una de las compañeras que más sufrió este acoso tuvo una crisis de ansiedad que incluso le produjo una parálisis parcial”; “tenemos todo documentado con partes médicos y demás”.

Tras las elecciones sindicales, la cosa se agravó aún más. La empresa se negaba a discutir ninguno de los problemas. Finalmente, tras más de cinco meses accedió a mantener una reunión, donde tuvo que reconocer sus incumplimientos, aunque no por ello ha cambiado su actitud. Por si fuera poco, a los dos días de la reunión despide a un trabajador, sin ningún motivo (ellos mismos reconocen el despido como improcedente) aunque de forma extraoficial comentan que le despiden porque “no pueden despedir a Gustavo, porque ahora es delegado sindical”. Una represalia en toda regla, al más puro estilo mafioso. El trabajador despedido es el que menos tiempo llevaba en la empresa, y por tanto, el que les salía más barato.

Con todo, lo más grave a nuestro parecer es que esta situación se de en una empresa que trabaja para un organismo público, como es la Universidad, sin que parezca importarle a nadie las condiciones de trabajo que padecen esos trabajadores. De momento, la Vicerrectora, Isabel Viña, se ha negado a reunirse con ellos, y el Gerente ha comentado “extraoficialmente” que “si contratamos a una empresa es precisamente para quitarnos el problema de encima nosotros”. Es vergonzoso que un organismo público se desentienda de esa manera y con tal cinismo de situaciones que, no sólo son injustas, sino que rayan lo delictivo. Tantas campañas sobre la tolerancia, el respeto, la seguridad laboral…tanta frase vacía sobre la educación y lo demás, para terminar dándole dinero público a una empresa que acosa y despide arbitrariamente a quienes reclaman sus derechos. Creemos que es fundamental exigir a la Universidad que presione a SUFISA y le obligue a solucionar el conflicto o de lo contrario, rescinda la contrata y ponga el servicio en manos de una empresa que respete los derechos laborales, subrogando, por supuesto, a la plantilla actual.

Mónica Iglesias

CCOO · Asturias

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