“Movistar, buenas tardes, mi nombre es Clara Jiménez, ¿en qué puedo ayudarle?”. Tal vez muchos de vosotros desconozcáis toda la precariedad que se oculta tras una frase tan habitual como ésta, a la que todos los clientes de Movistar-Telefónica en par“Movistar, buenas tardes, mi nombre es Clara Jiménez, ¿en qué puedo ayudarle?”. Tal vez muchos de vosotros desconozcáis toda la precariedad que se oculta tras una frase tan habitual como ésta, a la que todos los clientes de Movistar-Telefónica en particular, y del resto de operadores de telefonía móvil en general, nos hemos acostumbrado cada vez que hemos tenido que recurrir al servicio de atención al cliente de nuestros operadores de telefonía móvil.

Este sector es un granero de precariedad que permite inflar las estadísticas oficiales para indicar que los jóvenes sí podemos acceder al mercado laboral, y que las mujeres no se encuentran discriminadas. La realidad es bien distinta. En un centro de teleoperación prototipo como en el que yo trabajo, en torno al 75% de la plantilla está formada por mujeres, a las que el mercado laboral actual no es capaz de ofrecerles ninguna otra alternativa para su desarrollo profesional. Lo que tampoco aparece en estas estadísticas son las condiciones reales de trabajo que se dan en todo este subsector, que se caracteriza por unos sueldos miserables (6,20 €/hora, más o menos), la imposibilidad efectiva de alcanzar un contrato indefinido, los ritmos frenéticos de trabajo, la insuficiente formación, la exigencia de elevados ratios de calidad, y la precariedad absoluta de los medios, infraestructuras, (sistemas informáticos inestables, call-masters obsoletos y rotos, sillas incómodas), etc. Por no hablar de la repetida falta de cumplimiento de los compromisos alcanzados entre el comité de empresa y la dirección, el impago de los incentivos merecidos por la consecución de los objetivos de calidad-tiempo y la continua incertidumbre relacionada con la falta de estabilidad del trabajador en el desempeño de su tarea, (pues tan pronto pasas de llamar a los clientes, a recibir llamadas, o a trabajar en el programa de puntos, a atender a clientes VIP, o te largan de virtual).

Por tanto, el 31 de mayo vamos a la huelga. Huelga que el sindicato recoge en su hoja informativa que es un derecho, ya que la mayoría de los/as trabajadores/as desconoce esta información. Pues, por supuesto, está el miedo a que nos despidan o nos presionen mucho más, que será peor.

En mi currículo pone que tengo una licenciatura y una diplomatura universitaria, tengo nivel medio-alto de inglés, con la correspondiente inversión de unos 700 euros en cursos de formación, etc., como cualquier otra persona de mi edad, y me encuentro mendigando trabajos basura. En Carrefour no me contratan porque tengo demasiados estudios y en trabajos relacionados con mi carrera no hay demanda... Y estoy deseando que me exploten en El Corte Inglés para dejar de trabajar en esta subcontrata de Movistar. Esta es la realidad.

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