Los trabajadores y trabajadoras de VW-Navarra nos quedamos perplejos, cuando no indignados, por afirmaciones que se lanzan desde distintos ámbitos de la sociedad cuestionando el ejercicio de derechos democráticos básicos en defensa de nuestras condicLos trabajadores y trabajadoras de VW-Navarra nos quedamos perplejos, cuando no indignados, por afirmaciones que se lanzan desde distintos ámbitos de la sociedad cuestionando el ejercicio de derechos democráticos básicos en defensa de nuestras condiciones de vida y trabajo, porque con su ejercicio ponemos en peligro algún bien supremo que está por encima de las personas y del que, ignorantes de nosotros, somos desconocedores.

A quienes defienden semejante aberración moral y democrática queremos recordarles los esfuerzos y sacrificios realizados por los trabajadores y trabajadoras de VW-Navarra, en nombre precisamente, de esa misma responsabilidad a la que irresponsablemente ellos siguen apelando y arrastrando algunas veces a miles y compañeros y compañeras que depende de VW.

Así, a finales de 2002 se nos situó un problema de mercado, redujimos el salario en un 10% para evitar 600 despidos, y garantizarnos inversiones para una nueva planta de pinturas y el retorno a la normalidad salvada la crisis de mercado. ¿Dónde está el problema de mercado? Es la dirección de VW quien determina cuantos coches se hacen en un centro y cuantos en otro, es más, se han destruido más de 600 empleos en estos tres años además de habernos reducido el salario, la Plantilla ha cumplido y la dirección no.

La Plantilla de VW-Navarra ha visto como en 2004 llegó a desviar a Bratislava la producción de 12.000 coches para justificar un descuento en nuestros salarios anuales de 7,98%. Y ha visto como en esas ocasiones, nadie, ni Gobierno ni comentaristas, han alzado su voz contra esas prácticas de la empresa, no ya por las repercusiones en los trabajadores que parecen importarles poco, ni siquiera por las arcas forales que es por lo único que se quejan. Incluso el Sr. Sanz se contentó con sacarse una foto, de la mano de VW y tras un viaje que esta le pagó a Alemania, diciendo que traía 6.000 coches más para fabricar ese mismo año, coches que nunca llegaron y por los que tampoco pidió ninguna responsabilidad a la empresa.

Paralelamente, hemos visto como la empresa iba ofertando “despidos pactados” para hacer efectiva la reducción de plantilla, como iba externalizando unos trabajos y eliminando otros para generar nuevos excedentes de personal y justificar el cierre de días y los descuentos salariales; hemos visto como el pasado año amenazó y redujo la producción para que los paros en defensa del convenio no sirvieran a ese objetivo, vulnerando el derecho a la huelga y aumentando con todo ello el clima de inestabilidad, inseguridad y crispación entre la plantilla. También hemos oído el silencio de aquellos que ahora quieren echar sobre nosotros la responsabilidad de que no sabemos qué, haciendo el coro a la empresa, negándonos el derecho a la negociación y a la movilización en defensa de unas mínimas condiciones de vida y, ahora también, de nuestra dignidad de obreros que se nos quiere arrebatar negándonos el ejercicio de esos mismos derechos básicos.

Porque a nadie, ni a políticos ni a algunos comentaristas, parece importarles que los trabajadores de VW, el 26 de enero, decidimos acercarnos de forma importante a una buena parte de pretensiones de la empresa, sin ninguna contrapartida, pudiendo ampliar nuestra jornada laboral hasta los 218 días de los 213 actuales , y aceptando que en 2005 la subida salarial fuera de un 1,3%, incluyendo una “nueva paga”, muy por debajo de la inflación anual, pagando con nuestros incrementos salariales 4 días de reducción de jornada; junto a ello mostramos nuestra disposición a acordar medidas para regular la nueva flexibilidad de jornada, así como para reducir la deuda de días que interesadamente ha generado la empresa para tratar de doblegarnos en esta negociación.

Pero la dirección no se conforma, y exige un paquete de medidas que suponen la desregulación de nuestras condiciones laborales, medidas que serán lógicas para quien no tenga que sufrirlas y para quien se empecine en negar la mayor, pero que son razones suficientes para que los trabajadores y trabajadoreas de VW-Navarra digamos ¡Basta!

Además, sigue intentando que las medidas de ahorro recaigan exclusivamente sobre nuestros salarios, reduciendo y congelando pluses y recortando su cobro en otras situaciones con exigencias que nada tienen que ver con lo establecido legalmente, salvo que se acuerde en convenio; recorta el ejercicio de otros derechos ligándolo al absentismo, etc.

Y para conseguir todo ello amenaza y niega el derecho a la negociación colectiva y a la movilización. Porque amenazar con fabricar el Polo en otros lugares, aún a costa de incrementar los costes de fabricación, supones despreciar y vulnerar los derechos más elementales de los trabajadores. Y los costes de fabricación aumentan produciendo en Sudáfrica para vender en Europa; y se encarecen enormemente si se trasladan carrocerías de una planta a otra para pintarlas y montarlas, además de poner en serio riesgo los niveles de calidad de la que quieren presumir.

En este contexto, es incomprensible que en lugar de traer producciones a una planta que tiene infrautilizada su capacidad ( estamos trabajando actualmente al 60% de nuestra capacidad) y no tiene coste, la dirección de VW-Navarra permite, incluso impulsa a que se trasladen producciones a otras plantas donde están saturados de producción y tienen que trabajar sábados y festivos e incluso contratar personal para hacer estas producciones, la dirección de VW-Navarra no defiende los intereses de Landaben, defiende otras cosas. Y el Gobierno de Navarra, ¿qué compromisos de empleo y de futuro ha adquirido con las ayudas a la inversión de la nueva planta de pintura? ¿Dónde está su responsabilidad?

Y mal que les pese a algunos y a informaciones interesadas de la propia empresa aparecidas en los últimos días, como parte de su campaña mediática contra los trabajadores y trabajadoras de VW-Navarra, en el sentido de estar a la cola de un ranking de empresas del Grupo ( cuando los años 2002, 2003 y 2004 fuimos los primeros en ese mismo ranking), queremos aportar algunos datos que ni la propia Multinacional ha desmentido y que demuestran la rentabilidad y productividad de la planta de Landaben y que debería ser lo que se tendría que valorar a la hora de la adjudicación de trabajo. Estos datos son:

- El tiempo de fabricación de un Polo es inferior a 18 horas, muy por debajo de la media del sector y mucho más que la del propio Grupo VW. Sirva para hacerse una idea que el tiempo, reconocido públicamente, de la fabricación del Golf es de casi 30 horas más.

- Los niveles de calidad, a pesar del deterioro del clima laboral, siguen siendo de los más elevados de Europa, a nivel del sector.

- Los costes salariales se han reducido en VW-Navarra en un 13% en los tres últimos años.

- Los trabajadores hemos acumulado una deuda de 36 días, días que posibilitan reducir más de 40.000 coches sin coste añadido.

Podríamos seguir enumerando más razones para rechazar la propuesta de convenio de la empresa, sin que ello supusiera poner en riesgo nada. Nos vale con lo aquí expuesto y con que haya un sector, hoy mayor que ayer, de la población Navarra que las entienda y que esté dispuesta a reconocernos el derecho a defenderlas con la negociación y la movilización, empezando por sus representantes en las instituciones.

Pamplona, a 11 de abril de 2006

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